CXXI

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No entendía por qué estaba tan nervioso. Era casi un hecho que Louis diría que sí. Después de todo, vivían juntos, compartían la crianza de un hijo, su vínculo como alfa y omega los hacía inseparables. Eran destinados, se pertenecían en cuerpo y alma.

Pero a pesar de esa certeza, algo lo tenía intranquilo. Tal vez era la velocidad con la que todo había sucedido. En menos de tres años, su vida había dado un giro completo, entregándole todo lo que alguna vez pensó que no era posible. Un hijo, una familia, un amor tan profundo que lo consumía, lo hacía sentir más vulnerable de lo que nunca había estado.

-Todo pasó tan rápido...- murmuró para sí mismo, besando la cabeza de Oliver mientras el niño jugueteaba con un mechón de su cabello rizado.

Harry respiró hondo, tratando de calmar el torbellino en su pecho. Sabía que lo correcto era formalizar lo que ya sentían, lo que ya eran. Pero, a veces, la magnitud de ese amor lo dejaba sin aire, como si se estuviera enfrentando a algo demasiado grande para comprenderlo.

-Pero ya no hay vuelta atrás, ¿verdad, lobito?- dijo con una sonrisa, mirando a Oliver, quien le devolvió una sonrisa sin entender el significado de las palabras.

Con un suspiro profundo, Harry ajustó a Oliver en sus brazos mientras observaba el ambiente alrededor. Su pequeño se acurrucaba contra su pecho, ajeno a la emoción que su padre sentía. Mientras las conversaciones continuaban y las risas llenaban el aire, Harry supo que el momento se acercaba.

El brindis era inminente, y tenía que estar listo. Con cuidado, se acercó a la mesa donde estaban dispuestas las bebidas, siempre asegurándose de sostener bien a Oliver. El niño, con sus grandes ojos verdes, miraba a su alrededor, curioso pero tranquilo en los brazos de su padre. Harry tomó una copa con una mano, mientras sostenía a su hijo con la otra, y la levantó ligeramente, viendo cómo el líquido dorado brillaba bajo la luz suave de la sala.

El peso del anillo en su bolsillo le recordó lo que estaba a punto de hacer. No era solo un brindis, era el preludio de una promesa mayor. Mientras sostenía la copa, su mirada volvió a buscar a Louis, que seguía hablando con Zayn, pero aun así, el omega le devolvió una mirada rápida, como si supiera que algo importante estaba por suceder.

Harry sonrió para sí mismo, sintiendo cómo el nerviosismo se mezclaba con la emoción. Oliver se movió un poco en sus brazos, y Harry besó suavemente la cabeza de su hijo antes de girarse hacia el grupo, preparándose para lo que vendría a continuación.

-Hola a todos -murmuró Harry con voz firme pero llena de emoción, llamando la atención del grupo mientras levantaba su copa. Los murmullos y risas se detuvieron poco a poco, y uno a uno, todos comenzaron a hacer lo mismo, alzando sus copas en respuesta a su gesto.

-Muchas gracias por venir hoy a esta reunión, significa mucho para mí -continuó, su mirada recorriendo los rostros de amigos y familiares cercanos. Oliver seguía en sus brazos, ajeno al discurso, pero su pequeña presencia hacía todo el momento más especial.

-Este año ha sido... increíble, inesperado, y lleno de tantas emociones -Harry hizo una pausa, viendo cómo todos los presentes lo escuchaban atentamente, mientras el cálido resplandor de las luces se reflejaba en sus copas-. Hemos pasado por mucho, pero también hemos logrado mucho.

Se giró levemente hacia Louis, quien lo miraba con una sonrisa suave, sabiendo que algo más estaba por venir.

-Y no podría haberlo hecho sin el apoyo de todos ustedes -añadió, sintiendo su corazón acelerarse, dejando la copa en una mesa cercana-, pero especialmente sin el apoyo de mi omega, quien ha estado a mi lado en cada paso.

El ambiente se volvió más expectante, los ojos de todos centrándose en Harry mientras su mano libre buscaba con cuidado el anillo en su bolsillo.

-Y para no hacer todo sobre mí... -dijo Harry, sonriendo de lado mientras sus dedos jugaban nerviosamente con la pequeña cajita en su bolsillo-, quiero aprovechar este momento para hacer algo muy especial.

Las miradas curiosas comenzaron a intercambiarse entre los presentes, mientras Harry respiraba hondo, con Oliver todavía acurrucado en su pecho. Dio un paso más cerca de Louis, quien lo miraba con ojos brillantes, aunque claramente sorprendido.

-Sabes que te amo más que a nada en este mundo, y lo que hemos construido juntos es... increíble. No podría pedir una vida más perfecta, pero hay algo que quiero preguntarte. -Dicho esto, Harry sacó la cajita del bolsillo y se arrodilló lentamente frente a Louis, causando un leve jadeo de sorpresa entre los invitados.

-¿Te casarías conmigo, omega? -preguntó, abriendo la cajita para revelar el hermoso anillo de esmeralda que había elegido, brillante bajo las luces. Oliver, ajeno a todo, balbuceó un poco, moviendo sus pequeños brazos, mientras Harry miraba expectante al amor de su vida, esperando la respuesta que ya intuía en su corazón.

Louis se quedó paralizado por unos segundos, sintiendo una avalancha de emociones que lo abrumaba por completo. No sabía si reír, llorar, o si su cuerpo lo traicionaría haciéndolo vomitar o desmayarse en ese mismo instante. Todo era tan surrealista, como si estuviera dentro de un sueño del que no quería despertar.

-¿Es... es real? -murmuró con la voz temblorosa, llevando una mano a su boca, los ojos llenos de lágrimas y emoción.

Harry, aún arrodillado frente a él, sonrió ampliamente, con esa calidez que siempre lo hacía sentir seguro.

-Es real, omega -susurró Harry, suavemente-. Todo esto lo es.

Louis miró el anillo, luego a Harry, y finalmente a Oliver en los brazos de su alfa. Su corazón latía con fuerza, y la respuesta no podía ser otra. Soltó una risa nerviosa antes de asentir rápidamente, las lágrimas comenzando a rodar por sus mejillas.

-Sí, sí, por supuesto que sí -respondió al fin, casi sin aliento, mientras se inclinaba para besar a Harry.

Los aplausos y gritos de júbilo estallaron a su alrededor, pero en ese momento, solo existían ellos tres: Louis, Harry y su pequeño Oliver, en la promesa de una vida juntos.

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Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora