CXIV

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—No, ustedes se quedan aquí. Seguros y en casa —murmuró Harry, mientras besaba suavemente los cachetes de Oliver, sintiendo su piel suave y cálida bajo sus labios.

Louis, que había estado observando desde la cama, sonrió con ternura. Sabía que la protectividad de Harry era natural, especialmente con su pequeño.

—Harry, sé que quieres cuidar de nosotros, pero también necesitamos adaptarnos a esta nueva vida —dijo Louis, sentándose más erguido.

Harry lo miró, su expresión seria pero llena de amor. —Lo sé, pero mi prioridad eres tú y Oliver. No quiero que nada ni nadie los lastime.

—Y yo aprecio eso —respondió Louis, acercándose para tomar la mano de Harry—. Pero también tenemos que salir y enfrentarnos a lo que venga.

Harry suspiró, su instinto de protección en conflicto con la necesidad de avanzar. Miró a Oliver nuevamente, con su pequeño rostro inocente y risueño, y supo que todo lo que hacía era por ellos.

—Está bien, pero prometan que estarán juntos y que no se separarán de mi lado —dijo Harry, acariciando la cabeza de su hijo mientras su mirada se mantenía fija en Louis.

—Lo prometemos, amor —respondió Louis, sellando su palabra con un beso rápido en los labios de Harry.

Ambos sabían que el camino no sería fácil, pero juntos, estarían listos para enfrentarlo.

Habían vestido a Oliver con una pequeña gorra que cubría su cabecita y un conjunto de ropa que lo mantenía abrigado, asegurándose de que su rostro no quedara al descubierto ante las cámaras. La última cosa que Harry quería era que su hijo fuera objeto de atención indeseada.

—Mira cómo te ves, pequeño —dijo Harry, sonriendo mientras ajustaba la gorra sobre la cabeza de Oliver. Su hijo estaba adorable, y a pesar de los desafíos que traía la fama, Harry estaba decidido a proteger a su familia.

Louis, que estaba a su lado, le dio una palmadita en la espalda a Harry. —Estás haciendo un gran trabajo, amor. Nadie podrá separarnos ni hacernos daño mientras estemos juntos.

Harry asintió, sintiendo un leve alivio en su pecho. —Solo quiero que crezca feliz y sin preocupaciones, como un niño normal —dijo, mirando a Oliver, que baboseaba felizmente, ajeno a todo el bullicio que los rodeaba.

—Y lo haremos, cariño —respondió Louis, besando suavemente la frente de Oliver. —Te prometo que haremos de su vida algo especial, a pesar de todo.

Con Oliver seguro en sus brazos y el amor de Louis a su lado, Harry se sintió más fuerte. Salieron de la casa, listos para enfrentar al mundo que los aguardaba, protegidos por su amor y la determinación de mantener a su familia unida.

Cuando llegaron al pequeño café, todo estaba tranquilo. Ingresaron por la puerta trasera, evitando las miradas curiosas que podrían atraer. Harry respiró hondo, sintiendo cómo la tensión en sus hombros comenzaba a relajarse al ver que el lugar estaba casi vacío. Se dirigieron a la mesa que habían reservado y, para su alivio, Liam ya estaba allí.

—¡Harry! —exclamó Liam, levantándose de su silla con una sonrisa amplia—. ¡Qué bueno verte!

Harry lo saludó con un abrazo, sintiéndose aliviado de estar rodeado de alguien que lo entendía y apoyaba. Louis se quedó a su lado, sosteniendo a Oliver en sus brazos, mientras el pequeño miraba a Liam con curiosidad.

—Buen dia, tu debes de ser Louis.— dice Liam con profesionalismo

—Si, un gusto.— sonríe Louis.

—Hola, pequeño —dijo Liam, sonriendo al bebé. —No puedo creer lo grande que ha crecido.

—Gracias —respondió Harry, sintiéndose orgulloso de su hijo. —Estamos intentando mantenerlo alejado del caos, ya sabes.

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora