Capítulo 154

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CAPÍTULO 154

*narra Rocío*

Mendicuti me tiende su bata, por fin voy a poder estar a solas con Lucas.

Mendicuti: Tiene muchas ganas de verte. - me guiña un ojo, yo sonrío, cogiéndole la prenda.

En cuanto cruzo el umbral de la puerta, un nerviosismo caracterizado por el amor se apodera de mí.

Lucas: Se empeñan en que no podamos vernos. - me dice, cuando ya estoy a su lado.

Rocío: ¿Por qué será?

Lucas: Intentan protegerte de mí, aún convaleciente sigo siendo muy peligroso. - empieza a toser. - He pasado una mala noche. - me aclara.

Rocío: ¿Cómo va tu cabeza? - me fijo en su fea venda.

Lucas: Un poco perdida, pero solo por tu presencia.

Rocío: ¿Quieres dejar de tirarme los tejos, truhan? - le digo, sonrojada.

Lucas: ¿No te gusta que te los tire?

Rocío: Me siento extraña.

Lucas: Teniendo en cuenta todo lo que ha pasado, es normal que te sientas así.

Rocío: Eres increíble. - susurro con dulzura, mirándole a los ojos.

Lucas: Uy, ¿y eso?

Rocío: Hasta en una situación como esta, recorres al humor. Quién te ha visto y quién te ve, Mendicuti.

Lucas: Por suerte alguien me ha inspirado a cambiar. - giro la cabeza, avergonzada, y él busca mi mano, emitiendo un leve gruñido - Me acuerdo de todo. De todo lo que pasó antes de que el coche apareciera.

Entonces vuelvo a mirarlo.

Rocío: Caray. - mis ojos empiezan a anegarse de lágrimas - Eso significa que lo decías de verdad.

Lucas: ¿Acaso no me creíste?

Rocío: Creo que sería ya una masoca si todavía me negara a aceptar lo que siento por ti. - una sincera sonrisa se apodera de su rostro.

Lucas: ¿Dónde está el botón de pausa? Congelemos este momento para siempre.

Rocío: No me disgustaría vivir toda la eternidad en él.

Lucas: Pues no se hable más. - aprieta los labios, sonriendo de manera encantadora. Y sé que está deseando que me incline para besarlo, yo también deseo sentir de nuevo ese contacto, pero solo queda una cosa por zanjar.

Rocío: Algo se quedó a medias. - le recuerdo, acercándome más a él.

Lucas: Lo sé. - aleteo mis pestañas - No me hagas este gesto, que me derrito. - vuelvo a repetirlo - Sé que anhelas que por fin te lo diga.

Rocío: Necesito oír cómo lo dices.

Lucas: Dame la mano y mírame bien, no dejes de mirarme. - reprimo el impulso de cerrar los ojos, para impregnarme al cien por ciento - Rocío, te...

Y vuelve a quedarse a medias, ya que su cuerpo empieza a moverse bruscamente, nuestra mano se suelta, tiene los ojos en blanco, no para de convulsionarse.

Rocío: ¡Lucas! ¡Lucas, joder! ¡Lucas, mi amor! - intento sujetarle la cara, pero verlo así me horroriza.

Alertados por mis gritos, un grupo de médicos irrumpen en la sala.

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