Invencibles

Capítulo 20

CAPÍTULO 20

*narra Marta*

Salgo del comedor, agobiada por la multitud y diviso a Manuel, pegando a una columna. ¿Pegando a una columna? Corro hacia ahí y me interpongo entre la columna y él.

Marta: ¿Qué te pasa? - hace caso omiso, intentando apartarme para seguir haciéndose daño. Los nudillos le sangran. - ¡MANUEL! - grito. Eso hace que vuelva a la realidad y se derrumbe. Le abro mis brazos, para que al menos tenga un lugar seguro donde refugiarse.

Manuel: No puedo con ella, no puedo... - gimotea - Encima me hace recordar todos los problemas entre Ana y yo... La ha llamado lunática. ¿Te lo puedes creer? Si no fuera por lo mucho que la odio y que lo dice todo para herir, me hubiera hecho hasta gracia. Luna Lovegood es un referente a seguir.

Marta: Déjame adivinar. Martina, la petarda, ¿verdad? - él asiente - Esa vulgar cotilla se va a enterar, todavía no sabe de primera mano quién es Marta Álvarez.

Manuel: Déjalo, no le debes nada a Ana. Y menos después de lo qué pasó entre vosotras.

Marta: Pero sí te lo debo a ti. Manuel, - le levanto la barbilla con mi mano, para que me mire - no quiero verte más así. Eres mi amigo y, aunque no lo parezca, me duele tu situación.

Manuel: Me siento tan culpable...

Marta: Tú no tienes la culpa de nada. Suficiente hiciste ya.

Manuel: Nunca es suficiente...

Marta: Vamos, no te tortures. Poco a poco se pondrá todo en su lugar, esto son solo los duros primeros días que hay que soportar.

Manuel: Me da la sensación de que Ana y yo nunca volveremos a poder ser los mismos...

Marta: Después de lo del incendio, ¿en serio crees que podríais volver a ser los mismos?

Manuel: Pues eso quería intentar, Ana no tiene la culpa de que un demente quisiera... quisiera... - murmura un grave insulto. Se sienta en el suelo, apoyando la espalda en la pared, me invita a que me siente a su lado y me rodea con su brazo. Pasamos unos largos minutos en silencio, reflexionando. Sabes cuando alguien forma parte de ti cuando los silencios no te resultan incómodos, al contrario, te resultan agradables. - Por cierto, ¿qué te traes con Víctor? - me pregunta.

Marta: No lo sé ni yo.

Manuel: Sigo siendo Martacuti, que lo sepas.

Marta: Pues yo hace tiempo que dejé de serlo. - estoy tan a gusto que eso me empuja a soltar mi gran secreto, ese que solo Marcos conoce y que rechazó vilmente, destrozándonos a los dos por completo. - Manuel, me apetece explicarte qué me pasó hace dos años y por qué no quiero ver a Marcos ni en pintura.

Le cuento lo de la carta, el correo sin respuesta y mi miedo a descubrir que mi madre de verdad no está muerta, que han estado engañándome toda mi vida. Manuel promete estar a mi lado. Y yo le prometo estar al suyo. Con alguien apoyándote resulta todo mucho más fácil.

*narra Martu*

Después de comer, me dirijo a la biblioteca, me apetece sumergirme en un libro para no pensar en mi vida.

Xavier: ¡MARTU! - oigo que gritan mi nombre pero eso solo sirve para que camine más deprisa. Hasta que me alcanza. - ¿Por qué me rehuyes? - insiste, una vez que está delante de mí.

Martu: ¿Tú qué crees?

Xavier: Vamos, como si no hubiese pasado eso nunca antes.

Martu: Pero ya pasó un año desde eso y... - Y me calla con un beso. Yo me comporto como una tarada y no quiero despegarme de sus labios. - Para. - le digo, cuando soy consciente de que tengo que reaccionar. - No estoy siendo sincera contigo.

Xavier: ¿Acaso no te das cuenta de que sé que sientes algo por Mendicuti? - ese comentario hace que mis mejillas se enrojezcan - Pero me da igual. Me da igual porque estoy dispuesto a luchar por ti. Y porque... - se acerca provocativamente a mis labios - porque sé que por ahí, en tu corazón, por muy escondidos que estén, quedan sentimientos que apuntan hacia mí.

Me da un breve beso, me aprieta la mano en un gesto dulce y observo cómo se aleja físicamente, sin embargo, creo que es la vez que ha conseguido llegar más a mí. Está claro que quiero olvidarme de Marcos, no tengo ni la mínima posibilidad con él, entonces, ¿tan malo puede ser que quiera intentarlo con Xavi?