LXVII

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Louis se quedó en silencio, sintiendo que tal vez había cometido un error al salir de la habitación. Quizás debería haberle hecho caso a Harry y haberse quedado allí, en lugar de salir a buscarlo. ¿Por qué se quedó para escuchar la conversación, cuando sabía que nada bueno saldría de ello?

Louis se apoyó contra la puerta, su corazón latiendo con fuerza mientras escuchaba la conversación que tenía lugar al otro lado. No había sido su intención espiar, pero no pudo evitar quedarse allí, atrapado por el tono serio de Harry y las palabras que se filtraban a través de la madera.

—No sé en primer lugar por qué volviste a contratarlos —gruñó Harry, y Louis sintió un escalofrío al percibir la furia en su voz.

Rebecca respondió con cautela, como si eligiera cada palabra con cuidado. —No teníamos opción, Harry. Cuando Louis se fue... Jeff me dijo que debíamos conseguir un fotógrafo lo antes posible, y ellos eran lo único disponible en ese momento.

Louis apretó los puños, recordando el momento en que había decidido dar un paso atrás, cuando su salud lo obligó a dejar de lado su cámara. Sabía que su partida había dejado un vacío, pero no esperaba que fuera llenado por alguien que solo causaría problemas.

—¿Te acuerdas acaso de quién fue Jeremy? —Harry parecía estar al borde de perder la paciencia, su tono casi amenazante.

—Lo recuerdo, Harry... —Rebecca sonaba casi resignada, como si supiera que no había excusa que pudiera calmarlo.

—¡Pues pareciera que no! Y además, su estúpida hermana molestó a Louis, mi omega. Eso no es algo que pueda tolerar —continuó Harry, la ira fluyendo libremente ahora.

Louis tragó saliva, sintiendo una mezcla de gratitud y culpa. Sabía que Harry solo quería protegerlo, pero no podía evitar sentirse responsable por la situación.

—Harry... —Rebecca trató de interrumpir, pero Harry estaba demasiado enfadado para escuchar.

—¿Recuerdas por qué contrataron a Louis en primer lugar? —demandó Harry. —No era solo porque es increíblemente talentoso, sino porque él entiende lo que es respeto, privacidad y profesionalismo. Jeremy nunca entendió eso, y su hermana menos.

Louis sintió una punzada de dolor al escuchar las palabras de Harry. Sabía que tenía razón, pero eso no aliviaba la culpa que sentía por haberse retirado en primer lugar. Quizás, pensó, debió haber permanecido firme, haber encontrado la manera de continuar sin dejar un vacío que otros llenarían con caos y falta de respeto.

Se alejó de la puerta, con el corazón pesado, y se preguntó si había sido un error haber salido de la habitación, haber insistido en acompañar a Harry. Sabía que Harry lo amaba, lo protegía, pero a veces se sentía como una carga. Debería haberlo escuchado, haberse quedado en la seguridad de la habitación en lugar de sumergirse en un entorno que solo reabría heridas.

Louis se sentó en la cama, hundiéndose en el colchón con un suspiro cansado. Su mente daba vueltas, tratando de procesar todo lo que había escuchado detrás de la puerta. Pasaron un par de minutos en los que el silencio de la habitación se hizo más pesado con cada segundo, hasta que Harry apareció con una sonrisa amplia en el rostro, como si no hubiera estado al borde de la locura minutos atrás.

—¿Listo para nuestra cita? —preguntó Harry con entusiasmo, su energía contrastando con el ambiente tenso que Louis sentía en su interior.

Era una costumbre de Harry, una parte del cortejo constante al que Louis se había acostumbrado. Citas nocturnas, pequeños gestos para mantener viva la chispa entre ellos. Sin embargo, en ese momento, la habitual emoción que Louis sentía por estas citas estaba ahogada por las preguntas y las dudas que lo acosaban.

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora