CX

81 9 0
                                    

Oliver era el niño más hermoso que Harry había visto en su vida, y no podía dejar de sentirse tan orgulloso y feliz. Cada vez que miraba al pequeño, su corazón se llenaba de un amor indescriptible.

Ahora estaban allí, en su hogar, un lugar que antes había sido solo un espacio compartido entre ellos, pero que ahora resonaba con la calidez de su nueva familia. Louis estaba sentado en el sillón, con el pequeño cachorro en su pecho, amamantándolo mientras tarareaba una canción. Era una melodía suave y envolvente, que parecía fluir naturalmente de sus labios.

Harry observaba desde la distancia, maravillado. La canción que Louis entonaba era una que había escuchado meses atrás, una que él mismo había escrito en un momento de inspiración. No recordaba haberle mencionado la letra a Louis, pero la forma en que la cantaba ahora, con su voz suave y melódica, le daba una nueva vida. Era como si esa canción hubiera sido creada no solo para él, sino también para su hijo, un regalo de amor que trascendía el tiempo.

El ambiente estaba lleno de ternura, con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas, iluminando la habitación con un brillo cálido. Louis sonreía mientras miraba a Oliver, sus ojos reflejando una felicidad pura. Harry sintió un nudo en la garganta al ver esa conexión entre ellos, un lazo que era tan hermoso como inquebrantable.

-¿Te gusta, pequeño? -preguntó Louis, mirando al bebé con adoración mientras este succionaba tranquilamente. La respuesta del cachorro fue un pequeño ruido de satisfacción, lo que hizo que Harry sonriera aún más.

-Lo hace más que nunca, amor -respondió Harry, acercándose para unirse a ellos en el sillón. Se sentó junto a Louis, tomando la mano de su pareja y entrelazando sus dedos. -Eres una madre increíble.

Louis sonrió, un brillo de orgullo iluminando su rostro. -Gracias, pero creo que es fácil cuando tengo a mi lado a un gran alfa como tú.

Harry sintió una oleada de emoción, y con un movimiento suave, acarició la pequeña cabeza de Oliver. La melodía seguía fluyendo en el aire, una banda sonora perfecta para el nuevo capítulo de sus vidas. En ese momento, rodeados por el amor y la música, Harry supo que todo estaba bien. Tenían su hogar, su familia y su música, y no podía desear nada más.

-Ve con papá, necesito ir al baño -dijo Louis, pasándole a Oliver con una sonrisa tierna, pero algo apurada.

Harry recibió al pequeño en sus brazos, sintiendo cómo su diminuto cuerpo se acomodaba perfectamente contra su pecho. Aún era increíble para él pensar que era padre, que ahora tenía a Oliver, un pequeño ser que era parte de él y de Louis.

-Hola, mi lobito-susurró Harry, mirándolo con adoración mientras el bebé parpadeaba, sus ojos aún llenos de esa inocente curiosidad. -¿Listo para pasar un rato con papá?

Louis sonrió, sintiendo un alivio al saber que su pareja se estaba haciendo cargo del bebé. Se levantó rápidamente del sillón, agradeciendo que había podido amamantar a Oliver antes de hacer una pausa para atender su necesidad.

-Voy a ser rápido -le dijo a Harry antes de desaparecer por el pasillo.

Harry miró a Oliver, quien lo miraba con esos ojos grandes y brillantes, una pequeña sonrisa en su rostro. Sin poder resistir la ternura que sentía, lo meció suavemente en sus brazos, hablando con él como si pudiera entender cada palabra.

-¿Sabes? Eres un niño muy afortunado -dijo Harry con una sonrisa-. Tienes a la mejor mamá del mundo. Y a mí, que seré el mejor papá que puedas tener.

Oliver soltó un pequeño ruido, como si estuviera respondiendo. Harry se rió, su corazón llenándose de alegría. En ese momento, todo parecía perfecto.

-Y prometo cuidarte y protegerte siempre, Lobito -continuó Harry, acariciando suavemente la cabeza de Oliver-. Eres nuestro tesoro, y siempre haré lo posible para que seas feliz.

No pasó mucho tiempo antes de que Louis regresara, encontrándose a Harry cantándole a su hijo. La melodía suave que Harry había estado tarareando antes, la misma que había llenado el aire con dulzura, ahora brotaba de sus labios con una calma y ternura que resonaban en el ambiente.

-Sweet creature, sweet creature. Wherever I go... You bring me home -cantó Harry en un susurro, sus ojos fijos en Oliver mientras la melodía se deslizaba suavemente por la habitación.

Louis se detuvo en el umbral de la puerta, sintiendo cómo su corazón se llenaba de emoción. La canción, aunque improvisada, capturaba todo lo que sentía por Oliver y por él. Era una melodía que había escuchado tararear a Harry en momentos de intimidad, y ahora, ver cómo la transformaba en un canto de amor para su hijo lo conmovía profundamente.

Y ahora estaba llorando; sí, había extrañado escuchar a Harry cantar. Lo había extrañado y ni se había dado cuenta hasta ese momento.

Harry volteó al sentir la presencia de Louis. -Hey, omega, ¿por qué lloras?- preguntó, su tono suave y preocupado.

El castaño negó con la cabeza, caminando hacia su familia y sentándose a su lado. Sin pensarlo, lo besó con lágrimas y todo, fusionando su amor y su emoción en ese gesto.

-Vuelve a cantar -susurró Louis, su voz temblorosa, pero llena de anhelo.

-¿Qué?-

-Vuelve a ser Harry Styles, vuelve a ese hombre del cual me enamoré. Dile al mundo que has cambiado, que ahora eres padre. Haz tu propia discográfica, canta, crea música... no puedo permitir que dejes de cantar.

Harry sintió una oleada de emociones atravesarlo. Las palabras de Louis resonaban en su corazón, recordándole todo lo que había dejado de lado mientras se concentraba en ser el mejor compañero y padre posible. La música siempre había sido una parte fundamental de su vida, y el simple hecho de que Louis le recordara eso le devolvía la chispa.

-omega... -dijo Harry, sintiéndose revitalizado-. Quiero que Oliver crezca rodeado de música, de amor. Quiero que sepa que su papá siempre estará allí, creando y compartiendo.

Louis sonrió, viendo cómo la luz volvía a brillar en los ojos de Harry. -Sí, así es. Eres un artista, Harry. No dejes que el miedo te detenga. Siempre estaré a tu lado, apoyándote.

Harry abrazó a Oliver, sintiendo su pequeño cuerpo contra el suyo, y miró a Louis con una determinación renovada. -Voy a hacer esto por nosotros, por nuestra familia. Empezaré a escribir de nuevo. Cada nota, cada palabra, será para ustedes.

Mientras el sonido de su voz llenaba el espacio, Louis se sintió lleno de esperanza. La canción que Harry comenzaba a entonar, una que había estado guardando, sería el primer paso hacia un nuevo capítulo en sus vidas. Un capítulo donde el amor y la música se entrelazaban de maneras que nunca había imaginado.

-Y siempre estaré aquí para escucharte -dijo Louis, con lágrimas de alegría aún en sus ojos-. Siempre.

1147 palabras

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora