Capítulo 1

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PRÓLOGO

*narra Manuel*

Al cerrar mi maleta azul doy comienzo a una nueva etapa de mi vida.

Mañana es 1 de septiembre. Ojalá pudiera entrar en el andén 9 y ¾ y subir en el expreso de Hogwarts. Pero de todos modos, tampoco me quejo del lugar dónde me dirigiré mañana.

Nuestra edición de Masterchef Junior tuvo mucha repercusión en el público y desde que finalizó el programa (hace ya dos años), hemos estado muy solicitados en todo tipo de eventos. Eventos a los cuales se sumaban los de la primera edición y, ahora, también los de la tercera.

Los organizadores del programa y nuestros padres acabaron decidiendo que no era muy viable seguir yendo a los colegios públicos de nuestras respectivas ciudades, ya que la mayoría de personas no nos dejaban intimidad. Así que, aquí estamos, acatando órdenes que provocan que vayamos todos a estudiar/vivir a un instituto privado de Tarragona, en el cual solo asisten chicos que han participado en programas infantiles y tras su participación han conseguido fama. ¿Sinceramente? Estoy ya un poco harto de ser conocido, nunca pensé que tendría tantas pegas. Al menos en este nuevo instituto estamos todos pasando por lo mismo. Creo que será un cambio positivo.

Tengo entendido que de nuestra edición asistiremos todos y de la tercera también. Pero, si no me equivoco, de la primera los únicos que no van a escolarizarse en este instituto son Alba, Cristina y Rodrigo.

Empieza tercero de la ESO. Un curso cargado de inevitables reencuentros, demasiadas cosas por descubrir y secretos. Estoy convencido de que habrá secretos, muchos secretos guardados durante estos dos años.

CAPÍTULO 1

*narra Manuel*

Cierro la puerta de mi habitación, contento de que me haya tocado Lukas como compañero de cuarto, y me dirijo a la primera clase del curso.

Me asomo a la puerta, ya hay gente dentro de clase, hablando entre ellos, recuperando el tiempo perdido, poniéndose al día, pero yo solo puedo fijarme en Ana, sentada en última fila, apoyada en la pared y con la mirada perdida. Eso hace que recuerde momentos vividos a su lado estos últimos dos años, especialmente uno del verano que pasé en su casa...

FLASHBACK

Salgo de la ducha y me visto lo más rápido posible. No me gusta dejar sola a Ana demasiado tiempo.

Me asomo a su habitación, pero no está ahí. La busco por toda la casa hasta que me la encuentro encima de la mesa de la cocina, con la cabeza escondida entre las piernas.

Manuel: Ana, ¿qué haces ahí? - no contesta. Así que me acerco a ella. Le acaricio suavemente el pelo y levanta la cara, tiene los ojos hinchadísimos. - Ana... - y eso provoca que vuelva a llorar. Me subo a la mesa y la abrazo con fuerza.

Ana: Tardabas mucho y... - solloza - No puedo soportarlo, Manuel. Cierro los ojos y solo veo llamas.

Manuel: Esto no puede durar eternamente, esas llamas se extinguirán.

Ana: ¿Y si no lo hacen? ¿Y si me quedo traumatizada toda la vida?

Manuel: Eso no pasará mientras yo esté a tu lado.

Ana: Soy una carga para ti... No te dejo tranquilo ni para ducharte...

Manuel: Nunca serás una carga. Y ya sabes por qué estoy aquí, porque no quiero separarme de ti.

Ana: No vayas al showcooking de mañana, por favor... - intenta poner cara de angelito para convencerme.

Manuel: Ya sería la tercera vez que les digo que no puedo...

Ana: Va... Será la última vez que te lo pido, lo prometo.

Manuel: Está bien, - le sonrío - van a acabar quitándome el título de Masterchef Junior. - bromeo. Es cierto que desde que me mudé a casa de Ana no hemos estado en ningún momento separados, Ana sufre crisis continuas y soy el único que sabe cómo aplacarle el dolor. Así que por eso he ido aplazando todos los showcookings y eventos a los que tenía que asistir. Sé que esto no puede durar demasiado tiempo, que algún día me obligarán a ir y entonces no sé qué puede pasarle a Ana, pero tampoco puede depender de mí de esta manera, tiene que empezar a intentar superarlo ella sola... Aunque yo siempre voy a estar ahí para ayudarla. - ¿Vamos a tomar un helado? - le propongo.

Ana: Te quiero. - me regala un largo y dulce beso - Y te quiero ver manchado de helado hasta las orejas.

Manuel: Ja, Ja, qué graciosa. La que va a acabar así eres tú.

Salto de la mesa y voy corriendo hacia la puerta que da a la calle, ella me alcanza y me da la mano. Y así nos dirigimos hacia nuestra heladería favorita, sonriéndonos, queriéndonos. Intentando que nuestra compañía mutua, nuestro amor, consiga vencer de una vez por todas a todos los malos y desagradables recuerdos...

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