Capítulo 161

78 9 0
                                    

CAPÍTULO 161

*narra Daniel*

Vivo colgado en puntos suspensivos. El día que... pasó lo de Lluc, marcó el final de un ciclo, ya que justo había terminado mi proyecto. Sin embargo, no fue tan feliz como yo me imaginaba, ya que se vio interrumpido por una laguna llena de fango asesino.

Me encuentro en un momento de suspense. Lluc está en el fondo de la laguna, atrapado por los tentáculos marinos y ya nunca más saldrá a la superficie. He besado a la chica de los azucarillos y estoy rehuyendo de ella. He conseguido lo que llevo años proponiéndome pero ahora no sé qué hacer con eso. Es como si estuviera sumido en la inercia de la inactividad.

Aina parece que ha gastado ya todas sus lágrimas, lo curioso es que Álvaro ha venido a consolarla. No sé por qué, pero me incomoda su presencia. Hasta que se aproxima otra persona, cuya presencia me incomoda todavía más. Agarro a Aina del brazo y nos giramos.

Sandra: ¿Quieres dejar de evitarme? - su voz llega a mis oídos, pero hago caso omiso - Daniel, quiero hablar contigo. - dictamina, poniéndose delante de mí con los brazos cruzados.

Aina: Será mejor que nos vayamos...

Le dirijo una mirada cargada de tirria al ver cómo se marcha con Álvaro.

Daniel: No sé qué quieres decirme, no hay nada interesante que... - balbuceo, demasiado nervioso, sin atreverme a mirarla a la cara.

Sandra: Me besaste. - me corta, contundente - Es un hecho. - mi rostro se infla de vergüenza. - Hay momentos en que preferiría que no lo hubieras hecho, porque así no me esquivarías. Pero por otra parte, no deberías de arrepentirte de ese acto. - puedo notar su sonrisa. - Bueno, si te empeñas en seguir con el juego de no mirarme...

Pasa por mi lado, uniendo su mano con la mía, recibiendo así un paquete pequeño y alargado. Cuando sus pasos se vuelven más lejanos, me giro con brusquedad, en su busca.

Daniel: ¡Espera! - ella me hace caso y se gira, sonriente - Creo que deberías de guardarte este azucarillo para el próximo café que tomemos. - le informo, guardándolo en el bolsillo de su abrigo, estableciendo contacto con nuestros cuerpos.

Ella se muerde el labio y finalmente vuelvo a besarla, esta vez sin ninguna vergüenza que se interponga. Empiezo a divisar letras tras esos puntos suspensivos.

*narra Marta*

Mendicuti: Tengo que marcharme ya. ¿No te vienes? - noto su aliento en mi nuca.

Marta: Necesito... pensar. - respondo, negando con la cabeza.

Mendicuti: Todo esto es una mierda pinchada en un palo lleno de mierda.

Marta: Lo es. Todo menos tú. - me giro, sus manos no sueltan mi cadera.

Vuelvo a encajar nuestras bocas, es un lugar en el cual se encuentran seguras, como si nada del exterior pudiera afectarnos siempre que estuvieran en contacto.

Marta: Nos vemos mañana.

Mendicuti: Te quiero.

Observo cómo se mete en el taxi. En cuanto desaparece el vehículo, aparece ante mí Rocío, apoyada en un árbol. Decido ir a hablar con ella.

Marta: No has vuelto a aparecer por el hospital.

Está tan despeinada y la cara tan marcada como el día del accidente de Lucas.

Rocío: Ni lo volveré a hacer.

Marta: ¿Por qué?

Rocío: Déjalo. ¿Has visto a Roger?

Marta: ¿Estás pensando en volver con él?

Rocío: Yo... Es que no sé...

Marta: ¿De verdad que no te has enterado de lo que nos hizo porque cortaste con él? Juré venganza contra ese cerdo, - digo entre dientes - pero después de todas las cosas que han pasado, no puedo... - mi voz se quiebra. - No me sale seguir siendo una perra loca. Al menos no por ahora.

Rocío: No sé si me alegro de oír esas palabras. Prefiero que lo sigas siendo y que nadie hubiera muerto, ni nadie hubiera tenido un maldito accidente...

Marta: Mira, Rocío, no sé por qué estás renunciando a Lucas. Solo te pido que no vuelvas con Roger, le estarías dando la razón, además de engañarte a ti misma.

Rocío: ¿Y entonces qué? ¿Me quedo para vestir santos toda la vida?

Marta: Eso no te va a pasar. Tienes a Lucas. Y él te quiere. Siempre lo ha hecho.

Rocío: ¡¿No entiendes que entre Lucas y yo nunca más puede pasar nada?! - me grita, sin darme tiempo a replicar, ya que da media vuelta, alejándose de mí.

InvenciblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora