Capítulo 63

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CAPÍTULO 63

*narra Marina*

Respiro profundamente y me toco la espalda, todavía sintiéndome unas alas. Ana parece estar muy relajada, incluso le asoma una sonrisa. Jacobo mira al suelo, pero ya no frunce el ceño. Lluc se pone a teclear rápidamente algo en su móvil.

Lluc: Lo he hecho. - suspira, cuando ha terminado.

Olvido: ¿El qué?

Lluc: Me has dado fuerzas para decirle a Ona que la quiero. No le he especificado de qué manera, pero me he tirado a la piscina y le he dicho que la quiero.

Cova: Conmigo también has conseguido el efecto deseado. Me voy a hablar con Juan. - se levanta.

Ana: Y yo con Manuel. - ella también se levanta, pero antes de irse me da un dulce abrazo y me susurra algo - Suerte.

Lluc también termina marchándose.

Olvido: El otro día no vinisteis a terapia. - nos recuerda. Nosotros nos quedamos callados. - ¿Y con vosotros? ¿He conseguido el efecto deseado? - y se va antes de que contestemos, dejándolo en el aire.

En cuanto nos quedamos solos, me tumbo en el suelo, boca abajo, cosa que siempre hago cuando estoy preocupada. Jacobo no tarda en tumbarse en frente de mí.

Jacobo: ¿Ha conseguido el efecto deseado? - me pregunta, apartando todo el rencor. Bajo la vista, no estoy preparada para sostenerle la mirada. - No me gustaría que nunca dejaras de llamarme Jota... - susurra y noto que en su voz reside un gran dolor.

Marina: Pues entonces gánatelo. - musito.

Jacobo: Marina. - me llama. Por fin levanto la cabeza y sé que nuestro contacto, tanto visual como de cualquier otro tipo, hará sentirme mejor. Me acaricia lentamente la mejilla, me estremezco.

Marina: Dime.

Jacobo: Te quiero. - cierro los ojos, empapándome de este momento y con mi mano busco su otra mano libre.

Marina: Jota.

Jacobo: Dime. - sonríe.

Marina: Te quiero. - confieso, sin dejar de mirarlo. Nos acercamos lentamente y unimos nuestros labios con deseo, habiéndolo extrañado demasiado. - Lo inesperado es mejor, ¿no crees? - le digo, tras el beso de reconciliación.

Jacobo: Sí, es más mágico, pero...

Marina: No quiero desprestigiar tu trabajo. - lo interrumpo - No sabes cuánto agradezco que te tomases tantas molestias, pero las cosas surgieron así...

Jacobo: Hagamos un pacto.

Marina: Sorpréndeme, Jota. - recalco la última palabra, él rebosa de felicidad.

Jacobo: La próxima vez que mostremos indicios de enfadarnos, acordémonos de este pacto, de que nunca debemos dejar que nuestras discusiones afecten lo nuestro, sino que lo hagan más fuerte. Y tras la discusión, hablar, no evitarlo. Afrontar nuestras diferencias.

Marina: ¿Seremos capaces de hacerlo?

Jacobo: Claro que sí. ¿Y sabes por qué lo sé? - niego con la cabeza - Porque creo en lo nuestro más de lo que he creído nunca en nada. Y porque te quiero. Te quiero porque eres tú quién consigue que crezcan mis alas.

Marina: Estás hecho todo un romántico, Jota. - le pellizco un moflete y luego lo abrazo intensamente. - Yo también te quiero, ya lo sabes. - le susurro al oído. - Y apuesto por mi nueva vida. Contigo. - Dejando atrás todos mis fantasmas, pienso. Intentando pasar página y asumir de una vez que las pérdidas siempre se tienen que convertir en ganancias.

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