Los shows en Nueva York fueron algo tediosos, y Louis solo se limitaba a hacer lo mínimo y necesario para sacar fotos. Iba un par de horas al ensayo, sacaba fotos a la distancia, volvía al hotel antes de que Harry regresara, y luego solo aparecía durante el show. Ya no había fotos en el almuerzo, en el gimnasio, en el camerino. Todo se había vuelto mecánico y distante.
Louis simplemente quería llorar. Necesitaba llorar. Harry solo lo había "ayudado" en su celo porque su omega lo llamó, y como cualquier alfa, respondió al llamado. Pero en realidad, Harry no quería nada más allá de lo profesional. Sin embargo, ahora ambos tenían esas imágenes grabadas en sus mentes: las imágenes de ellos juntos, en su vulnerabilidad.
Rebecca, siempre observadora, notó el cambio en Louis. Un día, mientras pasaba a su lado, no pudo evitar expresar su preocupación.
—Lou, estás muy delgado. ¿Te encuentras bien? —cuestionó Rebecca, con una mirada de sincera preocupación.
Joder, ese era otro tema. Louis no podía comer algo sin sentir náuseas. Su omega estaba en crisis y se negaba a procesar su comida. Se limitaba a tomar agua y a comer algunas golosinas.
—Bien, estoy bien —respondió, cambiando el lente de su nueva cámara, evitando el contacto visual.
—Te ves muy pálido y delgado... tal vez debas ir a un médico —insistió Rebecca, su tono más urgente.
—No es necesario —respondió Louis sin interés, mientras ajustaba el enfoque y veía a través del lente.
—Louis... en serio te lo digo —Rebecca trató de acercarse, intentando que Louis entendiera la gravedad de la situación.
—Rebecca, joder, estoy bien —gruñó, alejándose de la beta. La frustración y el agotamiento se reflejaban en su voz.
La verdad era que Louis no estaba bien. Su cuerpo estaba débil y su mente era un torbellino de emociones. La cercanía de Harry, el constante recordatorio de lo que había pasado, y su propia incapacidad para lidiar con ello estaban afectando su salud de maneras que ni él mismo podía entender completamente.
Harry, por su parte, también notaba el cambio en Louis. Lo veía cada vez más distante, más delgado, y con una tristeza que parecía consumirlo. Quería acercarse, quería ayudarlo, pero no sabía cómo. Cada intento de conversación terminaba en monosílabos y evasivas. Louis había levantado un muro, y Harry no sabía cómo derribarlo sin hacer más daño.
Una noche, después de un show particularmente agotador, Harry encontró a Louis en la terraza del hotel, mirando fijamente al horizonte. El viento jugaba con su cabello, y su figura delgada se veía aún más frágil bajo la luz de la luna.
—Louis —llamó Harry suavemente, acercándose.
Louis no respondió, pero tampoco se alejó. Harry tomó eso como una señal para continuar.
—Sé que no estás bien. Lo veo en tus ojos, en tu cuerpo. Por favor, déjame ayudarte —pidió, su voz llena de una mezcla de preocupación y cariño.
Louis cerró los ojos, sintiendo el peso de las palabras de Harry. Quería dejarlo entrar, quería aceptar su ayuda, pero el miedo y la confusión eran demasiado grandes.
—No puedo... no puedo hacerlo, Harry —murmuró finalmente, su voz quebrándose.
Y con esas palabras, Louis se dio la vuelta y se fue, dejando al alfa allí parado en la terraza. Harry lo vio alejarse, sintiendo una mezcla de impotencia y tristeza. No sabía cómo ayudar a Louis, y eso lo consumía por dentro.
Al llegar a su habitación, Louis se dejó caer en la cama y comenzó a llorar. No sabía exactamente por qué lloraba, solo sentía una tristeza abrumadora que necesitaba liberar. Las lágrimas caían sin control mientras su cuerpo temblaba con sollozos silenciosos.
La puerta sonó, pero Louis no respondió. Estaba demasiado sumido en su dolor como para preocuparse por quién podría ser. Sin embargo, cuando su teléfono sonó con ese tono característico, no pudo ignorarlo. Con manos temblorosas, lo levantó y respondió.
—¡Lou! ¡Tu alfa favorito aquí! Estoy en Nueva York, ¿en qué hotel estás? —rio Zayn al otro lado de la línea.
—Estoy en el Empire, habitación A28. Apúrate —respondió Louis, su voz apenas un hilo.
—¿Estás bien? —cuestionó Zayn, la preocupación evidente en su voz. Pero Louis no respondió; la llamada ya había terminado.
Zayn sintió una punzada de preocupación. Algo estaba muy mal con Louis, y su tono de voz lo había dejado claro. Sin perder más tiempo, se dirigió al Empire Hotel.
Mientras tanto, Louis permanecía tumbado en la cama, sintiéndose vacío y abrumado. Sus pensamientos eran un caos, y su cuerpo seguía temblando por los sollozos. Cada vez que intentaba calmarse, el recuerdo de lo sucedido con Harry volvía con fuerza, haciéndolo sentir aún más vulnerable y perdido.
No pasó mucho tiempo antes de que Zayn llegara al hotel. Subió rápidamente a la habitación A28 y tocó la puerta, esperando que Louis le respondiera. Cuando no obtuvo respuesta, volvió a tocar, esta vez con más insistencia.
—¡Lou, soy yo, Zayn! ¡Ábreme, por favor! —pidió, su voz llena de preocupación.
Dentro de la habitación, Louis escuchó la voz de Zayn y, con un esfuerzo titánico, se levantó de la cama y fue a abrir la puerta. Al ver a su amigo, no pudo contener las lágrimas y se lanzó a sus brazos, buscando consuelo. Buscando su aroma, ese aroma que solo el puede darle a un omega.
—Shh, está bien, Lou. Estoy aquí —murmuró Zayn, abrazándolo con fuerza. Sintió cómo el cuerpo de Louis temblaba contra el suyo y supo que necesitaba estar allí para él.
Louis no dijo nada, solo lloró en silencio mientras Zayn lo sostenía. El alivio de tener a alguien en quien confiar, alguien que estuviera allí para él, comenzó a calmarlo lentamente.
—Vamos a sentarnos, ¿de acuerdo? —sugirió Zayn suavemente, guiando a Louis hacia la cama. Se sentaron juntos, y Zayn mantuvo su brazo alrededor de los hombros de Louis, brindándole el apoyo que tanto necesitaba.
—Cuéntame qué pasó —pidió Zayn, con paciencia y cariño.
Louis respiró hondo, tratando de encontrar las palabras.
—Yo... hace un par de días entré en celo. Todo estaba relativamente bien, sería un celo como cualquier otro; solo y doloroso. Pero no importaba, no importaba hasta que mi omega lo llamó. Llamó a Harry. Llamó a su maldito alfa y él apareció. Su alfa estaba allí, y joder, que se hizo cargo de mí. Él... yo, Dios mío, mi omega lo reclamó como su alfa y él no se negó. Él aceptó y, Dios mío... yo... lo hicimos. —Louis se detuvo, su voz temblando con la emoción y el dolor acumulado.
Zayn lo miró con comprensión y preocupación, dándole el espacio para continuar a su propio ritmo.
—Fue... fue intenso, Zayn. Tan intenso. Y después de todo, cuando el celo pasó, me di cuenta de lo que había hecho. No era solo el alfa y el omega, éramos Harry y yo. No puedo... no puedo simplemente olvidar todo eso. Me siento tan... vulnerable y confundido. —Louis se llevó las manos a la cara, tratando de contener las lágrimas que volvían a amenazar con caer.
Zayn apretó su abrazo, brindándole el consuelo que tanto necesitaba.
—Lou, lo que pasó no cambia quién eres ni lo que vales. Harry es un buen tipo, pero entiendo que esto sea difícil para ti. Tienes todo el derecho de sentirte así. Pero no estás solo. —Zayn habló con firmeza y ternura, queriendo que Louis sintiera todo su apoyo.
Louis respiró hondo nuevamente, sintiendo un pequeño alivio al escuchar las palabras de su amigo. Asintió lentamente, aún abrumado por las emociones, pero sintiéndose un poco más fuerte con Zayn a su lado.
—Gracias, Zayn. —Louis murmuró, su voz aún quebrada pero con un atisbo de esperanza.
—Siempre, Lou. No tienes que enfrentarlo solo. —Zayn respondió, sosteniendo a Louis con firmeza, dispuesto a estar allí para él en cada paso del camino hacia la recuperación.
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Erotic Melancholia
RomanceHarry Styles se había convertido en la estrella pop del momento, con una voz angelical y una apariencia divina. Louis Tomlinson, un fotógrafo talentoso, recibió la oportunidad de su vida: ser el fotógrafo oficial de la nueva gira de Harry. Para Loui...