Capítulo 148

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CAPÍTULO 148

*narrador omnisciente*

El ambiente de este lugar es monótono, frío y desalentador. Las manecillas de ese plateado reloj colgado de la aburrida pared no parecen moverse. Aquí dentro el tiempo se para. No existe el exterior. Se encuentran en una pequeña burbuja donde reside el dolor y la exasperante espera.

Uno de los bancos ya ha cogido forma de una chica y un chico, donde permanecen ahí la mayor parte del tiempo, sentados o tumbados, no importa la posición, solo importa la presencia del otro y ese contacto que aplaca la incertidumbre.

Mendicuti: ¿Has visto qué cara ha puesto Lluc cuando ha aparecido la enfermera? - se permite soltar una risa, su aliento mece el pelo de la chica.

Marta: La misma que pones tú cuando me miras. - obviamente, su mirada y su sonrisa se vuelven... ¿cómo decirlo? Tiernas. Tiernas y embelesadas. A la vez que le dedica un breve beso en los labios.

Mendicuti: Gracias por estar soportándome estos días.

Marta: Tú prometiste colocar las piezas si mi vida se desmoronase, yo te prometo lo mismo. Créeme cuando te digo que te necesito.

Mendicuti: Nos necesitamos.

Marta: Me siento rara. Han pasado tantas cosas entre nosotros y estar por fin bien... Parece que no sea real.

Mendicuti: ¿Y quién sabe si la realidad son lo que creemos que son nuestros sueños y ahora mismo estamos dentro de algo que es ficción?

Marta: Entonces si los sueños son la realidad... Hace tiempo que estamos juntos, sí.

Mendicuti: Lo sabía. Sabía que querías estar conmigo.

Marta: No te eches flores, Marquitos, ¿quieres ver cómo te arranco todos los pétalos?

Mendicuti: ¿Ah, sí? ¿Y cómo vas a hacerlo? - finge enfurruñarse.

Marta: Dejándote sin pelo. - se abalanza hacia él, despeinándolo y quitándole algún que otro pelo.

Marcos la agarra de las caderas, tumbándola en el banco y empieza a hacerle cosquillas. Sus manos siguen el compás de sus dulces besos.

Justo en ese momento, la médico que está tratando a Lucas, aparece ante ellos. Su buena expresión la delata.

- Chicos. - carraspea para que se separen. Ellos dos se incorporan, algo avergonzados - Lucas está consciente, acaba de despertarse.

Una inmensa alegría entra en su cuerpo, provocando que el chico embista a la mujer con un gran abrazo.

Avisan a Rocío y se dirigen a visitarlo. Aunque hay una cosa de la que no se han dado cuenta. Eran tan grandes sus ansias de poder demostrarse su amor mediante caricias, que ni siquiera se acordaron de que lo suyo todavía no era público. Alguien aprovechó la magnífica ocasión para inmortalizar su amor con una cámara.

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