LXXXVIII

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Vivir enamorado es, sin duda, una de las experiencias más intensas y gratificantes. Cuando ese amor es correspondido, se convierte en algo mágico: cada mirada, cada sonrisa y cada gesto se sienten como pequeños recordatorios de que has encontrado a alguien que ve el mundo a través de los mismos ojos que tú. Todo parece más brillante, las dificultades se sienten más ligeras y el futuro más prometedor. Es un sentimiento que llena cada rincón del alma, haciendo que cada día sea especial simplemente por compartirlo con esa persona.

Y hay veces que el amor da miedo. Para Louis, ese temor lo había acompañado toda su vida. No era el miedo a amar, sino a estar enamorado de alguien que no lo correspondiera, un sentimiento que, por su condición de omega, parecía aún más complicado. Crecer con esos pensamientos lo había hecho cauteloso, siempre cuestionando si su corazón sería capaz de soportar una desilusión tan profunda.

Pero ahora, allí estaban, en el presente. Ese miedo que una vez lo consumió parecía lejano, porque Harry, su alfa, lo amaba de una forma que Louis nunca había imaginado. El amor entre ellos era palpable, real, y todas esas dudas y miedos del pasado se desvanecían lentamente cada vez que Harry lo miraba con adoración.

Y todo iba bien. Podían expresar su amor con libertad, sin presiones ni expectativas, disfrutando cada momento juntos. Fue una época de paz para ambos, en la que el mundo exterior parecía haber quedado en pausa, dándoles el espacio necesario para fortalecer su vínculo. Durante casi dos meses, vivieron en una burbuja de tranquilidad, sumergidos en el cariño y la complicidad que habían construido.

Hasta que Harry recibió esa llamada.

El tono grave de su voz al contestar fue suficiente para que Louis supiera que algo estaba por cambiar. La expresión de Harry se endureció, y esa calma que habían saboreado comenzó a desvanecerse, como una tormenta que se avecina en el horizonte. Louis lo observaba en silencio, sus dedos jugueteando nerviosos, mientras una sensación de inquietud se instalaba en el aire.

La llamada era de su agente. El tono urgente en su voz indicaba que las cosas no estaban bien.

—Harry, tenemos un problema— comenzó sin rodeos, y Harry supo de inmediato que no serían buenas noticias. —Don't Worry Darling... la película no está yendo bien. Entre los rumores, el supuesto rompimiento con Olivia y toda la polémica que salió antes, se ha convertido en un completo desastre. Los números son un fracaso total.

Harry frunció el ceño, su mano temblando ligeramente mientras apretaba el teléfono contra su oreja. Louis, a su lado, lo observaba con una mezcla de preocupación y curiosidad. No podía escuchar lo que decían, pero el ambiente cambió drásticamente en cuestión de segundos.

—Tienes que hacer algo al respecto— insistió el agente, su voz apremiante. —La primera opción... es que vuelvas con Olivia. Si al menos el público cree que siguen juntos, podríamos salvar algo de este desastre.

Harry se quedó en silencio, su mente trabajando a toda velocidad mientras procesaba la información. Louis lo miraba, sin entender del todo, pero ya sintiendo el peso de lo que fuera que le habían dicho.

El silencio que se instaló entre ellos fue espeso, cargado de una tensión invisible. Harry apartó el teléfono de su oído lentamente, sin responder aún. Louis, que había estado observando cada una de sus reacciones, no pudo evitar preguntarse qué era lo que le habían dicho para que se quedara tan paralizado.

—¿Qué pasa, Hazz? —susurró, tocándole el brazo suavemente, intentando traerlo de vuelta al presente.

Harry levantó la mirada hacia él, como si hubiera olvidado que estaba allí por un segundo. Sus ojos reflejaban la lucha interna que se estaba desarrollando en su mente.

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora