Capítulo 119

83 6 0
                                    

CAPÍTULO 119

*narra Elena*

-¡Ey! - me llama una de las supervisoras - Eres Elena Vilches, ¿verdad?

Elena: La misma.

-Ya te hemos asignado una compañera de habitación, estarás con Sandra de la Rosa en la 505. Ya puedes ir a instalarte.

Elena: De acuerdo, gracias. - le dedico una de mis elaboradas sonrisas falsas, sabiendo que esta noche no pienso ir a otro lugar que no sea la habitación de mis dos queridos amiguitos.

Sigo mi camino y me encuentro con una grata sorpresa. Está de espaldas, con ese pelo horrible recogido en un todavía más horrible moño, esa ropa tan pasada de moda y esos toques de ganchillo... Solo mirarla me da repelús. Me acerco a ella y carraspeo para que se gire, ni loca la tocaría.

Tan solo verme, parpadea varias veces, seguro que le parezco una ilusión óptica.

Elena: Hola, querida Covadonga. - esbozo otra del amplio abanico de sonrisas que poseo - Solo quería decirte que volvemos a ser compañeras. - su rostro se torna pálido.

Covadonga: ¿Qué haces aquí? - logra articular.

Elena: Soy modelo, seguro que me habrás visto ya en distintas revistas. Ah, bueno, lo dudo, tú solo consumes las de cocina. - no puedo evitarlo, es un acto reflejo meterme con ella. - Yo poso y tú comes. Cada una a lo suyo. - noto cómo se le crispa la cara.

Covadonga: Tú no te mereces estar aquí. - murmura entre dientes.

Elena: Por supuesto que sí. A mí me expulsan del instituto por tu culpa y tú vas al psicólogo por la mía. Estamos en paz. - antes de que replique, añado mi último comentario. - Nos vemos por los pasillos. O en la cocina. - le guiño un ojo y vuelvo a sonreír, alejándome de ella.

*narra Remei*

Como un cohete arrastro a Aina y a Daniel conmigo hasta la sala común, esperando encontrarme con Ana Luna. Por suerte, la sala está repleta de nuestros compañeros, incluido el cobarde de Mario. Que empiece la función.

Remei: Chicos. - carraspeo - Escuchadme. Qué bien que estéis todos aquí, incluido tú, Mario Palacios, el flamante ganador de la primera edición de Masterchef Junior. - digo totalmente segura de mí misma, él se pone muy nervioso, mordiéndose las uñas y despeinándose. Hace amago de levantarse para detenerme, pero no va a conseguirlo. - Ni lo intentes. - le hago un gesto con la mano para que se pare - Todo el mundo por fin conocerá la verdad. Seguro que todos recordaréis que en el duelo final Ana Luna se cortó con un cuchillo. Qué casualidad, ¿no os parece? Y que encima le faltasen algún utensilio y algún ingrediente. Y que precisamente el plato de Ana Luna no tuviese un sabor muy adecuado, ¿no? Todo esto fue obra de nuestro querido Mario, aquella persona que se alzó con la victoria mediante trampas. Y ha decidido arrasar con todo aquello que se le ponía por delante solo para seguir ocultando este secreto. Yo lo vi, lo vi todo. Y he sido cómplice durante muchos años, solo porque lo quería. Qué ingenua, ¿verdad? Lo siento, sobretodo por ti, Ana Luna, éramos amigas y no te mereces que lo haya ocultado todo este tiempo.

Se hace el silencio. Mario está más rojo que un tomate, todos lo miran cargándolo de culpabilidad. Nadie se atreve a decir nada. Ni siquiera Ana Luna.

Jordi: ¿Todo lo que dices es cierto? - reza una voz a mis espaldas. Me giro y me encuentro con un iracundo Jordi Cruz. - Debería de caerte la cara de vergüenza. Obviamente voy a empezar a mover los hilos para retirarte el título. ¿Y sabéis qué? Que ese duelo final se va a volver a celebrar.

InvenciblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora