Capítulo 77

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CAPÍTULO 77

*narra Ana*

Ya han pasado unos días tras la prueba del torneo y mi vida se encuentra en un estado de aceptación de la realidad, aunque a veces me cuesta distinguir lo que es real y lo que forma parte de mis pesadillas. Marco no se separa de mí en ningún momento y quizás eso empiece a agobiarme.

La clase de matemáticas se convierte en una hora tediosa, atormentada por mis deseos y pensamientos más profundos, el inconsciente quiere jugarme malas pasadas.

Al terminar la hora, no puedo evitar fijarme en Marta y Manuel, que también se pasan la vida juntos y empiezo a sospechar que de verdad pasó algo el día que los pillé en la habitación tan acaramelados. Manuel está vaciando su mochila de forma bastante bestia. Ha volcado todo su contenido encima de su mesa.

Manuel: ¡¿Dónde estás, calculadora maldita?! ¡Garfio te dará de comer al cocodrilo! - al darse cuenta de lo que ha dicho, se tapa inmediatamente la boca y me mira de reojo. Los dos sabemos que Garfio es sinónimo a mí, es sinónimo a nuestra bonita y peculiar relación que ahora es inexistente. - Bueno, mejor prefiero acabar contigo con un simple Avada Kedavra... - pero los dos sabemos que hasta eso nos recuerda a nosotros. Intento dejar de mirarlo, que ahora se ha convertido en un manojo de nervios, pero no puedo, es superior a mí. - Bueno, pues no está. - concluye, volviendo a meter todos sus libros en la mochila.

Marta: ¿Has mirado en el bolsillo pequeño? - Manuel abre la cremallera y se pega un cómico golpe en la cabeza, al darse cuenta de que está allí. Se me escapa una risita.

Manuel: Decidido, voy a matarte, - le dice a la calculadora - solo querías dejarme en ridículo. - me dirige una última mirada en la que conectamos peligrosamente y él y Marta desaparecen tras la puerta. Marco no ha pasado desapercibido este pequeño momento. Los dos lo sabemos.

Marco: Nos vemos luego. - se despide dándome un breve beso, ya que él ahora tiene hockey.

Me dirijo hacia la salida y por el camino paso por delante de la mesa de Manuel y me fijo en que en el suelo hay una bola de papel arrugada que debía de estar dentro de la mochila de Manuel y se le habrá olvidado recogerla o no se habrá dado cuenta. Podría ser perfectamente un papel sin importancia o unos apuntes caducados, pero tengo una corazonada, esta cosa arrugada me está pidiendo a gritos que la coja. Y eso hago. Cuando la tengo en mis manos, una sensación de nerviosismo se expande por todo mi cuerpo. Antes de descubrir su contenido, cierro las puertas de la clase y les pongo una silla delante, para que nadie me interrumpa. Me siento debajo de la mesa del profesor e intento aplanar el papel arrugado, con manos temblorosas. Distingo la letra de Manuel, pero no son ningunos apuntes, parece que en la cara de delante hay la letra de una canción y en la de detrás palabras y letras que se me juntan ya que acaba de nublárseme la vista al leer la palabra "invencibles". Cierro los ojos, respiro profundamente, imagino mis alas y los vuelvo a abrir, dispuesta a leerla y afrontar todo lo que venga por delante tras este inesperado giro de los acontecimientos.

<<"Antes de proseguir debo contarte algo,

algo que sucedió y duele a cada paso

de cada pequeño peldaño,

de esta vida de escalones cada vez más altos.

Aquella noche tan larga

te divisé al final de la calle.

Yo quería salir corriendo,

pero no fue el amor tan cobarde.

¿Qué es lo que está pasando?

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