LXXXIX

161 18 6
                                    

La resistencia de Harry había durado apenas dos semanas, y ahora Louis estaba allí, observando cómo su alfa, su Harry, era besado por la mismísima Olivia Wilde frente a las cámaras, como si todo lo que habían construido en esos meses no significara nada.

El nudo en su garganta era tan fuerte que apenas podía respirar. Sus ojos se llenaron de lágrimas y, sin poder evitarlo, comenzaron a caer incesantemente, empapando todo a su paso. El dolor era insoportable, como si alguien estuviera arrancando su corazón de su pecho. Cada lágrima que caía era una mezcla de rabia, impotencia y una tristeza profunda que lo consumía desde adentro.

Intentó apartar la mirada, pero sus ojos parecían incapaces de despegarse de la escena. Harry, su Harry, estaba allí, enredado en los brazos de alguien más, alguien que no lo conocía como él, alguien que no sabía lo que significaba ser verdaderamente amado por ese hombre.

Louis había aceptado que esto era parte del plan, parte de la estrategia para salvar la carrera de Harry, pero eso no hacía que doliera menos. No cuando lo veía así, tan cercano, tan entregado a otra persona, aunque solo fuera por el espectáculo. Todo le resultaba surrealista, como una pesadilla de la que no podía despertar.

—¿Cómo llegamos a esto? —se preguntaba mientras sus lágrimas seguían cayendo, sus hombros sacudiéndose con cada sollozo contenido.

Cada segundo que pasaba frente a esa escena se sentía como una eternidad. Louis intentaba recordarse a sí mismo que esto no era real, que Harry lo había elegido a él, que lo que veía era una actuación, una fachada, una mentira para el público. Pero el dolor seguía siendo real, tan real que sentía que su alma se estaba rompiendo en mil pedazos.

Pero es que Harry le había prometido. Le había jurado, con la misma voz suave y cariñosa que lo hacía sentir tan seguro, que no iba a hacer nada con ella. Que todo sería una estrategia controlada, una actuación. Le prometió que no la tocaría, que no permitiría que se acercara más de lo estrictamente necesario para las cámaras. Que no habría besos, ni caricias, ni nada que pudiera hacerlo dudar de su amor.

Y ahora, allí estaba. Rompiendo esa promesa frente a sus ojos.

Louis apretó los puños, sintiendo cómo la traición le atravesaba el pecho como un puñal. Le dolía más de lo que jamás había imaginado. No podía entender cómo había llegado a este punto, cómo la confianza que había puesto en Harry, la esperanza de que todo saldría bien, se había desmoronado tan rápido.

El beso no fue largo, pero fue suficiente para destrozarlo. Ver los labios de Harry en los de Olivia, la forma en que su cuerpo respondía al guion, lo hacía sentir insignificante, como si todo lo que habían compartido hubiera sido tirado al viento por un capricho de la industria.

Los ecos de la promesa de Harry resonaban en su mente, y cada vez que lo hacían, el dolor se intensificaba. Harry le había prometido que no la besaría, que no permitiría que ella invadiera lo que ellos tenían.

—¿Cómo pudo romper esa promesa?—pensaba Louis, mientras el mundo a su alrededor parecía desmoronarse junto con él.

Las lágrimas ya no podían detenerse. Louis sintió su pecho contraerse, sofocado por la mezcla de tristeza y desesperación. Sabía que esto era parte de algo más grande, que había presiones, expectativas, contratos... Pero no podía evitar sentir que algo esencial, algo que Harry había prometido proteger, se había roto en ese preciso momento.

Pasaron un par de horas, en las que las lágrimas no habían cesado, pero el cansancio finalmente lo venció, y Louis cayó completamente dormido. Su cuerpo, agotado por el dolor, buscó refugio en el sueño, aunque ni siquiera en ese espacio encontraba paz. Su lobo interior sollozaba y aullaba por su alfa, desesperado, herido por la traición que sentía.

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora