Había olvidado lo que se sentía ser famoso, las partes buenas y malas venían en un paquete del que Harry y Louis se habían desconectado durante casi un año. Ahora, de regreso a Londres, todo aquello que habían dejado atrás volvió de golpe.
Al parecer, todo el mundo se enteró de que llegarían a la ciudad. No solo estaban los fans esperándolos; había paparazzis por todas partes. Desde el momento en que bajaron del avión privado, los flashes comenzaron a disparar como una tormenta de luces.
-¿Cómo se enteraron tan rápido? -murmuró Harry, manteniendo a Oliver protegido en sus brazos, mientras Louis caminaba junto a él, con gafas de sol y una gorra, intentando mantenerse lo más discreto posible.
-Tal vez alguien en el aeropuerto filtró la información -dijo Louis, mirando alrededor con una mezcla de incomodidad y resignación.
A pesar de los gritos de los fans y el caos de los fotógrafos, ambos mantuvieron la calma, queriendo proteger sobre todo a su pequeño hijo. Harry ajustó a Oliver, que estaba abrigado y dormido contra su pecho, asegurándose de que ningún flash lo molestara.
-Solo unos minutos más -susurró Louis, dándole una palmada suave en la espalda a Harry. Sabía que la situación era estresante, pero también confiaba en que podían manejarla juntos.
Caminaron rápidamente hacia el auto que los esperaba, las preguntas y gritos de los paparazzis siguiéndolos como una sombra. Preguntas sobre su regreso, sobre Oliver, y sobre cuándo Harry lanzaría nueva música. Pero ninguno de los dos se detuvo para responder.
-A casa -dijo Harry en cuanto se cerraron las puertas del auto, dejando el ruido y la multitud atrás.
Louis lo miró, sabiendo lo mucho que significaba para él proteger a su familia en medio de todo ese caos. -Ya estamos en camino.
Cuando llegaron a su casa, Harry casi se derrumbó al ver lo que los esperaba. Nada más cruzar la puerta, notó la presencia de pequeñas señales que indicaban que alguien había estado allí: su madre, Anne, y su hermana, Gemma. En un rincón, había un paquete de pañales, una cuna armada con esmero, y un par de juguetes cuidadosamente colocados. Junto a todo eso, una pequeña nota manuscrita con la inconfundible caligrafía de su madre.
Harry recogió la nota, y sus ojos se llenaron de lágrimas mientras la leía:
"Querido, sabemos que este viaje ha sido un desafío, pero estamos aquí para lo que necesites. Esperamos que esto ayude un poco. Nos encantaría verlos a los tres cuando estén listos. Con todo nuestro amor, Mamá y Gemma."
Louis, quien observaba la escena desde la puerta, se acercó lentamente, abrazando a Harry por detrás y besando su cuello con cariño. -Parece que Oli ya tiene su habitación empezada -susurró, con una sonrisa suave.
Harry dejó escapar una risa quebrada por la emoción. -No puedo creer que lo hayan hecho... Habíamos planeado comprar una cuna y luego llamar a alguien para remodelar mi estudio y convertirlo en la habitación de Oli.
-Creo que se adelantaron un poco -respondió Louis, apoyando su mentón en el hombro de Harry-, pero está bien. Es su forma de decirnos que están aquí para nosotros, como siempre.
Harry asintió, tomando un profundo respiro. El amor de su familia lo envolvía incluso cuando no estaban físicamente presentes. Y ver esos pequeños gestos, tan simples pero muy llenos de significado, lo hizo sentir aún más agradecido.
-Voy a llamarlas después, pero antes quiero terminar de acomodar esto -dijo Harry, secándose una lágrima mientras miraba la cuna.
Louis lo abrazó más fuerte, sabiendo exactamente lo que sentía. -No estamos solos en esto, Haz.
-Lo sé, omega -susurró Harry, dejando un beso suave sobre la mordida de Louis, ese lugar sagrado que simbolizaba su unión eterna. Luego, con una sonrisa juguetona, agregó-: Tienes una mordida muy bonita... ¿quién es el alfa afortunado? -preguntó mientras dejaba que su lengua rozara suavemente la piel marcada de Louis.
Louis soltó una pequeña risa, entrecerrando los ojos mientras una oleada de placer y calidez lo invadía. El simple toque de Harry en su marca siempre lo hacía sentir protegido, amado, y completo.
-Mmm... creo que es alguien con rizos desordenados y un trasero que me vuelve loco -bromeó Louis, inclinando su cabeza hacia atrás para darle a Harry más acceso a su cuello-. Y parece que le encanta recordarme lo afortunado que soy de tenerlo.
Harry rió contra la piel de Louis, su aliento cálido enviando escalofríos por el cuerpo de su omega. -¿Así que te consideras afortunado? -preguntó en un tono bajo y grave, mientras continuaba besando y lamiendo la marca, haciéndolo estremecer.
Louis sonrió, suspirando suavemente antes de contestar-: Más de lo que puedes imaginar, Hazz.
-Eso es todo lo que quiero escuchar -susurró Harry, deteniéndose un momento para mirarlo a los ojos, esos ojos azul profundo que siempre lograban desarmarlo por completo-. Porque yo también soy el alfa más afortunado por tenerte a ti... y a nuestro pequeño Oli.
Louis sonrió ampliamente, sintiendo el amor sincero de Harry en cada palabra, en cada caricia. Aun en medio de todo el caos que representaba volver a Londres, sabían que mientras estuvieran juntos, nada más importaba.
-¿Quieren ir a la cama? -preguntó Harry suavemente, mientras acariciaba el cabello de Louis. -Debo hacer una llamada rápida.
Louis asintió con una sonrisa, aunque no quería separarse de Harry. Sabía que esa llamada era importante, probablemente relacionada con los contratos y la nueva dirección que Harry estaba tomando en su carrera.
-Vamos, Oli -dijo Louis, levantándose con cuidado y tomando al pequeño Oliver de su cuna portátil. El bebé, medio adormilado, se acurrucó contra el pecho de su madre. Louis besó el pecho de Harry antes de dirigirse hacia la habitación-. No tardes, te estaremos esperando.
Harry asintió, observándolos con una mezcla de amor y orgullo mientras desaparecían por el pasillo. Se tomó un momento para respirar profundamente antes de agarrar su teléfono. Tenía que hacer esa llamada; ya había postergado demasiado tiempo el tema de su manager y las negociaciones con las discográficas.
Marcó el número y esperó unos segundos antes de que la otra persona respondiera.
-Buenas tardes, Harry. ¿Ya te encuentras en Londres? -cuestionó Liam del otro lado de la línea, su tono relajado pero formal.
-Así es, Liam -respondió Harry mientras se acomodaba en una silla cerca de la cama, observando a Louis y Oliver desde la distancia-. ¿Cuándo podemos vernos?
-Mañana mismo, si lo prefieres. Invito el café -contestó Liam con una leve risa-. Así luego te presento con James.
-Me parece perfecto -dijo Harry con una sonrisa, sintiendo un poco más de tranquilidad sabiendo que las cosas avanzaban.
Después de confirmar los detalles, colgó el teléfono, sabiendo que el día siguiente sería un paso importante para desvincularse de Jeff y comenzar una nueva etapa con Sony y Columbia, tal y como lo había planeado.
Ahora, lo único que realmente importaba era regresar con su familia, su refugio.
Apagó el teléfono, caminando hacia la habitación, donde Louis ya estaba acostado con Oliver en sus brazos. El bebé había vuelto a dormirse, y Louis lo observaba con una expresión de ternura pura.
-¿Todo bien? -preguntó Louis en voz baja, alzando la vista hacia Harry.
-Todo perfecto -contestó Harry con una sonrisa-. Ahora lo único que quiero es estar con ustedes.
1214 palabras
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Erotic Melancholia
RomansaHarry Styles se había convertido en la estrella pop del momento, con una voz angelical y una apariencia divina. Louis Tomlinson, un fotógrafo talentoso, recibió la oportunidad de su vida: ser el fotógrafo oficial de la nueva gira de Harry. Para Loui...