XXVII

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El sol se filtraba por las cortinas entreabiertas, iluminando suavemente la habitación mientras Louis y Harry yacían entrelazados en la cama. A medida que los primeros rayos de luz dorada acariciaban sus cuerpos, Harry sintió cómo la excitación volvía a crecer en su interior al escuchar los gemidos de placer de Louis.

El omega parecía insaciable, como si el calor que lo consumía no pudiera ser calmado por completo. Cada vez que Harry creía que habían alcanzado su límite, Louis despertaba con nuevas fuerzas, listo para continuar explorando los límites de su deseo mutuo.

Enredados entre sábanas revueltas, se entregaron una vez más a la pasión desenfrenada, explorando nuevas posiciones y entregándose por completo el uno al otro. Con cada roce, cada gemido y cada susurro de placer, se sumergieron en un mundo de éxtasis compartido, donde solo existían ellos dos y el ardor del deseo que los unía.

Mientras Louis caía nuevamente dormido, Harry se permitió contemplar al omega a su lado, con la luz del amanecer bañando su rostro sereno.

Después de unos momentos de contemplación silenciosa, Harry decidió levantarse con cuidado para no despertar a Louis. Pidió servicio a la habitación y aprovechó para darse una ducha, dejando que el agua caliente lavara la tensión de su cuerpo.

Una vez que estuvo limpio, regresó al lado de Louis y lo observó dormir pacíficamente por un momento más, antes de comenzar a limpiar suavemente su cuerpo con un paño húmedo. Louis murmuró algo ininteligible, apenas consciente del toque del alfa.

—Lou, debes comer algo —dijo Harry en voz baja, acariciando suavemente el brazo de Louis para despertarlo.

—Mhm... dormir —protestó Louis, enterrando su rostro en la almohada.

Harry dejó escapar un suave gruñido, sus ojos mostrando un brillo oscuro de preocupación y autoridad.

Omega, debes comer —pidió con firmeza, acercándose más para que Louis pudiera sentir su presencia protectora.

Louis abrió un ojo, parpadeando perezosamente. El aroma calmante de Harry lo envolvía, haciéndole difícil resistirse.

—Está bien... —murmuró finalmente, dejando que Harry lo ayudara a sentarse.

Harry sonrió con suavidad, satisfecho de ver a Louis dispuesto a cuidarse. Con paciencia y ternura, comenzó a alimentarlo, asegurándose de que su omega recibiera el sustento que necesitaba después de la agotadora noche que habían compartido.

—¿Cómo estás? —preguntó Harry con suavidad, observando a Louis mientras tomaba un bocado de la comida que le había traído.

—Un poco de calor —susurró Louis, sus mejillas sonrojadas y su respiración aún un poco pesada. Sus ojos, aunque ligeramente negros por el celo, mostraban señales de que el peor ardor estaba pasando—, pero bien.—

Harry asintió, aliviado de ver que Louis parecía estar mejorando. Se inclinó hacia adelante, colocando una mano firme pero gentil en la espalda de Louis, ofreciéndole apoyo y estabilidad.

—Eso es bueno —murmuró Harry—. Solo un poco más, y todo esto habrá terminado.—

Louis asintió, agradecido por la presencia tranquilizadora de Harry. Aunque el calor aún lo consumía, el simple hecho de que Harry estuviera allí, cuidando de él, hacía que todo fuera más soportable. Terminó de comer con la ayuda del alfa y luego se dejó caer nuevamente en la cama, sintiendo cómo el cansancio empezaba a pesar en sus párpados.

—Gracias, alfa —murmuró Louis, su voz suave y cargada de gratitud.

—Descansa, Lou —respondió Harry, acomodando las mantas alrededor de él—. Estoy aquí contigo.

Louis cerró los ojos, dejándose llevar por la tranquilidad de saber que no estaba solo, mientras Harry se quedaba a su lado, velando por él hasta que el celo finalmente pasara por completo.

Tal vez la parte humana de Louis le estaba reclamando muchas cosas, cuestionando la intensidad y la falta de control de los últimos días, pero su parte omega ronroneaba gustoso al sentir el aroma del alfa en su piel. Los fuertes brazos de Harry, enrollados alrededor de su cintura, proporcionaban una sensación de seguridad y pertenencia que calmaba cualquier preocupación. La respiración fresca y constante de Harry sobre su oreja enviaba escalofríos placenteros por su columna, haciéndolo sentirse protegido y amado.

Louis se acurrucó más cerca de Harry, dejando que su cuerpo se relajara completamente en el abrazo del alfa. Cada inhalación llenaba sus pulmones con el reconfortante aroma de Harry, una mezcla embriagadora de madera y especias, que lo envolvía en una burbuja de tranquilidad. Cerró los ojos, permitiendo que el ritmo constante del corazón de Harry, latiendo contra su espalda, lo llevara lentamente hacia el sueño.

Harry, por su parte, sentía una mezcla de satisfacción y responsabilidad. Sabía que lo que habían compartido era más que una simple reacción química; era un vínculo profundo y natural entre un alfa y su omega. Su lobo interior estaba contento, pero también consciente de la necesidad de cuidar y proteger a Louis, no solo durante el celo, sino en todos los aspectos de su vida.

Mientras Louis finalmente se rendía al cansancio y sus respiraciones se sincronizaban en un compás lento y armonioso, Harry permaneció despierto un poco más, vigilando y asegurándose de que todo estaba en su lugar. Acarició suavemente el cabello de Louis, susurrando promesas de protección y cariño, comprometiéndose a estar allí para él, en todo momento.

Finalmente, sintiendo el peso del día caer sobre él, Harry cerró los ojos, permitiéndose descansar sabiendo que Louis estaba seguro y junto a él. Juntos, en ese pequeño espacio de tiempo, habían encontrado una conexión que prometía ser más fuerte que cualquier obstáculo que pudiera venir.

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora