Capítulo 121

89 7 0
                                    

CAPÍTULO 121

*narra Martu*

Xavier: ¿Y cuándo vais a ir a cenar al restaurante de Jordi? - nos pregunta a mí y a Bruno.

Antes de contestar, muevo mi ficha del Monopoly.

Martu: No nos ha dado fecha, ha dicho que vayamos cuando queramos.

Yo lo estoy ralentizando por motivos obvios. No sé por qué Bruno también intenta escaquearse. Quizás es porque no le gusta pasar tiempo conmigo.

Chloe: ¡Qué envidia! Guardadnos un táper. - suelta una carcajada.

Bruno y ella ya están bien. La verdad es que me lo paso genial con ellos tres, Xavi, Chloe y Bruno, incluso con Itzi, cuando viene a verlo. Pero hay algo en mi estómago que no me deja estar tranquila. Serán esos nuevos sentimientos que han empezado a aflorar en mi interior, sustituyendo los iniciales que sentía por Xavi por otros mucho más primaverales, más tiernos, más pasionales, más difíciles de erradicar. Como soy una cabezota, he decidido ignorarlos, ya que Xavi por fin me demostró que confiaba en mí. Y era eso lo que necesitaba. ¿O no?

Apoyo mi cabeza en el cuerpo de Xavier, intentando que me transmita su energía, pero los pitidos de los móviles de todos los integrantes de la sala común rompen el momento. Leo el difundido que nos ha llegado y abro mucho la boca ante tal sopresa.

Bruno: ¿Cómo?

Xavier: ¿Qué?

Chloe: ¿Esto va en serio?

MaríaQ: No me lo puedo creer... - murmura, abrazada a Mauro3 en la otra punta de la sala.

Mauro3: Menudos... - emite un gruñido.

Pablo: ¡Un trío, joder, un trío! - exclama, soltando el palo del billar, realmente conmocionado ante la inesperada noticia.

*narra Martina2*

Al salir de mi ducha matutina me voy hacia mi habitación para terminar de arreglarme. En la puerta hay alguien esperándome.

-Esto es para ti. - me dice un chico que no conozco de nada.

Es un paquete alargado, tiene toda la pinta de ser un libro. Antes de que pueda preguntarle quién se lo ha dado, se larga corriendo. Me cachis. Entro en mi cuarto y lo abro con impaciencia. Es nada más y nada menos que el libro de Buscando a Alaska, de John Green. Conozco a este escritor, pero no me he leído ninguno de sus libros. Abro el libro y hay algo escrito:

<<Voy en busca de mi Gran Quizá. ¿Te gustaría acompañarme?

El Quisquilloso>>

Esto es genial. Este chico, sea quién sea, está empezando a conmoverme. ¿Quién se tomaría tantas molestias por mí? Espero con impaciencia su próxima sorpresa, está consiguiendo que me sienta realmente bien conmigo misma, que sienta que alguien puede quererme.

Me tumbo en la cama, dispuesta a empezarme el libro, pero el mensaje que me llega me enerva de tal forma que necesito salir e ir en su busca. Ir en busca de la única persona que estoy segura que me quiso. Y que yo lo fastidié. De todos modos, lo que acaba de hacer ha provocado que pierda todo su encanto.

Recorriendo los pasillos, todas las personas murmuran sobre el difundido de Mauro. Por fin lo encuentro, saliendo del baño. Voy directa a él y sin pensármelo dos veces, le propino una sonora bofetada.

Martina: ¡Eres un cerdo asqueroso! ¡Una rata de cloaca! - él se sujeta la zona dolorida.

Mauro: ¿Pero qué...?

Martina: ¿Así que te montas un trío con tu mejor amigo y esa nueva zorra? ¡Y encima mandas un difundido para que se entere todo el instituto! ¿Pero tú qué problema tienes? ¡Me das asco! ¿Me oyes? ¡ASCO! Nunca pensé que ibas a caer tan bajo...

Le lanzo una última intransigente mirada y doy media vuelta, sin ganas ya de nada. Ni siquiera la única persona que me quiso me recuerda.

<<¿Pero qué esperabas, Martina?>> me dice mi subconsciente <<¿Que después de cómo te portaste con él te iba a esperar toda la vida? Si ya ni te acordabas de él. Deja de creerte el ombligo del mundo>>.

De todos modos, diga lo que me diga mi inconsciente, no puedo tolerar este presuntuoso alarde masculino.   

InvenciblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora