Capítulo 88

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CAPÍTULO 88

*narra Bruno*

Me siento dentro de una de las duchas del vestuario y apoyo la espalda en la pared, mareado. Si el suelo está mojado, apenas lo noto. Tengo otras preocupaciones en mente: la primera, no vomitar más. La segunda, intentar comprender porque Itzi ni siquiera me coge el teléfono. Pero la borrachera no entiende de comprensiones, estar ebrio me conduce a actuar sin pensar, así que vuelvo a marcar su número por milésima vez esta semana, sin importarme las horas que son. Como era de esperar, vuelve a saltar el buzón de voz.

Bruno: Al final no tendrás más remedio que escuchar todos los mensajes. ¿Sabes qué? ¡No! ¡No fui yo! ¡No fui yo quién dejó morir las rosas! - empiezo a cantar una de las canciones de Deluxe desentonando de manera muy extravagante - ¡Hoy será la última actuación! - dejo de cantar y finalizo con un ultimátum - Ya no voy a insistir más, si algún día te molestas en descubrir la verdad te arrepentirás por no haber confiado en mí.

Lanzo el móvil contra la pared y no me sobresalto al oír el estruendo. Ya no lo necesito. Ya no necesito saber nada del exterior.

- ¡Bruno! - grita una voz de chica.

Bruno: Los restos de mi cuerpo machacado se encuentran dentro de una ducha.

Dos personas aparecen enfrente de mí. Dos personas que se parecen un montón. Tienen los mismos envolventes ojos azules.

Bruno: ¿Desde cuándo tienes una gemela, Martu? - me restriego la sien para intentar volver a la realidad.

Martu: Desde que arrasaste con toda la bebida que había en la mesa.

Bruno: Igual si le envío un vómito a Itzi por domicilio decide contestarme, aunque sea para insultarme. - ella suelta una carcajada y se sienta a mi lado. - He vuelto a llamarla. - Martu me mira con cara de reproche.

Martu: ¡No se lo merece!

Bruno: Ya, ya, ya... Bueno, ha sido la última vez que la llamo. Lo prometo. - dispuesto a cambiar de tema, dejo que el alcohol que corre por mis venas actúe por mí - Oye, podrías marcharte y dejarme a solas con tu hermana gemela, está buena, ¿eh?

Martu: ¡Serás boludo! - finge indignación, pero su expresión denota diversión - ¡Creo que necesitas una buena ducha de agua fría!

Antes de que me dé tiempo a reaccionar, ella ya ha encendido el grifo y lo apunta hacia mí. La sensación es similar a que te echen un barreño de cubitos de hielo encima. Busco a tientas el grifo y forcejeo con ella, al final consigo tenerlo en mi poder y ahora es ella la que se empapa. Liberamos todas nuestras preocupaciones y las duchas se inundan de nuestras carcajadas. No dejamos de jugar entre nosotros con el agua, incluso nos atacamos con las cosquillas. El chorro de agua cesa y me encuentro con los ojos de Martu a milímetros de los míos. El alcohol vuelve a actuar por mí y sin pensar en nada más que en su mágica mirada, la beso. El mundo entero se abre y todo nos pertenece, en este preciso lugar, en este preciso momento.

*narra MaríaF*

MaríaF: La suerte no está de nuestra parte. - le digo a Marco, sentándome a su lado.

Marco: No sé ni para qué he venido. ¿Para que me restrieguen que vuelven a ser LOS ENAMORADOS? - dice con tono despectivo.

MaríaF: ¡Has venido para divertirte!

Marco: ¿Divertirse? ¿Eso se come?

MaríaF: Uy, ¿dónde está el rey de los suricatos que alegraba a todo el mundo?

Marco: Lo han destronado por culpa del amor.

MaríaF: Chico, te gusta regodearte en tu desgracia. - añado, harta de que sea tan pesimista - ¡Así no vas a conseguir nada! ¡Afronta la realidad de una vez y busca tu manera de ser feliz sin tener que depender de nadie! - me levanto para marcharme a divertirme a otro lugar, pero su brazo me frena.

Marco: Mañana empiezo a hacerlo, lo prometo. - me estira hacia abajo, para que vuelva a sentarme a su lado. - Pero no te vayas, por favor.

MaríaF: Está bien. - le doy un beso en la frente y él apoya su cabeza en mi hombro mientras me acaricia la mano. Esta manera de divertirse tampoco me desagrada.

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