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Lo habían vuelto a hacer, pero esta vez fue diferente. Más pasional, más intenso, como si sus cuerpos estuvieran destinados a entrelazarse de esa manera. Cada roce de piel, cada susurro entrecortado era una entrega total. Louis sentía a Harry dentro de él, no solo físicamente, sino emocionalmente, como si sus almas se fundieran en un solo ser.

Los lobos dentro de ambos rugían con fuerza, clamando por más, queriendo marcar territorio y dejar claro que se pertenecían mutuamente. Los cuerpos se movían al unísono, como si estuvieran en perfecta sincronía, mientras Harry hundía su rostro en el cuello de Louis, inhalando profundamente su aroma único. Esa mezcla tan característica de Louis que siempre lograba tranquilizarlo y encenderlo al mismo tiempo.

Los gemidos de Louis eran bajos, guturales, mientras sentía a Harry moverse con precisión y devoción, como si no pudiera tener suficiente de él. El sudor perlaba sus cuerpos, y el aire entre ellos estaba cargado de deseo y algo más profundo, algo que iba más allá del simple contacto.

En un momento, Harry dejó de moverse y miró a Louis directamente a los ojos. Ambos respiraban con dificultad, sus pechos subiendo y bajando con fuerza.

—¿Estás listo?— preguntó Harry, su voz ronca, casi quebrada por la intensidad del momento.

Louis asintió sin palabras, ya no confiaba en su voz. Quería esto, lo necesitaba tanto como el aire. Sentía el calor de Harry en su piel y la cercanía de sus almas. Era el momento.

Harry bajó la cabeza nuevamente hacia el cuello expuesto de Louis. Con una mezcla de adoración y urgencia, rozó con sus labios la piel sensible de su omega, besando la zona que pronto reclamaría como suya para siempre.

—Te amo, omega— murmuró antes de dejar que su instinto alfa tomara el control. Su lengua pasó suavemente por la piel del cuello de Louis, y con un último suspiro, abrió la boca y hundió sus colmillos con cuidado, pero con firmeza, en la piel de Louis.

Louis jadeó, sus ojos se cerraron al instante, mientras un oleaje de sensaciones lo inundaba. El dolor fue breve, casi inexistente, y fue rápidamente sustituido por una ola de placer indescriptible que recorrió todo su cuerpo. Sentía como si la mordida lo conectara directamente con Harry, como si sus almas quedaran permanentemente entrelazadas. Su lobo interior rugió con aprobación, reconociendo la marca de su alfa.

Harry mantuvo sus colmillos hundidos en la piel de Louis un momento más, saboreando la esencia de su omega, antes de retirar su mordida suavemente. La marca quedó visible, brillante y llena de significado, un símbolo de lo que compartían y de lo que estaban destinados a construir juntos.

Harry, aún respirando con dificultad, lamió la herida con ternura, sellando la marca, asegurándose de que quedara perfecta.

—Ahora eres mío— susurró con un tono posesivo y amoroso, besando suavemente el lugar donde lo había marcado.

Louis abrió los ojos, una lágrima rodando por su mejilla, pero esta vez no era de dolor ni de tristeza. Era de puro amor y plenitud.

—Siempre lo fui, Harry— respondió Louis, con una sonrisa que iluminó su rostro.

El alfa sonrió con satisfacción mientras salía lentamente de Louis, sus cuerpos aún entrelazados por el calor y la intimidad del momento. Sin decir una palabra, se inclinó sobre el cuello de Louis, donde había dejado su marca, y comenzó a lamer suavemente la herida, besándola con ternura entre cada caricia de su lengua. Quería asegurarse de que la marca sanara rápido, que quedara perfecta, una señal de su conexión irrompible.

El toque de Harry era delicado, casi reverente, y mientras sus labios se deslizaban sobre la piel de Louis, no podía evitar pensar en cómo esa marca estaría casi sanada para la mañana. "Mañana estará perfecta", pensó para sí, satisfecho con su trabajo. Sabía que Louis llevaría esa marca con orgullo, como un símbolo de todo lo que habían superado juntos.

—Mañana estará bien— murmuró Harry contra su piel, dejando un último beso en el punto exacto donde había mordido.

Louis cerró los ojos, disfrutando del momento, del cuidado de su alfa. Sentía la calidez de Harry cubriéndolo, la seguridad de su presencia, y aunque la marca aún dolía ligeramente, no podía sentirse más completo.

—¿Cómo te sientes?— preguntó Harry suavemente, apartándose un poco para mirarlo a los ojos, con una sonrisa satisfecha y una chispa de ternura que no podía ocultar.

Louis lo miró con una sonrisa suave, todavía recuperándose de la intensidad de todo lo que había sucedido.

—Me siento... completo— susurró, sus manos acariciando el cabello rizado de Harry.

Harry se acurrucó a su lado, apoyando la cabeza contra el vientre abultado de Louis, mientras seguía acariciando su piel marcada con delicadeza, como si quisiera asegurarse de que siempre estuvieran conectados.

—Ahora, lobito, tu mamá y yo somos uno solo— susurró Harry con una sonrisa, apoyando suavemente su mejilla contra el vientre abultado de Louis, mientras sus manos se deslizaban cariñosamente por la piel tensa.

Louis, exhausto pero sereno, se estremeció ante el contacto, una sensación cálida que lo recorría por completo. Harry podía sentir la ligera presión del cachorro moviéndose, las pataditas ocasionales que parecía responder a su voz. Cerró los ojos, permitiendo que la conexión lo inundara, como si en ese instante todo estuviera en perfecta armonía.

—Puedo sentirte, lobito— continuó Harry, su voz suave y cargada de emoción. —Estás ahí, tan cerca... Pronto, muy pronto, te tendré en mis brazos.

Louis dejó escapar una risa baja, entre tierna y agotada, mientras su mano acariciaba el cabello desordenado de Harry.

—¿Te imaginas cómo será cuando lo tengamos?— murmuró Louis, su mirada suave y llena de amor. —Lo veremos crecer, y tú serás el mejor papá del mundo.

Harry levantó la cabeza, sus ojos verdes brillando con un amor profundo. Se inclinó para besar el vientre de Louis nuevamente, con una ternura infinita.

—Y tú serás la mejor mamá— dijo, con un toque de orgullo en su voz. —Nuestro lobito va a saber desde el primer día cuánto lo amamos.

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Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora