LXXIII

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El calor comenzó a sentirse en plena oscuridad, en medio de la noche, cuando el cuerpo de Harry empezó a arder, casi como si estuviera envuelto en llamas. Louis, aún medio dormido, lo notó enseguida. El alfa estaba completamente pegado a él, abrazándolo con una fuerza que solo aumentaba con cada segundo. El aliento de Harry se volvía más pesado, y sus manos buscaban inconscientemente más contacto, deslizando su piel caliente contra la de Louis, buscando desesperadamente alivio y cercanía.

El pecho del rizado subía y bajaba de manera irregular, sus piernas entrelazadas con las de Louis, como si en su estado de semiconsciencia no pudiera separarse. A cada pequeño movimiento, el calor que irradiaba de su cuerpo se volvía más intenso, un calor que quemaba pero al mismo tiempo llamaba, atrayendo a Louis hacia él.

—Alfa... tu celo está comenzando— murmuró Louis con las manos temblorosas, su voz entrecortada, mientras ajustaba la mirada en la oscuridad de la habitación. Su corazón latía con fuerza, no solo por la cercanía de Harry, sino por lo que sabía que vendría. Era un fuego que lo envolvía a él también, uno que no podía evitar.

Louis pasó una mano por el cabello rizado y húmedo de Harry, intentando calmarlo, aunque sabía que el deseo creciente en el alfa pronto sería incontrolable.

Harry entreabrió los ojos, sus pupilas dilatadas, y gimió suavemente. —Omega... necesito...— Las palabras eran casi un susurro, cargadas de urgencia y ansiedad, su voz ronca por el calor que lo consumía por dentro.

Louis asintió, sus propios instintos empezando a despertar mientras el ambiente se impregnaba de feromonas que hacían todo más intenso, más urgente. Sabía que necesitaban prepararse, encontrar una manera de manejarlo juntos, pero el magnetismo entre ellos era demasiado fuerte.

—Primero, agua! Necesitas tomar agua o te deshidratas— exclamó Louis, con una mezcla de preocupación y urgencia en su voz mientras intentaba mantener la calma. Se deshizo del abrazo de Harry con suavidad, aunque el alfa lo seguía buscando, sus manos aferrándose con necesidad.

—No... no quiero soltarte— murmuró Harry, su aliento caliente contra el cuello de Louis, sus ojos entrecerrados, todavía sumergido en la intensidad del momento.

—Solo por un segundo, ¿sí? Prometo que volveré enseguida— Louis acarició la mejilla de Harry antes de levantarse de la cama. Fue directamente hacia la pequeña mesa donde habían dejado una botella de agua antes de dormir.

Harry gimió bajito al sentir el espacio vacío junto a él, sus manos recorriendo la cama en busca de Louis mientras su cuerpo ardía más. Era como si el calor se intensificara cada vez que el contacto entre ellos se rompía.

Louis, rápido pero intentando no alarmarlo, destapó la botella y se la acercó. —Aquí, alfa, por favor, toma un poco— dijo con voz suave, acercando el agua a los labios de Harry.

El rizado bebió lentamente, aunque a cada sorbo sus ojos no se apartaban de Louis, llenos de deseo y ansiedad. —No sé si el agua me va a ayudar...— murmuró con una sonrisa entre cansada y necesitada, pero Louis insistió.

—Te hará bien, confía en mí— aseguró Louis, acariciando con ternura el rostro de Harry. Sabía que necesitaba mantenerlo hidratado, aunque dentro de él, los instintos también empezaban a arder con intensidad, sus propias emociones y deseos comenzando a sobrecargar sus sentidos.

Harry terminó de beber un poco más, aunque su mirada seguía fija en Louis, como si el simple hecho de verlo le diera más alivio que cualquier otra cosa. El agua refrescó su garganta, pero su cuerpo seguía en llamas, y podía sentir cómo su instinto lo dominaba lentamente. El alfa en él estaba a punto de tomar el control.

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora