Capítulo 37

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CAPÍTULO 37

*narra Ana*

Ana: ¿Está Manuel? - le pregunto a Lukas en el umbral de su habitación, dirijo la vista hacia dentro pero solo veo a Laura.

Lukas: Ha ido a buscarte a tu habitación.

*narra Manuel*

Manuel: ¿Está Ana? - Marina intenta descifrar mis intenciones escrutándome con su mirada.

Marina: Ha ido a buscarte a tu habitación.

Tras su declaración retomo mi camino hacia mi cuarto, cabizbajo, no demasiado orgulloso de mi última discusión con Ana. Me chafo el flequillo inconscientemente, dificultándome la visión. Hasta que choco con alguien. Levanto la barbilla y me pierdo en el otoño de la mirada de Ana.

Ana y Manuel: ¡Perdóname! - exclamamos los dos a la vez, con tono desesperado.

Al percatarnos de nuestras idénticas reacciones, sonreímos tímidamente. Busco la mano de Ana y me alegro cuando ella no se aparta.

Manuel: No debí de hacer eso...

Ana: No debí de decir eso...

Manuel: Somos idiotas... - ella me acaricia la piel y posa sus delicados dedos en una de mis pulseras.

Ana: ¿Todavía llevas mi pulsera de cuerdas? - recuerdo el día que me la regaló, parece que haya pasado un siglo. Hacía unas semanas que nos conocíamos y vivíamos nuestra loca e intensa historia de amor en el programa, fue ese día que colocó la cuerda que nos llevaría a Terabithia en El Árbol del Ahorcado. Antes de que el fuego empezara a consumirnos.

Manuel: Bueno, en cuanto me la puse supe que no iba a salir de mi muñeca. - sigue acariciándome, se muerde el labio, mira hacia arriba, recordando y sonriendo, vuelve a posar sus ojos en los míos y siento que no soy capaz de soportar tanto tiempo ese contacto, me envuelven demasiados recuerdos.

Ana: Ya sé que no rompiste conmigo por eso... Estaba muy enfadada y decir las cosas en caliente nunca es bueno...

Manuel: Y yo no tendría que haberme dejado llevar por el odio y actuar sin compasión.

Ana: Somos idiotas... - repite. Otro recuerdo vuelve a taladrarme. Cuando Ana y yo nos confesamos por primera vez que nos gustábamos, a través de feas discusiones. No parábamos de repetirnos lo idiotas que estábamos siendo... Igual que ahora. Parece que la historia se repite. Pero lo mejor es que somos conscientes y reconocemos nuestros errores - ¿De verdad crees que lo estamos arreglando? - me pregunta, tras un largo silencio.

Manuel: Sí. - respondo, seguro de mí mismo y cada vez más seguro de nosotros.

Ana: ¿Pero a qué te refieres con "arreglando"? - no sé qué responder a eso, no sé de qué manera lo estamos arreglando, pero solo sé que ya no tengo ganas de evitarla, al contrario, cada vez me apetece más estar con ella y eso ya es un gran paso. Así que me quedo callado. Ana fija su mirada a un punto fijo del suelo y suspira. - Lo siento... Nunca quise que termináramos mal, todavía no sé por qué actué así, pero solo sé que lo siento y que no estoy satisfecha de cómo fue todo... - vuelve a coge aire para seguir disculpándose, pero la freno posando mi dedo en sus labios, no necesito escuchar más. Con eso me demuestra que se arrepiente, con eso me cercioro de que lo estamos arreglando.

Manuel: Gracias... De verdad que lo estamos arreglando. - deslizo mi mano hacia su mejilla - Pero poco a poco, bacalao. - ella sonríe, hacía una eternidad que no la llamaba así. Esconde su cabeza en mi pecho, hundo una de mis manos en su pelo y con la otra entrelazo sus dedos con los míos. Y me dedico a respirar profundamente, empapándome de su olor.

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