LXXVIII

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Louis estaba nervioso, pero también emocionado. Sabía que, aunque todavía no estaban listos para un lazo de mordida, lo que compartían con Harry era real, sólido, y lo llenaba de esperanza. Zayn había tenido razón al decir que no había necesidad de apresurarse, y aunque el alfa y él no compartían todavía ese lazo físico, el vínculo entre ellos ya se sentía tan fuerte y profundo como si lo tuvieran.

—¿Estás seguro? —murmuró Zayn, observando a Louis mientras se preparaban para el tatuaje.

—Sí —respondió Louis, con firmeza en su voz y una pequeña sonrisa en los labios.

Zayn lo acompañó hasta el estudio de tatuajes. Louis había decidido hacerse una soga en la muñeca, algo que simbolizaría su unión con Harry y que complementaría perfectamente el ancla que el alfa se había tatuado en su piel. Era su manera de demostrarle que, aunque la mordida aún no llegara, estaban entrelazados de todas formas, unidos por algo igual de significativo.

—Estoy seguro de que se desmayará —rió Louis, imaginando la reacción de Harry cuando viera el tatuaje.

Zayn soltó una carcajada, viendo a su amigo tan seguro de su decisión, tan decidido a demostrar su amor de una manera única y personal.

—Probablemente lo hará —dijo Zayn, sonriendo—, pero sabes que va a adorar el gesto.

Louis asintió, sabiendo que el tatuaje no era solo un símbolo de amor, sino también una promesa silenciosa. Estaba comprometido con Harry, y no había nada que pudiera cambiar eso.

El artista empezó a trabajar, la aguja trazando con precisión el diseño en la piel de Louis. A medida que el dolor leve del tatuaje recorría su brazo, Louis no pudo evitar sonreír. Sabía que, aunque el camino no sería fácil y que todavía había mucho por delante, estaba dispuesto a recorrerlo junto a Harry, paso a paso, sin importar lo que les esperara.

Mientras la aguja perforaba la piel de Louis, cada pequeño pinchazo lo hacía sentir más conectado con la decisión que había tomado.

—Esto es importante para ti, ¿verdad? —preguntó Zayn, observando cómo el tatuador trabajaba.

—Sí, más de lo que puedo poner en palabras —admitió Louis, mirando el diseño que comenzaba a tomar forma en su muñeca—. Sé que una mordida es algo sagrado, pero también sé que esto es simbólicamente igual de profundo. Es mi manera de decirle a Harry que estoy aquí para quedarme, que no importa lo que pase, somos nosotros contra el mundo.

Zayn asintió en silencio, comprendiendo perfectamente lo que Louis intentaba transmitir. Sabía lo importante que era el vínculo entre un alfa y un omega, pero también reconocía que cada pareja tenía su propio ritmo, su propia manera de expresar ese lazo. Y en ese momento, este tatuaje era la expresión perfecta para ellos.

Cuando el tatuaje estuvo terminado, Louis levantó su muñeca para observar la soga delicadamente entrelazada, en perfecta armonía con el ancla que Harry llevaba en su propia piel. La piel todavía estaba enrojecida y un poco adolorida, pero el resultado lo llenaba de una extraña sensación de alivio.

—¿Listo para mostrarle a Harry? —preguntó Zayn con una sonrisa, mientras Louis se levantaba de la silla.

—Listo. Aunque, como dije, probablemente se desmaye —rió Louis, sintiendo una mezcla de nervios y emoción por lo que vendría.

De camino al hotwl, Louis no podía evitar imaginar la cara de Harry al ver el tatuaje. Sabía que su alfa lo valoraría, aunque también estaba seguro de que habría una mezcla de sorpresa y preocupación. Pero más allá de todo eso, estaba convencido de que este gesto lo acercaría aún más a él.

Cuando finalmente llegaron a la habitación, Harry estaba sentado en el sofá, con una expresión que oscilaba entre la curiosidad y el cansancio. Louis se acercó lentamente, ocultando su muñeca detrás de la espalda mientras Zayn se despedía con un gesto cómplice.

—¿Qué es esa cara? —preguntó Harry, levantando una ceja.

Louis sonrió de manera traviesa, acercándose aún más.

—Tengo una pequeña sorpresa para ti, Hazz —dijo suavemente, mostrando su muñeca.

Harry parpadeó, su mirada pasando de la muñeca de Louis al tatuaje. Se quedó en silencio por un momento, procesando lo que veía, y luego sus ojos se llenaron de algo más profundo que la sorpresa. Era admiración, amor, y sobre todo, comprensión.

—Joder, Lou... —murmuró Harry, tomando con cuidado la mano de Louis y acariciando la piel aún sensible alrededor del tatuaje—. Es... increíble.

—Es nuestra manera, por ahora —susurró Louis, acercándose para besar a Harry suavemente—. Un símbolo de que siempre estaremos juntos, sin prisas.

—¿Tú eres mi ancla y yo tu soga? —dijo Harry, mostrando su tatuaje mientras una sonrisa suave, pero llena de felicidad, comenzaba a iluminar su rostro.

Louis rió ligeramente, asintiendo mientras acariciaba la muñeca de Harry, justo sobre el tatuaje que ahora compartían, como un símbolo de su conexión.

—Sí, Hazz... —susurró—. Siempre estamos unidos, incluso cuando las cosas parecen complicadas o confusas. Tú me mantienes firme, y yo... bueno, yo te mantengo a salvo, te sostengo.

Harry lo miró intensamente, sus ojos brillando con emoción. No había necesidad de más palabras en ese momento. Ambos sabían lo que significaba, lo que implicaba esa pequeña pero significativa decisión de tatuarse. Era su manera de decir que no necesitaban apresurarse para hacer algo tan permanente como un lazo oficial. Esto, para ellos, ya lo era.

—Es perfecto... —murmuró Harry, inclinándose para besar a Louis con ternura—. No sé cómo tuve tanta suerte contigo.

Louis devolvió el beso con la misma suavidad, sus dedos acariciando la nuca de Harry mientras sus labios se encontraban. El beso era lento, lleno de promesas no dichas, como si a través de ese gesto se aseguraran mutuamente que todo estaría bien.

—No es suerte, Harry —susurró Louis cuando se separaron apenas unos centímetros, su frente descansando contra la de su alfa—. Es destino, ¿recuerdas? Siempre te lo he dicho.

Harry cerró los ojos, dejando que esas palabras lo calmaran. Sentía el calor de Louis tan cerca que parecía imposible que algo en el mundo pudiera separarlos.

—A veces me olvido de eso —confesó Harry en voz baja—. Me asusto, pienso demasiado en lo que podría salir mal, en lo que el mundo espera de mí... y no quiero que te lastimen por mi culpa.

Louis lo sostuvo con más fuerza, sin dejar de acariciar sus brazos tatuados.

—No importa lo que el mundo piense, Hazz. Lo único que importa es lo que sentimos tú y yo. Ya hemos pasado por tanto, y seguimos aquí, más fuertes. —Louis sonrió, esa sonrisa que Harry adoraba, esa que iluminaba todo a su alrededor—. Y no me importa cuántas veces tengamos que luchar, siempre lo haré por ti.

Harry sintió un nudo en la garganta al escuchar esas palabras, y supo, más que nunca, que no importaba lo que sucediera. Louis era su ancla, su razón, y no lo dejaría ir por nada del mundo.

—Te amo —susurró Harry, su voz quebrada por la emoción.

—Y yo a ti, alfa —respondió Louis, con una ternura que hizo que el corazón de Harry latiera aún más rápido.

1183 palabras

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora