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No querían moverse, no deseaban romper ese momento ni ese vínculo que habían forjado con tanto cuidado; pero debían hacerlo. Ya habían intentado estirar el tiempo, alargar esos segundos que parecían desvanecerse en el aire, pero las responsabilidades seguían presentes, insistentemente llamando su atención.

Harry acariciaba suavemente la espalda baja de Louis, dejando que sus dedos subieran con una paciencia infinita hacia su brazo, como si nada más existiera en el mundo. Cada toque era delicado, casi reverente, mientras su mirada permanecía fija en el cuerpo relajado de Louis. El omega dormía plácidamente, con la cabeza enterrada en las almohadas, su respiración tranquila y pausada, ajeno a todo lo que no fuera el calor y la seguridad del alfa a su lado.

El silencio de la habitación era casi absoluto, roto solo por la respiración acompasada de Louis y el susurro suave de Harry. No querían abandonar ese refugio, pero sabían que eventualmente tendrían que hacerlo.

Harry sonrió contra la piel de Louis, sus labios recorriendo cada rincón de su cuerpo, desde los hombros hasta la nuca, dejando un rastro de besos suaves que provocaban escalofríos en el omega. Sus manos acariciaban la espalda de Louis, sintiendo cómo su piel se estremecía bajo su toque, mientras sus labios subían lentamente hasta llegar a su oído.

—Amor... debo ir al ensayo —murmuró Harry, con voz ronca y entrecortada, su aliento cálido provocando un suspiro en Louis.

Louis, enredando sus piernas con las del alfa, lo sujetó más fuerte, como si quisiera evitar que se levantara.

—Un minuto más —pidió, su voz suave y perezosa mientras su cuerpo se acomodaba más contra el de Harry, buscando más contacto.

Harry dejó escapar una risa suave, besando la curva de su cuello. —Sabes que no puedo, omega... —intentó protestar, pero Louis lo interrumpió.

—Estamos calentitos aquí... —murmuró Louis, con un tono casi suplicante, rozando su nariz contra la mandíbula de Harry—. Quédate.

Harry cerró los ojos, disfrutando del calor compartido, del aroma que lo envolvía por completo. Era tentador, demasiado tentador.

Harry se detuvo, sus labios apenas rozando la piel de Louis mientras hablaba, su voz ronca y cargada de emoción.

—Omega...— murmuró, casi como un susurro que resonaba en el cuarto.

—Alfa...— respondió Louis, su respiración acelerada mientras sus manos recorrían los brazos de Harry, aferrándose a su piel, como si no quisiera dejarlo ir.

Harry dejó escapar un suspiro entrecortado, sus ojos cargados de deseo y algo más profundo, pero entonces se detuvo, apoyando su frente en la de Louis.

—No es que no lo quiera... lo deseo más que nada, pero tengo obligaciones, amor— dijo con voz suave, acariciando la mejilla de Louis con ternura, su tono lleno de disculpa. —Acompáñame, ven conmigo al ensayo de nuevo, tómame fotos...— Harry sonrió levemente, intentando calmar el fuego que ardía entre ellos.

Louis exhaló profundamente, frustrado pero también comprendiendo las responsabilidades de su alfa. Asintió, aunque su cuerpo seguía vibrando de necesidad. Estar tan cerca, sentir el calor de Harry, su aroma embriagador, hacía que cada fibra de su ser pidiera más. Pero sabía que había tiempo, que tendrían su momento.

—Está bien— susurró, su voz apenas audible mientras sus labios rozaban los de Harry en un beso suave, casi como una promesa. —Pero esta noche... esta noche eres mío— agregó con una sonrisa traviesa, sus ojos reflejando un deseo insaciable que quedaría en pausa solo por ahora.

Harry rió suavemente, su pecho vibrando contra el de Louis, y asintió, sabiendo que esa promesa se cumpliría muy pronto.

—Lo que desees, omega — murmura Harry con una sonrisa suave mientras acaricia el rostro de Louis con ternura antes de inclinarse para darle un último beso, profundo y lleno de promesas.

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora