Capítulo 87

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CAPÍTULO 87

*narra Mario*

Salgo sigilosamente por la puerta trasera y observo a Remei apoyada en la verja, mirando al exterior. Le soplo en la oreja y ella se sobresalta. Curiosamente, no estoy nervioso, cuando más debería de estarlo. Se gira y se queda mirando hacia mí, sonriendo.

Mario: Estoy harto. - le digo.

Remei: ¿De Aina?

Mario: No. Harto de fingir que ya no me gustas.

Remei: Mario, para, estás enfadado porque Aina te la ha jugado. Estás confundido y ahora quieres vengarte.

Mario: ¡Estás totalmente equivocada! - exclamo, un poco molesto. - ¡Haces como que pasas de mí, pero quieres ser mi amiga! ¡Los dos sabemos que siempre te he gustado! Me rechazaste por lo que tú y yo sabemos, pero el tiempo ha pasado y ahora pones como excusa nuestro pequeño secreto para no querer estar conmigo. Que no sabes cuánto te agradezco que no le hayas dicho nada a nadie, ¡pero basta de fingir! ¡Basta de reprimirnos!

Remei: ¿Por qué te crees que he mantenido la boca callada todo este tiempo? ¡Te quería! ¡Pero no podía soportar lo que habías hecho!

Mario: ¿Me... me - tartamudeo - querías? - ahora sí que empiezo a temblar.

Remei: Y te quiero. Te quiero, joder, te quiero. - me dice y tras su confesión chasquea la lengua - Pero tú a mí no, o si no no estarías saliendo con Aina.

Mario: Me mandaste a la mierda. Necesitaba pasar página. Pero ahora volvemos a estar juntos y... Y necesito terminar aquello que tenemos pendiente desde el día que nos conocimos. - pongo mi mano detrás de su cuello, dubitativo, y hago amago de inclinarme hacia ella.

Remei: Espera. - me corta - ¿Vas a dejar a Aina?

Mario: ¿Crees que ahora estoy pensando precisamente en Aina cuando acabas de confesarme que me quieres?

Remei: Pues eso demuestra el tipo de persona que eres, dispuesto a engañar a su pareja.

Mario: Eso ha hecho ella conmigo, declarándose a Víctor.

Remei: Nunca hagas lo que no quieras que te hagan. Y es lo que precisamente estás haciendo.

Mario: Voy a dejarla. Te prometo que mañana en cuanto la vea corto con ella y le cuento lo nuestro. Pero no quería romper este mágico momento.

Remei: Uy, lo nuestro. Qué rápido vas, ¿no? - responde, pero su tono de voz ha cambiado, ahora está receptiva y juguetona.

Mario: Solo quiero recuperar el tiempo perdido.

Finalmente es ella la que se lanza y me besa. En mi mente transcurren imágenes de nuestro paso por Masterchef y renace en mí el gran amor que sentí por ella. Un amor que ha sobrevivido pese a todo lo que ha pasado.

Remei: Hasta ahora nuestro pequeño secreto ha sido lo que nos separó y nos unió al mismo tiempo. - habla tras nuestro beso. Mi mano sigue en su cuello, la miro embelesado, intentando controlar el maremoto de nervios de mi interior - A partir de ahora solo construiremos hechos que nos unan. Hagamos las cosas bien.

Mario: ¡A sus órdenes, capitán! - bromeo, haciendo el gesto de ponerse la mano en la cabeza, imitando a un capitán. Pero vuelvo a cambiar el tono, tono de enamorado. - Tienes razón.

Le acaricio la mejilla y la beso por segunda vez, deseando que nuestro contacto sea eterno. Disfrutamos un indeterminado período el uno del otro hasta que volvemos a la fiesta, decididos a no contar nada hasta mañana. 

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