CXXII

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Louis giró la mano lentamente, observando cómo la luz de la luna acariciaba la esmeralda del anillo. Su brillo verde profundo parecía casi místico bajo la suave claridad nocturna que se filtraba por la ventana. No podía apartar los ojos de la joya, el símbolo de la promesa que Harry acababa de hacerle. Una sonrisa leve se formó en sus labios, entre incredulidad y ternura.

-¿Quieres que prenda la luz? -rió Harry, su voz baja y suave, mientras sus dedos trazaban círculos perezosos sobre el vientre desnudo de Louis.

Acababan de hacer el amor, y el calor de sus cuerpos aún se sentía en el aire. Todo parecía perfecto, desde el momento íntimo que compartieron hasta el silencioso brillo del anillo que ahora adornaba la mano de Louis. Harry, recostado a su lado, lo observaba con una mezcla de orgullo y cariño, disfrutando de la expresión de asombro en el rostro de su omega.

Louis sacudió la cabeza lentamente, aún hipnotizado por el anillo, y respondió con voz suave:

-No hace falta... La luz de la luna es perfecta.

El alfa sonrió, inclinándose para besar el cuello de Louis suavemente, agradecido por el momento, por su familia, por todo lo que habían construido juntos.

-¿ Te gusto? -repitió Harry, con un brillo juguetón en los ojos, como si fuera un niño preguntando si había hecho bien su tarea.

-Te gustas mucho -respondió Louis, riendo suavemente. -No solo por el anillo, sino por todo lo que eres.

Harry hizo una mueca de exageración, haciéndose el ofendido, y dijo:

-¿No es suficiente el anillo?

Louis se inclinó hacia él, su rostro cercano, y murmuró en un susurro travieso:

-Oh, el anillo es muy bonito, pero lo que realmente me gusta es que me haces sentir amado.

Harry sonrió, su corazón latiendo con fuerza al escuchar esas palabras. La cercanía de Louis, su risa, y la manera en que hablaban entre ellos hacían que todo se sintiera correcto, como si el mundo exterior no existiera.

-Bueno, entonces creo que tendré que seguir esforzándome para mantenerte contento -dijo Harry, con una mirada cómplice.

-No es necesario -respondió Louis, acariciando el rostro de Harry. -Ya me tienes completamente atrapado.

-joder, harás que me ponga duro de nuevo -avisó Harry, una sonrisa provocativa en su rostro.

-¿Cómo es eso posible? Acabas de correrte dos veces ya... ¿Sabes lo que implica tener un nudo en tu interior? Además, ¿cómo sigues con tanta energía? ¿No tienes como cuarenta años?

-En primer lugar, apenas tengo treinta, así que no soy tan viejo -respondió Harry, conteniendo una risa. La picardía brillaba en sus ojos mientras hablaba-. Y en segundo lugar, simplemente soy un alfa apasionado. No puedo evitarlo cuando estoy contigo.

Louis se inclinó hacia adelante, con un brillo travieso en sus ojos, y murmuró:

-¿Pasión? ¿Así es como llamas a esta insaciable necesidad de tenerme entre tus brazos?

-Exactamente -dijo Harry, aprovechando la oportunidad para darle un suave mordisco en el cuello a Louis-. Eres como un imán. No puedo resistirme.

Louis soltó una risa ligera, disfrutando de la intimidad del momento.

-Tendrás que dejar de darme tanto cariño si no quieres que me descontrole otra vez. Sabes que no tengo límites contigo.

-Oh, pero eso es precisamente lo que me gusta -respondió Harry, mirándolo intensamente, con sus ojos verdes llenos de deseo-. La idea de tenerte así, completamente mío, es más que tentadora.

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora