XCVI

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Pasó una semana completa de pruebas y análisis médicos, llenos de incertidumbre. Louis había permanecido en el hospital bajo constante observación, y Harry no se había movido de su lado. Cada día que pasaba, Harry veía cómo Louis luchaba en silencio, atrapado entre el miedo, el dolor y la duda. Aunque Louis no lo había dicho en voz alta, Harry sabía lo difícil que era para él asimilar todo lo que estaba pasando.

El reloj avanzaba lentamente, y finalmente, llegó el momento de la verdad. El médico les había informado que ya era seguro discutir lo que harían, si decidirían tener al bebé o no.

Harry estaba nervioso, pero intentaba no mostrarlo. Su corazón estaba completamente volcado hacia la idea de tener a ese cachorro, de formar una familia con Louis. Había soñado con ello desde que supo que sería posible, a pesar de todo lo que había sucedido. Pero también sabía que la decisión no era solo suya. El dolor que Louis había sufrido pesaba mucho en la balanza, y Harry no podía ignorarlo.

Sentados en la habitación, Louis miraba por la ventana, evitando el contacto visual directo. Su mente estaba en otro lugar, perdida en sus propios pensamientos. Sabía que el momento de la decisión había llegado, pero el nudo en su pecho no lo dejaba respirar con claridad.

-Lou... -Harry susurró, su voz suave pero cargada de emoción-. Sabes que yo... quiero tenerlo. Lo quiero más que nada. Pero no voy a presionarte... nunca lo haría. Es tu cuerpo, tu vida. Lo que decidas... lo acepto, ¿sí?

Louis cerró los ojos por un momento, sus manos temblaban ligeramente mientras las entrelazaba en su regazo. El silencio que siguió fue ensordecedor, y Harry sintió como si el aire en la habitación se volviera más denso con cada segundo que pasaba.

Finalmente, Louis habló, aunque su voz era apenas un susurro.

-No sé si estoy listo para ser padre ahora... después de todo esto. Pero... -hizo una pausa, su voz quebrándose levemente-. No puedo ignorar lo que siento. No quiero perderlo, Harry. Pero también me aterra la idea de lo que vendrá después.

Harry dejó escapar un suspiro tembloroso, sus ojos llenándose de lágrimas mientras escuchaba las palabras de Louis. Se acercó lentamente, tomando la mano de su omega con cuidado, como si temiera romper algo frágil.

-No tienes que hacerlo solo, Lou. Estoy aquí contigo, en cada paso, en cada decisión. -Harry apretó la mano de Louis, dándole todo el apoyo que podía ofrecer-. No importa lo difícil que sea, lo enfrentaremos juntos.

Louis lo miró finalmente, sus ojos llenos de confusión y vulnerabilidad. Pero también había algo más: una chispa de esperanza, de posibilidad.

-No sé cómo vamos a hacerlo, Harry. Pero si tú estás conmigo... creo que podemos intentarlo.

El alivio que inundó el corazón de Harry fue inmediato. Se inclinó hacia adelante, dejando un beso suave en la frente de Louis, sus lágrimas mezclándose con las de él.

-Gracias, Lou. No tienes idea de lo que esto significa para mí. Te prometo que haré todo lo posible para que estemos bien, para que seas feliz. A ti y a nuestro cachorro.

Louis se recostó en el hombro de Harry, todavía temeroso pero, por primera vez en mucho tiempo, sintiendo que tal vez, solo tal vez, podrían salir adelante juntos.

Los días que siguieron fueron un remolino de emociones encontradas. Entre las consultas médicas, las discusiones sobre los pasos a seguir y las largas conversaciones en las que Harry intentaba animar a Louis, ambos se encontraban enfrentando una realidad que aún parecía irreal. Decidir tener al bebé era solo el primer paso de un largo camino que apenas comenzaba.

Harry se había vuelto una sombra constante al lado de Louis, vigilante y protector. No dejaba que su omega levantara un solo dedo, preocupado por cualquier esfuerzo que pudiera lastimarlo. Pero al mismo tiempo, Louis luchaba con sus propios miedos y dudas, sintiendo que su vida había cambiado drásticamente en un abrir y cerrar de ojos.

Una tarde, mientras Louis estaba sentado en la cama del hospital, mirando la lluvia golpear la ventana, Harry entró en la habitación con una expresión más seria de lo habitual. Se había pasado la mañana conversando con Zayn y los médicos, tratando de obtener toda la información posible para asegurarse de que Louis y el bebé estuvieran bien.

-Lou... -Harry comenzó, sentándose a su lado, sus dedos rozando suavemente la mano de Louis-. Hay algo de lo que tenemos que hablar. Sobre lo que viene ahora.

Louis lo miró, sus ojos aún cargados de agotamiento, pero también de una curiosidad silenciosa.

-¿Qué pasa? -preguntó con un tono bajo, casi con miedo de escuchar la respuesta.

-Los médicos dicen que todo va bien, pero tenemos que ser extremadamente cuidadosos a partir de ahora. -Harry se detuvo por un segundo, tomando aire antes de continuar-. Ya sabes, con lo que ha pasado... el estrés, el trauma. Quieren que sigas en reposo el mayor tiempo posible. Y también...

Harry dudó, sus ojos evitando los de Louis por un momento. No quería que pareciera que estaba imponiendo más preocupaciones sobre él, pero sabía que era necesario decirlo.

-Quieren que consideremos mudarnos a un lugar más tranquilo. Fuera del caos, donde puedas estar seguro y en paz. Sin paparazzi, sin la industria, sin la presión que puede caer sobre ti.

Louis lo escuchó en silencio, procesando cada palabra. Había sido demasiado; el torbellino mediático, la presión de ser observado por todos, y la amenaza constante que había pendido sobre ellos como una espada de Damocles. La idea de un lugar más seguro, lejos de todo, no sonaba tan mal.

-¿Te refieres a irnos de aquí? -preguntó Louis, su voz reflejando una mezcla de incredulidad y alivio-. ¿Dejar todo?

Harry asintió, tomando las manos de Louis entre las suyas y apretándolas suavemente.

-Sí, Lou. Solo por un tiempo, hasta que el bebé nazca y estemos más tranquilos. Podemos irnos a algún lugar en el campo, lejos de la atención de la prensa. Lejos de cualquier peligro... lejos de todo lo que te haya hecho daño.

Louis miró a Harry, sintiendo un nudo en su pecho. La idea de alejarse de todo lo conocido lo asustaba, pero también sentía que era lo correcto. No solo por él, sino por el bebé, por esa nueva vida que dependía de él para estar bien.

-¿Y tú? -preguntó Louis de repente, su voz quebrándose-. ¿Vas a dejar todo también? Tu carrera, tus compromisos... todo.

Harry tragó saliva, sabiendo que la respuesta no sería fácil. Había trabajado duro para llegar a donde estaba, pero nada importaba más que Louis y su bienestar, más que su futuro como familia.

-Lo dejaría todo si eso significa que tú y el bebé estarán bien, Lou. No me importa nada más. -Harry dijo con sinceridad, su mirada reflejando toda la devoción y el amor que sentía por su omega-. Eres tú lo que más me importa. Eres mi familia.

Las lágrimas volvieron a llenar los ojos de Louis, pero esta vez no eran de tristeza o dolor. Era una mezcla de emociones, de sentirse amado y protegido, de saber que a pesar de todo, Harry estaba dispuesto a sacrificarlo todo por él y por el bebé.

-Harry... -susurró Louis, su voz temblando-. No tienes que hacerlo solo.

Harry le sonrió, acercándose para besar su frente con ternura.

-No lo haré, Lou. Lo haremos juntos.

Y en ese momento, Louis supo que, aunque el camino que tenían por delante sería difícil, no estaría solo. Estarían juntos, enfrentando lo que viniera, como la familia que ya estaban empezando a formar.

1272 palabras

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora