Capítulo 198

67 5 0
                                    

CAPÍTULO 198
*narra Laura*
El espejo me devuelve el reflejo de una chica con todavía cara de niña, de cortas cortinas de pelo lacio y rubio ceniza, de sonrisa soñadora. Me paso el peine, sin causar un gran cambio en mi rostro, solo quitar algún enredo rebelde. Una respiración agitada desemboca en mi nuca, aparto la vista de mi pelo y me encuentro con los ojos rojizos de una persona que hoy no ha podido conciliar el sueño. Me giro y la abrazo con fuerza. Bruno no tarda en unirse al abrazo. Me fijo en sus nudillos pelados y su cara amoratada.
Martu: No me siento capaz de salir ahí fuera... —solloza mi compañera de habitación.
Laura: Yo creo que lo peor ya ha pasado —le digo, acariciándole el pelo—. Las cosas han ido así, ocultándote no vas a cambiar nada.
Bruno: Cuando la tempestad amaine, hablaremos con él —decide él.
Unos golpes a la puerta provocan la disolución del abrazo. Sonrío al encontrarme con mi Krusty.
Laura: Qué madrugador hoy, ¿no? —lo saludo, dándole un beso de buenos días.
Lukas: Tenía cosas que hacer —responde, escueto—. Te espero —me dice, entrando en la habitación, regalándome otro beso y saludando a la pareja que quiere exiliarse.
De camino a clase, sin soltar la mano de Lukas, unas risas y una aglomeración al final de uno de los pasillos desvían mi ruta. Me separo de mi chico, colándome entre los demás y aquello que veo me hiela la sangre:
<<HUGO IBÁÑEZ, EL NUEVO PREMIO NOBEL DE LITERATURA (PATÉTICA)>>.
Estas son las palabras que decoran la pared, acompañadas de un texto:
<<VER EN LA OSCURIDAD
Observaba los regueros de cera que se formaban en el cirio, sin dejar de agitar su pierna derecha. La larga y anaranjada llama iluminaba sus uñas mordidas hasta la raíz.
Primero, el bienestar de las risas en la oscuridad.
Después, el destello del mechero encendiendo la vela.
Tras la confusión, llegó el silencio perturbador.
Finalmente, su mano escribiendo el mensaje, intentando finalizar la prórroga, ofreciéndose a soplar la vela.
Uno de los regueros manchó el plato que sujetaba la candela. Él no apareció, no quiso que su voz volviera a sonar risueña. Ella se levantó de la mesa, aliviada. Pero la vela seguía encendida. >>
Me doy cuenta de que este no es el único cartel que hay, ya que en el pasillo de mi derecha puedo divisar otra multitud. Arranco los papeles llena de furia y les dirijo una severa mirada a todos aquellos que están a mi alrededor.
Laura: ¿OS QUERÉIS LARGAR YA? ¿TAN ABURRIDAS SON VUESTRAS VIDAS? —grito, sintiendo la humillación de mi hermano en mi propia piel— ¿Tú te crees que esto sea real? —le digo a Lukas cuando los demás se han largado, arrugando uno de los papeles. Él se limita a bajar la vista.
Diez.
Le pongo una mano en el hombro.
Nueve.
Otra en la barbilla.
Ocho.
Le levanto la cabeza.
Siete.
No se atreve a mirarme.
Seis.
Aprieta los labios.
Cinco.
Y entonces lo entiendo todo: sus intentos por animarme, su rabia hacia mi hermano, la conversación de Claudia y Elena sobre el chico del pen y su extraño interés...
Cuatro.
Laura: ¿Tú? —le digo con un hilo de voz.
Tres.
Lukas: Se lo merecía... —masculla.
Dos.
Uno.
Cero.
Mi cerebro le envía una información a mi brazo que no me da tiempo a descodificar, ya que mi palma ya está sobre su cara.
Laura: ¿Esto ha sido idea de Marta? ¿Le has pedido ayuda? ¡Porque si no no entiendo nada! —levanto la voz.
Lukas: Sabes que yo no tengo mucha relación con Marta, ha sido mi idea. ¡Estabas destrozada por su culpa! ¡Tenía que hacer algo! ¡Jugó con nuestros sentimientos!
Laura: ¿Algo que lo dejara a la altura del betún? ¡Mi Lukas no es así! ¡Me da igual lo que nos haya hecho mi hermano, una humillación pública es muchísimo peor! ¡Eso era algo privado! ¡Mereces que te empareje con Dolores Umbridge! —sé que eso le ha dolido, su gesto me lo confirma— ¡Eres un canalla! ¡Así no se solucionan las cosas! ¡VETE A LA PUTA MIERDA! —exploto.
Lukas: ¡No te pases! ¡Que lo he hecho por ti!
Suelto una inmensa e irónica carcajada.
Laura: ¿De verdad lo has hecho por mí? ¿Ridiculizar a mi hermano? Me he cansado de estar saliendo con un crío egoísta que solo piensa en divertirse a costa de los demás.
Lukas: Laura, yo no soy así —indica, con pose afectada.
Laura: ¿Ah, no? —sigo con mi tono sarcástico— Te recomiendo que pienses lo que acabas de hacer.
Lo dejo con la palabra en la boca, dirigiéndole una última mirada llena de decepción y dedicándome a arrancar todos aquellos carteles que mi ex novio se ha dedicado a colgarlos con sumo cuidado.
Libero un suspiro exasperado ante mi último pensamiento, en cuestión de minutos aquel al que llamaba novio acaba de ganarse el prefijo ex.
Los números negativos vuelven a gobernar mi vida.

InvenciblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora