LIII

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Las fotos se habían esparcido por toda la ciudad, encabezados y portadas llenas de ellas:

"¿Harry pospondrá sus conciertos en Dinamarca?"

"¿Dónde está Harry Styles?"

"¿Por qué Harry Styles entra a un hospital? ¿Está enfermo?"

"¿Olivia Wilde, su omega, está embarazada?"

Pero no importaba, no importaba que las revistas estuvieran sobre la pequeña mesa a su lado o los miles de llamadas y mensajes pendientes porque Louis estaba allí, despierto, comiendo un poco de gelatina de naranja.

—Es horrible —dijo el omega por cuarta vez mientras Harry dirigía la cuchara a su boca.

—Lo sé, pero debes comerla —respondió el alfa, con paciencia.

—No es así, ya estoy mejor —insistió Louis, haciendo una mueca de disgusto.

—Simplemente debes comerla, Lou —Harry dijo, su voz suave pero firme.

Louis suspiró y aceptó otra cucharada de gelatina, aunque su expresión mostraba claramente su desagrado. Harry sonrió ligeramente, aliviado de ver a Louis recuperándose, aunque fuera lentamente.

—Sé que no es lo mejor, pero te ayudará a recuperar fuerzas —añadió Harry, limpiando una pequeña gota de gelatina de la comisura de los labios de Louis. —Prometo que en cuanto puedas, te traeré algo delicioso —continuó Harry, su tono cálido y lleno de cariño.

Louis lo miró con una mezcla de agradecimiento y resignación, dejando que Harry lo cuidara.

Zayn entró rápidamente a la habitación, casi pálido.

—Hay... hay mucha gente afuera.

—¿Qué sucede, Zayn? —cuestionó Louis, tratando de incorporarse ligeramente en la cama.

—Hay paparazzi afuera. Se enteraron de que Harry está aquí —dijo Zayn, tratando de mantener la calma.

Harry, que estaba sentado al lado de Louis, dejó la cuchara en la pequeña mesita y sacó su teléfono rápidamente. Su rostro se tensó, y sus manos temblaban ligeramente al marcar el número.

—Dios mío —gruñó Harry, su expresión preocupada—. Esto es lo último que necesitamos ahora.

—¿Qué haces? —preguntó Zayn, observándolo con atención.

—Necesito llamar a mis guardaespaldas. Alguien podría intentar encontrar a la habitación —informó Harry, ya marcando el número en su teléfono.

Zayn asintió, tratando de calmarse. La situación se había complicado, y la presencia de los paparazzi solo añadía más presión a un momento ya de por sí delicado.

—De acuerdo—dijo Zayn, mirando a la puerta como si esperara que alguien irrumpiera en cualquier momento.

Harry habló rápidamente con su equipo de seguridad, explicando la situación y pidiéndoles que vinieran al hospital lo antes posible. Colgó el teléfono y volvió su atención a Louis.

—No te preocupes, Lou. No dejaré que nadie te moleste —dijo Harry, su voz firme pero suave.

Louis, aunque agotado, asintió y trató de esbozar una pequeña sonrisa.

—Está bien... solo quiero que estemos tranquilos —murmuró Louis, su voz débil pero llena de determinación.

Zayn se quedó cerca de la puerta, atento a cualquier sonido del pasillo. Sabía que la presencia de los paparazzi podía ser un gran problema, no solo para la privacidad de Louis, sino también para su recuperación. Cada flash, cada grito, podría causar un estrés innecesario.

—Harry, ¿tus guardaespaldas pueden manejar esto? —preguntó Zayn, mirando a Harry con seriedad.

—Sí, son los mejores. Saben cómo lidiar con estas situaciones —aseguró Harry, aunque la preocupación en sus ojos no desaparecía.

El tiempo parecía alargarse mientras esperaban la llegada de la seguridad. Louis cerró los ojos, intentando relajarse, mientras Harry continuaba acariciando su mano, murmullando palabras tranquilizadoras.

Finalmente, un golpe suave en la puerta anunció la llegada del equipo de seguridad de Harry. Dos hombres altos y corpulentos entraron, evaluando rápidamente la situación.

—Señor Styles, nos ocuparemos de todo. Nadie entrará aquí sin su permiso —dijo uno de ellos, asintiendo con profesionalismo.

Harry les dio una breve explicación de la situación y les pidió que se aseguraran de que los paparazzi no causaran más problemas. Los guardaespaldas se dispersaron, uno quedándose fuera de la habitación y el otro yendo a hablar con el personal del hospital para coordinar la seguridad.

—Está todo arreglado, Lou —dijo Harry, volviendo su atención al omega—. Todo esta bien.

Louis abrió los ojos y sonrió ligeramente.

—Gracias —susurró Louis, sus párpados volviendo a cerrarse mientras el cansancio lo vencía de nuevo.

Harry se inclinó y besó suavemente la frente de Louis.

—Descansa. Yo me encargaré de todo —murmuró, su voz llena de cariño y promesas no dichas.

Cuando Louis cayó dormido, Harry suspiró y miró a Zayn, que seguía en la habitación, observándolo con preocupación.

—¿En qué piensas? —cuestionó Zayn, sus ojos oscuros llenos de curiosidad y algo de tensión.

—Ellos no se irán. Ya descubrieron que estoy aquí. Joder —gruñó Harry, pasando sus manos por su cabello en un gesto de frustración.

Zayn se acercó un poco más, su rostro serio y preocupado.

—Dime qué sucede —insistió Zayn, claramente molesto por la falta de información.

Harry miró a Zayn por un momento, luego sacó un par de revistas arrugadas de su mochila y se las pasó.

—Toma —murmuró Harry, pasándoselas a Zayn con un suspiro cansado.

Zayn tomó las revistas y las abrió, observando las fotos y los titulares sensacionalistas. Las imágenes mostraban a Harry, y los titulares especulaban sobre su relación con Olivia Wilde y la presencia de Harry en el hospital.

—Esto es una mierda —gruñó Zayn, cerrando las revistas de golpe y mirándolo con furia—. ¿Es por esto que están aquí? ¿Por estas malditas fotos?

Harry asintió, su expresión derrotada.

—Sí. No tenía idea de que estaban siguiéndonos tan de cerca. Ahora están aquí, y no se irán hasta que tengan algo más que vender.

Zayn resopló, claramente disgustado.

—Tienes que resolver esto, Harry. No podemos permitir que esto afecte a Louis más de lo que ya lo ha hecho.

Harry asintió, su mirada determinada.

—Lo sé. Haré todo lo posible para mantener a Louis a salvo de todo esto. No permitiré que le hagan más daño.

Zayn asintió, todavía enfadado pero un poco más tranquilo al ver la determinación en los ojos de Harry.

—Espero que cumplas tu palabra, Harry. Porque si no, sabes que no habrá lugar en el mundo donde puedas esconderte de mí.

Harry asintió, entendiendo la gravedad de las palabras de Zayn.

—Lo sé, Zayn. No voy a fallar. No esta vez.

Zayn asintió una vez más y se volvió para salir de la habitación, dejando a Harry solo con Louis.

1043 palabras

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora