XVI

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—Toronto, esta es una canción muy especial —murmuró Harry al micrófono— y si saben las palabras, cántenla conmigo.—

La clásica melodía de "Sign of the Times" comenzó a sonar mientras Harry cerraba los ojos y sonreía ligeramente. La audiencia estalló en vítores y aplausos, anticipando la interpretación de una de sus canciones más queridas.

Justo allí, en esa parte en la que Harry abrió los ojos y miró hacia un costado, murmuró un "esto es para ti". Las mejillas de Louis se tornaron rojas al recordar que cuando Harry estaba por subir al escenario, le había susurrado algo sobre prestar atención a esa canción.

En ese instante, Louis entendió todo. Entendió lo que significaba. Entendió por qué las fans lloraban, por qué Harry miraba al cielo. Entendió por qué el alfa le había mencionado la canción.

Porque allí estaba, su madre en el cielo.

Su querida madre, quien había fallecido hace dos años tras combatir un fuerte cáncer.

Lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos mientras las notas resonaban en el estadio. Cada palabra, cada acorde, parecían estar llenos de un significado más profundo. Era como si Harry estuviera cantando directamente para él, recordándole que no estaba solo en su dolor, que alguien entendía su pérdida.

Mientras la canción avanzaba, Louis miró a Harry en el escenario, notando la intensidad y la emoción en su voz. Harry cantaba con el corazón, y en ese momento, Louis sintió una conexión más fuerte con él.

La canción llegó a su fin, y el estadio estalló en aplausos y ovaciones. Harry, con los ojos ligeramente húmedos, miró a Louis una vez más, como si quisiera asegurarse de que el mensaje había llegado. Louis, conmovido, asintió ligeramente, devolviendo la mirada con gratitud y entendimiento.

El show continuó con energía y pasión. La conexión con el público era palpable; las luces, los gritos y las emociones fluían en el estadio como una marea imparable. Louis, aún conmovido, intentaba centrarse en capturar esos momentos con su cámara, pero su mente seguía volviendo a la dedicatoria de Harry.

Finalmente, el concierto llegó a su fin. Los últimos acordes resonaron en el aire, y Harry agradeció a la multitud con una sonrisa sincera antes de desaparecer entre bastidores. Louis, con el corazón todavía palpitante, guardó su equipo y se dirigió hacia el backstage.

Allí, en medio del bullicio de técnicos y asistentes, Louis vio a Harry acercarse. El alfa tenía el rostro ligeramente sudado, pero sus ojos brillaban con una calidez que hizo que el corazón de Louis diera un vuelco.

—¿Estás bien? —preguntó Harry, su voz suave y llena de preocupación al ver el brillo en los ojos del omega.

Louis no pudo contenerse más. Dejando caer su cámara con cuidado, se lanzó hacia Harry y lo abrazó con fuerza, hundiendo su rostro en el pecho del alfa. Harry, sorprendido al principio, correspondió al abrazo, envolviendo a Louis con sus brazos y liberando sus feromonas para calmarlo.

El aroma tranquilizador de Harry llenó los sentidos de Louis, ayudando a disipar el nudo de emociones que sentía en el pecho. Se quedó allí, en los brazos de Harry, permitiéndose sentir lo la calidez y el consuelo que solo un alfa puede proporcionar a un omega. Las lágrimas que había estado conteniendo finalmente comenzaron a caer, empapando la camisa de Harry.

—Gracias —murmuró Louis contra el pecho de Harry, su voz quebrada por la emoción.

—Siempre, Lou —respondió Harry, acariciando suavemente el cabello de Louis

El bullicio del backstage parecía desaparecer, dejando solo a Louis y Harry en su pequeño mundo de consuelo mutuo. Para Louis, ese abrazo significaba más que cualquier palabra.

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