CAPÍTULO 168
*narrador omnisciente*
La muchacha cruza el umbral de la puerta, iniciando la semana de clases. Algunos de sus compañeros ya están sentados en sus pupitres, pero ella solo puede fijarse en el chico solitario sentado en el lugar más apartado. Justo en ese momento, como si hubiese notado su presencia, levanta la cabeza. Sus miradas conectan un segundo. Ana no se atreve a acercarse a él, sería extraño que de la noche a la mañana se hablaran como si nada, es mejor ser cauta. Sin embargo, hay algo distinto en esa conexión. ¿Los restos de su invencibilidad vuelven a cobrar vida? Daniel aparece en escena, sentándose al lado de Manuel. El chico del flequillo rebelde señala a Daniel disimuladamente, sin dejar de mirar a Ana, ella asiente y se coloca en su sitio.
Robert: Buenos días. - los saluda su tutor, iniciando la sesión.
En cuanto les manda un ejercicio para corregirlo ahí mismo, Manuel aprovecha para iniciar aquella idea que llevaba guardada hace días.
Manuel: Daniel. - susurra. El joven lo mira extrañado, no suele dirigirle la palabra - Eres la única persona que se ha dignado a sentarse a mi lado y a hablarme, aunque sea por cortesía. Necesito que me ayudes. Necesito hablar con Ana.
Daniel: Pero... - murmura, dubitativo.
Manuel: Por favor, es muy urgente.
Daniel: ¿No me puedes contar qué pasa?
Manuel: Es demasiado arriesgado. Necesito explicárselo a Ana en un lugar donde nadie nos vea.
Daniel empieza a hacer garabatos en su libreta. Se le ha presentado la oportunidad, él también debe de ser valiente.
Daniel: Creo que puedo ayudarte. Esta noche, a las doce, en mi habitación.
Manuel: Madre mía, ¡muchísimas gracias! - es la primera vez que el chico sonríe en mucho tiempo - No te abrazo porque si no cantaría mucho. - bromea.
Un rayo de esperanza ilumina su tenebrosa rutina. Su plan empieza a cobrar forma.
En otra aula del instituto se encuentran Marina y Jacobo, entreteniéndose jugando al cuatro en raya en las aburridas clases de literatura, sin dejar de hablar entre ellos.
Marina: No dejo de darle vueltas a un asunto... - musita, dibujando una cruz, habiendo ganado la partida. Jacobo chasquea la lengua en señal de derrota.
Jacobo: ¿Qué asunto? - le pregunta.
Berta: ¡Estoy harta de vosotros! - les riñe la profesora, pillándolos por enésima vez - Si tan poco os interesan mis clases que siempre os dedicáis a jugar a cosas absurdas, os invito a que os marchéis. - les dice, señalando la puerta.
Marina se levanta, firme, abandonando la clase, sin dejar de retar a la maestra con la mirada. Por otro lado, Jacobo está sorprendido ante tal reacción y es solo el gesto que le dedica su novia el que le obliga a seguirla.
Jacobo: ¿Pero qué haces? - le reprocha, una vez están fuera - ¡Ahora seguro que nos suspende!
Marina: Absurdas son sus clases, esta mujer no tiene ni puta idea de literatura. - añade, enfadada - Tengo otras cosas mejores en las que pensar.
Jacobo: Pues tampoco hace falta que me arrastres a mí.
Marina: Nadie te ha obligado a salir.
Jacobo: Ese gesto no parecía insinuar lo mismo.
Marina: ¿Quieres escuchar lo que te iba a explicar o no? - comenta irritada. Él asiente - Creo que lo de mis padres no fue un accidente...
Jacobo se acerca a su chica, acariciándole el pelo.
Jacobo: Marina... - intenta decirle, con tacto - Entiendo que quieras darle sentido a su muerte, pero creo que intentas ver fantasmas donde no los hay.
Ella se zafa bruscamente, estos días está demasiado susceptible.
Marina: Mira, si tú no vas a creer en esto, paso. ¡Pero pienso llegar hasta el fondo de la cuestión! Y ahora, si quieres, vuelve con tu querida profesora a la cual le haces qué sé yo qué favores para que te preste la llave de la puerta principal del instituto.
Da media vuelta, ondeando su melena y dejando al chico dolido, desconcertado y sin saber cómo afrontar esta situación.
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Invencibles
Teen FictionHan pasado dos años desde que Manuel se proclamó ganador de Masterchef Junior 2. Los organizadores del programa y los padres de los concursantes acabaron decidiendo que no era muy viable seguir yendo a los colegios públicos de sus respectivas ciuda...