Capítulo 59

133 8 0
                                    

CAPÍTULO 59

*narra Jacobo*

Coloco mejor los cojines sobre la manta que he puesto en el suelo de la azotea del instituto, en plan chillout. Encendería unas velas e incienso para provocar un ambiente más místico, pero el gran viento que sopla no me lo permite. Aunque no me importa que haga frío, se me pasará gracias al agradable calor que Marina me aporta. Hoy es un día especial, en realidad no hay motivo para que lo sea, pero yo quiero que lo sea, así que así será. Hoy un día especial. Porque aunque apenas lleve una semana y media saliendo con Marina, ella ya me gustaba desde hacía mucho y siempre habíamos tenido una relación mágica. Hoy quiero confesarle, aquí, en el lugar más alto que he sabido encontrar, todo lo que ella me aporta, ella consigue elevarme hasta lo más alto para permanecer ahí, junto a ella, sujetándonos y haciéndonos más fuertes. Quiero inmortalizar nuestra relación.

Llevo días pensando en cómo sorprenderla y creo que esto no se lo imagina, me ha costado mucho trabajo, pero no importa, ella se merece todo mi esfuerzo. Me paseo arriba y abajo, esperando a que llegue, impaciente, ya que está tardando más de lo previsto. Al cabo de unos minutos, la puerta se abre y en mi cara se forma una inconsciente sonrisa tonta al verla, pero se desvanece en el momento en que me doy cuenta de que viene acompañada.

Está con Ana y tienen las manos entrelazadas, la gallega luce unos increíbles ojos rojos y va totalmente despeinada. Eso huele a una de sus crisis. Marina me dirige una mirada indescifrable y acompaña a Ana a sentarse encima de las mantas, ella, todavía aparentemente afectada, acata sus órdenes. No deja de murmurar palabras ininteligibles ni de mover sus dedos.

Entonces es cuando Marina se acerca a mí.

Marina: Lo siento, Jota. No podía dejarla sola. Espero que no te moleste. - se inclina para besarme pero de la indignación que siento me aparto bruscamente. Ella abre mucho los ojos y se cruza de brazos. - Anda ya, no fastidies.

Jacobo: ¿Cómo quieres que no me sienta fastidiado si llevo un montón de días pensando en esto, súper ilusionado, y ahora a ti te da por aparecer con Ana? ¡Fastidiándolo todo!

Marina: ¿Me estás diciendo que apoyar a mi amiga es fastidiarlo todo? - replica, intentando no hablar muy fuerte para que Ana no nos oiga.

Jacobo: ¡TE ESTOY DICIENDO QUE NO VALORAS TODO LO QUE HAGO POR TI! - ahora sí que alzo la voz, sin importarme nada, solo mi orgullo y mi trabajo desprestigiado. Empiezo a sentir calor, pero no por la presencia de Marina, sino por la ira que empieza a brotar en mi interior.

Marina: ¡CREO QUE NO ES PARA TANTO! ¡ANA ME NECESITA Y NO ME DA LA GANA DE DEJARLA SOLA!

Jacobo: ¡PUES SÍ QUE LO ES! ¡PORQUE HOY ERA UN DÍA MÁGICO! ¡ESTE ERA EL MOMENTO PERFECTO PARA DECIRTE QUE TE QUIERO! - exploto, mandándolo todo a freír espárragos, cargándome todo aquello que habíamos logrado construir. Marina me mira fijamente, sin saber bien bien qué decir. Se oye un agudo grito, procedente de la garganta de Ana, que cierra los ojos y se tapa las orejas con las manos a la vez que grita.

Ana: ¡YA BASTA! - se levanta de golpe, descontrolada - ¡ESTOY ACOSTUMBRADA A SENTIRME COMO UNA CARGA, ASÍ QUE PODÉIS DECÍRMELO DIRECTAMENTE A LA CARA! NO DISCUTÁIS POR MÍ, NO MERECE LA PENA DESGASTAR ENERGÍAS POR CULPA DE UNA LUNÁTICA, LO SÉ. - corre hacia la puerta, pero antes de irse le dirige una triste mirada a Marina - Lo siento...

Marina: Genial, Jacobo, genial. - me reprocha, cuando Ana ha desaparecido. Y se va tras ella. Dejo de cuestionarme todo lo que acaba de pasar y quién tiene razón y quién no, me he quedado atascado en este último comentario, este último detalle es el que más me ha dolido.

Jacobo: Solías llamarme Jota... - susurro, pero ella ya no puede oírme.

InvenciblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora