Capítulo 91

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CAPÍTULO 91

*narra Manuel*

Ana: Chisssst. - oigo que me llama Ana en la penumbra de la habitación. Le suelto un momento la mano a Marta y me aproximo a la puerta.

Manuel: Tengo que quedarme con ella... - le informo con cautela, temeroso de su reacción.

Ana: Está bien. Lo entiendo. Bueno. No entiendo mucho vuestra relación, pero si es lo que quieres... - levanto una ceja - De veras. ¡Estoy combatiendo contra mi defecto fatídico!

Manuel: No sabes cuánto me alegro. - sonrío, abrazando a mi chica. - Dormimos mañana en el Árbol del Ahorcado, ¿vale?

Ana: Mañana y los días que hagan falta.

Manuel: Te quiero.

Ana: Te quiero.

Nos damos un beso de buenas noches y vuelvo al lado de Marta.

Manuel: ¡Estás ardiendo! - exclamo al tocarle la frente. Fiebre.

Marta: ¿Piensas quedarte sentado en esta cutre silla toda la noche? - parece que empieza a encontrarse un poco mejor - Anda, túmbate aquí a mi lado. - al principio me extraña su proposición pero finalmente cedo y me empapo de su calor.

Manuel: ¿Y tu compañera de habitación? Es Remei, ¿verdad?

Marta: Seguro que se ha ido con Mario. ¿Sabes que Mario y ella comparten un pequeño secreto? - me explica todo lo sucedido, todos sus planes macabros por torcer esa relación. - Mañana voy a seguir divirtiéndome...

Manuel: Marta, ¿por qué haces todo esto? Te conozco y sé que no es por simple diversión, tú no haces nada en vano.

Marta: Yo... Es que necesito algo para distraerme y no pensar en quién tú sabes...

Manuel: ¿En Voldemort? - bromeo. Ella me pega un débil codazo.

Marta: Estúpido... - se ríe.

Manuel: Sí, en Mendicuti, no digas su nombre no vaya a ser que aparezca por la puerta. - me gano otro merecido codazo.

Marta: Tú sabes que yo quiero a Víctor, pero es todo demasiado fácil con él. Me comprende y está loco por mí, no supone ningún reto. Me atrae y es un buen compañero de humillaciones, pero después lo comparo con Marcos... A mí ya me iba bien odiarlo, pensar que no le importaba lo más mínimo. Y ahora me suplica que le perdone, intenta acercarse a mí... ¡Y todavía tengo su dichosa toalla en mi armario! ¿Por qué te crees que la he tomado con Aina? He notado que se vuelven a llevar muy bien, una parte de mí nunca abandonará esa guerra. Pero no quiero, Manuel, no quiero. No quiero volver a prestarle mi corazón para que lo rompa en pedazos. Marta Álvarez no puede tolerarlo. Ahora que he empezado mi plan no puedo dejarlo, hay que llegar al final. Y Víctor me ayudará en todo lo que pueda. Así que ya está. Cuánto más alejado esté Marcos de mí, mejor.

Nos quedamos un rato en silencio mientras le toco los mofletes a Marta.

Marta: ¿No vas a decir nada? - insiste.

Manuel: No creo que te guste lo que vaya a decirte. - por su silencio interpreto que quiere que prosiga - Sigo siendo Martacuti, ya lo sabes. No hay prisa, un día lograrás superarlo y te enfrentarás a él, te darás cuenta de que es inevitable...

Marta: No le digas nada de esto a él, por favor.

Manuel: ¿Por quién me has tomado? - me hago el ofendido y le empiezo a hacer cosquillas. Ella se queja del dolor de sus articulaciones, sigue muy caliente de fiebre. Debería tomarse algo. Volvemos a quedarnos callados y sigo tocándole los mofletes, hasta que noto una lágrima surcar por su mejilla. - Hay algo más. - le digo. - Y sé que no tiene nada que ver con Mendicuti. - los dos sabemos de qué estoy hablando.

Marta: ¿Por qué manda un trabajo sobre una canción de Xoel López? - Hay una canción de este artista titulada "La boca del volcán", que es un acertijo. Nos ha pedido que le demos una respuesta argumentada. Xoel López es el cantante favorito de Marta - ¿Por qué no para de mandarnos trabajos sobre cosas que me gustan? ¿Por qué no para de acercarse a mí? ¿Por qué se llama Berta García?

Manuel: Hay muchas Bertas García en el mundo...

Marta: ¿Pero no crees que es mucha casualidad?

Manuel: ¿Y por qué no...? ¿Por qué no indagas en el asunto?

Marta: Tengo miedo... - musita. - No estoy preparada para saber la verdad. Para darme cuenta de que he estado viviendo en una mentira.

Manuel: Algún día tendrás que enfrentarte a ello. Igual que con Mendicuti.

Marta: ¿Estarás a mi lado?

Manuel: ¿Lo dudas?

Marta: Me alegro que lo hayas arreglado con Ana. No es consciente de la suerte que tiene. Bueno, yo también la tengo. He encontrado al mejor amigo que hay en este retorcido mundo. - le dedico una suave caricia a modo de agradecimiento.

Manuel: Ambos nos hemos quemado en la boca del volcán, pero eso no significa que ansiemos volver a empezar. - añado, haciendo referencia a la canción mencionada anteriormente.

Marta: Buenas noches, poeta.

Manuel: Buenas noches, chica de la coraza.

Los dos nos giramos simultáneamente para darnos un beso en la mejilla de buenas noches, pero nuestro repentino movimiento provoca que, por equivocación a causa de la penumbra de la habitación, nuestros labios se unan fugazmente.

- ¡Perdón! - exclamamos los dos, rojos de vergüenza. Ha sido una inesperada confusión.

Cada uno se gira hacia un lado e intentamos que Morfeo nos venga a buscar, tomándonos el último suceso a broma, sin darle más importancia de la que tiene. 

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