Capítulo 106

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CAPÍTULO 106

*narra Bruno*

Bruno: Tu novio es un flojo.

Martu: Y tu mejor amigo un dramático.

Bromeamos, refiriéndonos a Xavi, ya que no se ha atrevido a subirse al Furius Baco, y ahora nos encontramos Martu y yo en la cola, a punto de entrar. Estoy nervioso y creo que no es por la atracción. Seguimos bromeando sobre temas banales, siento miedo cuando estoy a su lado. Miedo cuando el océano que tiene por mirada me envuelve. Miedo a traicionar a mi novia y mi mejor amigo. Miedo a que Martu me considere un desubicado. Sí, desubicado, al final se me pega su vocabulario argentino.

Martu: ¡Estás en cualquiera! - chasquea los dedos delante de mi cara, para que me baje de la Luna de Valencia, ya que me he quedado embobado contemplando la atracción y pensando en todo lo que pasó entre nosotros en la fiesta. Me giro bruscamente y ya será por la adrenalina de estar a punto de subirnos, pero decido sacarme la duda que me lleva carcomiendo todos estos días.

Bruno: Es que estaba pensando en... ¿Tú te acuerdas de...? - pero nos indican que nos toca ya a nosotros y se corta la pregunta.

Nos sentamos en el vagón. Estoy tiritanto. Lo tengo todo mezclado.

Martu: ¿Qué me ibas a decir? - PUM. El motor arranca, nos movemos cinco metros y delante de nosotros sale una pantalla con un científico, en breve arrancará a la máxima potencia.

Bruno: Tic toc. Tic toc. - repito, acompasadamente, para intentar tranquilizarme y para evitar el tema.

Martu: La arena es un reloj. - me sigue. Nos miramos, nerviosos, y cierro los ojos esperando la salida.

Se me sube el corazón a la garganta cuando se pone en marcha y grito como nunca había gritado, intentando expulsar todos los pensamientos que tengo sobre Martu y que se pierdan por el cielo de PortAventura.

*narra Marina*

Llevo huyendo de Jota todo el día, no me siento bien al hacerlo, pero no me apetece que me siga mirando con esa expresión de reproche todo el día. ¿Se cree que a mí no me afectan estas cosas? ¿Se cree que no me importa lo suficiente?

Deambulo por China, por la zona donde está situado el Shambala, sin dejar de pensar en que estoy desperdiciando este soleado día de final de diciembre. Mis fosas nasales reconocen un suave olor que me encanta y noto cómo una delicada mano me acaricia el hombro por detrás. Freno en seco, concentrándome en su presencia. Se aproxima a mi oído y susurra:

Jacobo: Teníamos un pacto, ¿recuerdas?

Marina: Y lo estoy incumpliendo, ¿no es cierto? - respondo, girándome y perdiéndome en esa mirada que tanto me atrapa.

Jacobo: Nos prometimos que cuando tuviéramos cualquier diferencia, la afrontaríamos, no la evitaríamos. Yo tampoco lo he cumplido, he estado haciéndome el dolido todo el tiempo.

Marina: Menos mal que no somos unos cabezotas. - sonrío.

Jacobo: Menos mal que cuando te miro se me olvida todo. - esboza otra sonrisa, acariciándome el pelo.

Marina: Menos mal que no puedo vivir sin tus besos. - poso mi mano en su nuca y lo atraigo hacia mí.

Me destenso cuando nuestros labios se unen, la paz se instaura en mi interior. Me corresponde con fuerza, dándome cuenta de que siempre he creído en nosotros y siempre lo haré. Tras una serie indefinida de besos, siento que tenemos algo pendiente y la paz de mi interior se convierte en un fogoso deseo. Me separo brevemente de sus labios y sonrío maliciosamente ante la locura que se me acaba de ocurrir.

Marina: Jota... - murmuro, él vuelve a besarme - La atracción que tenemos delante de nosotros, Angkor, está cerrada porque es invierno... - y me muerdo el labio. Él capta mi insinuación.

Jacobo: Pero... - su rostro se vuelve rematadamente rojo.

Marina: Anda, tonto. - le doy un suave beso en la nariz, lo agarro del brazo y nos colamos disimuladamente por ahí. Me gusta llevar la voz cantante.

Encontramos un rincón acogedor y escondido. Me lanzo otra vez a sus labios, ahora con mucha más seguridad y ansia. Jugamos con nuestros labios, nuestras manos, nuestras pieles... Nuestra ropa reposa ya en el suelo y nosotros nos tumbamos cuidadosamente en él, siendo valientes, compartiendo un acto de amor muy valioso, dejándonos llevar...

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