CI

206 17 2
                                        

Lo habían hecho como si hubieran entrado en celo, como si el tiempo se hubiera detenido y solo existieran el uno para el otro en ese pequeño rincón del mundo que habían creado juntos. Harry lo trató con una dulzura y una desesperación que Louis no había experimentado en meses. Cada roce de sus labios, cada susurro al oído, cada caricia se sentía como una promesa de que, a pesar de todo lo que habían pasado, aún había amor y deseo entre ellos.

Louis perdió la cuenta de cuántas veces se vino, cada oleada de placer parecía llevárselo más allá de lo que había creído posible. Era como si el mundo a su alrededor desapareciera, dejando solo el calor de sus cuerpos y la conexión intensa que compartían. Las risas y los gemidos se entrelazaban en el aire, creando una sinfonía privada que solo ellos podían escuchar.

Harry era un maestro en ese momento; su atención estaba completamente centrada en Louis, cuidando cada parte de su cuerpo con una dedicación que lo hacía sentir especial. Los besos eran suaves, pero llenos de una urgencia que hacía que el corazón de Louis latiera desbocado. La forma en que Harry lo miraba, como si cada imperfección fuera perfecta, lo hacía sentirse amado de una manera que había olvidado.

Y mientras las olas de placer lo atravesaban, Louis se entregó por completo a Harry, dejando atrás todas las inseguridades y el dolor que los habían separado. Fue un momento de liberación, un retorno a lo que solían ser. En ese instante, no había preocupaciones sobre el futuro ni sobre lo que vendría después. Solo estaban ellos, juntos, felices, y sintiéndose completos.

Cuando finalmente se derrumbaron uno al lado del otro, exhaustos pero satisfechos, Louis sintió una paz que no había sentido en mucho tiempo. Miró a Harry, cuya sonrisa brillante iluminaba la habitación, y supo que habían dado un paso hacia la curación, hacia el renacer de su amor.

Ahora estaban en la cama, completamente desnudos, con Harry apoyado contra el vientre de Louis, su oreja atenta a cada sonido que provenía de su interior. La calidez de su cuerpo se fusionaba con la de Louis, creando una atmósfera íntima y acogedora.

—¿Qué tanto escuchas?— preguntó Louis, acariciando suavemente el cabello de Harry.

—Parece que canta— respondió Harry con una sonrisa, su voz llena de ternura.

—Tal vez sea cantante como el padre— bromeó Louis, sintiendo que la alegría se apoderaba de él.

—O tal vez fotógrafo como mamá— replicó Harry, sus ojos brillando mientras se sumergía en la idea de su futuro hijo.

Louis sonrió al escuchar eso, sintiéndose orgulloso de la pasión que aún llevaba dentro. No había dejado su amor por la fotografía; se había llevado absolutamente todas sus cámaras a Italia, buscando capturar cada momento hermoso que se presentara. Desde los paisajes serenos de la costa hasta los pequeños instantes cotidianos en la villa, Louis se dedicaba a retratar el amor y la vida que estaban construyendo juntos.

—Voy a hacer una sesión de fotos cuando llegue— dijo Louis, entusiasmado. —Quiero inmortalizar todo, desde cada patadita hasta cada risa tuya mientras escuchas al cachorro.

Harry levantó la vista, sus ojos reflejando la luz del sol que se filtraba a través de la ventana. —No puedo esperar a ver esas fotos. ¿Te imaginas? Un pequeño modelo en nuestra propia galería— sonrió, sintiendo que el futuro era brillante y lleno de posibilidades.

—Definitivamente será el más lindo del mundo— aseguró Louis, sintiendo un profundo amor y alegría en su corazón. En ese momento, rodeado por el cuerpo de Harry y el latido de su cachorro, todo parecía perfecto. La vida que habían soñado juntos estaba a punto de comenzar, y cada día traía consigo una nueva promesa.

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora