Capítulo 117

84 6 1
                                    

CAPÍTULO 117

*narra Rocío*

Roger: Tengo que irme ya. - se separa de mis labios para hablarme, pero yo vuelvo a besarlo. - Me tengo que ir. - repite.

Rocío: Vamos, quédate un rato más, demasiados días sin hacer esto. - y vuelvo a eliminar la milimétrica distancia que nos separa.

Nos fundimos en un largo beso que no sirve para convencerlo, ya que esta vez se separa definitivamente, levantándose del banco.

Roger: Sabes que tengo que ir a ensayar.

Rocío: ¿Pero el primer día ya os hacen trabajar?

Roger: Yo no soy quién lo organiza. - se encoge de hombros.

Rocío: ¿Te ocurre algo?

Roger: ¿Por?

Rocío: Estás muy raro...

De repente se sienta y traga saliva.

Roger: ¿Tú de verdad quieres estar conmigo? Porque yo creo que sigues enamorada de Lucas... - murmura, muy inseguro.

Rocío: ¿CÓMO? - me indigno, levantando la voz - Sabes lo que me hizo, no podría volver a estar nunca con él. Y tú me haces mucho bien, te lo prometo.

Roger: Lo siento, pero es que me metieron pájaros en la cabeza y lo pasé fatal estas Navidades pensando en que puedes escurrirte entre mis dedos sin yo poder hacer nada.

Rocío: ¿Quién te dijo eso? - pregunto realmente molesta de que alguien se esté metiendo en mi vida.

Roger: No importa, solo me dijeron que os vieron a los dos juntos en PortAventura y claro...

Rocío: Solo se estaba disculpando conmigo. - respondo tajante.

Roger: ¿Después de todos estos años? - muestra una mueca de desagrado que me irrita hasta tal punto que no puedo evitar ser borde con él.

Rocío: Qué más da, se ha disculpado, eso es lo que cuenta. Y si tanto te crees lo que te dicen los demás deberías replantearte nuestra relación.

Me levanto yo también, dirigiéndole una severa mirada y me voy en dirección contraria, con la mente embotada debido a mi enfado, que provoca que me choque contra alguien.

Lucas: ¿Y esa potencia? - me intercepta, con esa sonrisa encantadora.

Rocío: No estoy de humor. - su presencia sigue irritándome. ¿Pero por qué esboza esa sonrisa burlona que tanto me gusta?

Lucas: Pues justamente te estaba buscando.

Rocío: Pues ya me has encontrado. ¿Qué quieres?

Lucas: Definitivamente creo que serías una buena mortífago. - suelta una carcajada y yo destenso mis músculos, reparando en la bolsa de su mano. Se da cuenta de que la estoy mirando. - Es para ti.

Rocío: ¿En serio? - asiente y agarro la bolsa, desenvolviendo el papel con impaciencia.

Tanto es mi asombro al encontrarme delante de la varita del mismísimo Lord Voldemort, que presa de un impulso lo abrazo realmente emocionada. Mi enfado ya no existe.

Rocío: Joder, Lucas, muchísimas gracias. - le digo todavía rodeándole el cuello con mis brazos - Esto te ha tenido que costar una barbaridad.

Lucas: No importa, tus abrazos no tienen precio. - sin poder evitarlo, me sonrojo, así que me zafo rápidamente de él. No estoy acostumbrada a un Lucas tan tierno.

Nos quedamos así. Frente a frente. Explorándonos con la mirada. Pienso en Roger y en que él no ha tenido ningún detalle conmigo. ¿Estaré con la persona equivocada?

*narra Mario*

Nuestra jadeante respiración se va relajando poco a poco. Nos encontramos boca arriba, mirando al techo. Aina me coge de la mano pero la separo bruscamente y me levanto de la cama de un salto, vistiéndome a toda prisa.

Aina: ¿Qué te pasa? - me pregunta, tapándose con la sábana.

Es hora de dar el golpe de gracia, todo sea por mantener a salvo mi secreto. Me coloco delante de la puerta, dándole la espalda.

Mario: Hace tiempo que dejé de estar enamorado de ti, solo quería acostarme contigo. Ahora que lo he hecho, ya puedo decirte que te engañé con Remei. Adiós, Aina.

Ni siquiera me giro para mirar su reacción, abro la puerta y me alejo corriendo, intentando deshacerme del malestar que se acaba de instaurar en mi interior. 

InvenciblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora