CAPÍTULO 174
*narra Claudia*
<<Tan solo necesito ese soplido de aire primaveral que me haga regresar a mi zona de confort>>
No puedo evitar que una lágrima surque mis mejillas al terminar el último relato. Nunca pensé que podría llegar a empatizar tanto con un pendrive repleto de Words adornados con reflexiones fruto de percances que la vida nos pone por delante.
Concretamente, hay una que me encanta:
<<Oculto en el armario, leyendo mi cómic favorito con ayuda de una linterna, una resonancia de la puerta del parking llegaba a mis oídos. Salía escopeteado de mi escondite, esperando a que subiera las escaleras para abalanzarme sobre sus brazos.
La puerta se volvió muda. Pero una noche la oí sollozar, haciendo compañía a los gimoteos que emergían de mi más profundo desamparo>>
Corro el riesgo de aprendérmelos todos de memoria. Aquí, en este minúsculo aparato, se encuentra el corazón partido de alguien. Llevo pensando demasiados días en que me gustaría ser quién lo reparara, aunque por otro lado, ¿cómo reaccionaría si descubriera que una fisgona ha violado sus pensamientos más profundos? Pero os prometo que no hay ninguna intención maligna en mí, este chico ha logrado que mis sentimientos por Mauro se difuminen. Parece ser que soy una enamoradiza, pero siento que esto es diferente, que por fin alguien puede corresponderme.
Si al menos supiera a quién pertenece...
Mi tranquilidad se quiebra cuando Elena irrumpe en mi cuarto, dándome dos besos y fulminándome con esa mirada que indica que está a punto de cometer alguna maldad. Desde que leí el primer documento se desvanecieron mis ganas de formar parte de cualquier complot, pero se lo prometí y, por mi bien, es mejor que no le falle.
Elena: ¡Deja ya el portátil, Clau! Pensaré que tienes un novio virtual. ¿Nos vamos? Cova nos está esperando. - me levanto de la silla y me coloco la chaqueta, Elena se retoca su maquillaje delante del espejo - Ya sabes lo que tienes que hacer.
Asiento, emitiendo un breve suspiro de exasperación.
Al ser fin de semana nos dejan salir del instituto. El centro comercial es nuestro lugar favorito. Tras haber entrado en los vestuarios de todas las tiendas, Cova se queda plantada delante de un peculiar vestido, sin atreverse a probárselo.
Elena: ¿A qué esperas? ¡Pruébatelo ya!
Covadonga: No me convence, es demasiado ceñido...
Elena: No seas tonta, ¡ya sabes que estás estupenda!
En cuanto Cova se mete en el probador, mi amiga se humedece los labios, lista para seguir con su actuación.
Claudia: ¡Estás preciosa! - la alabo cuando corre la cortina.
Ella se mira otra vez en el espejo, sin estar muy convencida.
Covadonga: El patrón me encanta, pero... - se señala la barriga.
Elena: ¡Estupideces! ¿Sabes a quién le encantaría verte con este vestido? - se encoge de hombros - ¡A Juan! - exclama, mostrando entusiasmo.
Covadonga: ¿Qué? - se alarma - El imbécil ese le encontraría mil defectos.
Claudia: Está muy arrepentido.
Covadonga: ¿Y tú qué sabes? - responde a la defensiva, no sé si será tan fácil como Elena creía.
Elena: Estuvimos hablando con él.
Covadonga: ¿En serio? Joder, no le hagáis caso, él solo quiere herir a la gente.
Claudia: Vino a pedirnos ayuda. Quiere recuperarte.
Elena: Era la primera vez que tenía novia y él inconscientemente repetía los comentarios que su padre le hacía a su madre...
Claudia: A veces los hábitos que presenciamos y adquirimos de pequeños son superiores a nuestra voluntad.
Elena: Pero en cuanto se dio cuenta de cómo se estaba comportando, recapacitó. Le daba miedo hablar contigo, porque sabe que le odias.
Claudia: Pero es que le brillaban tanto los ojos cuando hablaba de ti... Es tan mono, tía. Y te quiere. Puedo asegurarte que te quiere.
Elena: Sabemos que tú sabes perdonar. - le rodea el cuello con sus brazos, fingiendo que está muy agradecida porque le haya dado una segunda oportunidad, los sollozos parecen reales.
Covadonga: Me acabáis de descolocar totalmente... - murmura, corriendo la cortina y cambiándose a toda prisa. - No lo sé, chicas, - nos comenta, una vez hemos salido de la tienda, sin haberse comprado la prenda - a mí me gustaba mucho. Y por eso tardé tanto en darme cuenta de que no paraba de hacerme daño.
Elena: Él tampoco quería hacértelo...
Claudia: Sabemos que lo echas de menos...
Se sienta en un banco, tapándose la cara con las manos.
Covadonga: Necesito un helado. - dictamina.
Le insistimos en que no se mueva de ahí, yendo nosotras a por su helado. Elena muestra una sonrisa de oreja a oreja.
Elena: Esto va viento en popa, que quiera un helado es una buena señal. Le comemos un poco más la oreja y cae fijo. ¿Cuándo aprenderá la gente que aunque el diablo esté divinamente disfrazado no hay que fiarse de él? - estoy segura de que hasta Maléfica hubiera envidiado esa malévola risa.
ESTÁS LEYENDO
Invencibles
Teen FictionHan pasado dos años desde que Manuel se proclamó ganador de Masterchef Junior 2. Los organizadores del programa y los padres de los concursantes acabaron decidiendo que no era muy viable seguir yendo a los colegios públicos de sus respectivas ciuda...