Capítulo 53

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CAPÍTULO 53

*narra Marta*

Entro en la habitación de mi chico (oh, madre mía, creo que es la primera vez que reconozco que es mi chico) y me lo encuentro tecleando en su ordenador.

Marta: ¿Dónde está Jacobo? - curioseo.

Víctor: Con Marina, le ha preparado una sorpresa. ¿Sabías que están juntos? - asiento, pensando que Víctor nunca me ha sorprendido con nada desde que estamos juntos... ¿Habrá perdido el interés?

Sigue mirando su ordenador, sin hacerme caso. Cuando sientes cosas fuertes por alguien te alegras de su presencia y corres a abrazarlo, no sigues mirando el maldito ordenador. Así que carraspeo, indignándome con el mundo. Nunca pensé que tendría que reclamarle más atención a Víctor, me da la sensación de que queen Marta está tocando fondo y no puedo permitirlo. Sí, chicos, soy una queen y quien piense lo contrario está equivocado.

Marta: ¿Qué puede ser tan importante que ni siquiera te dignas a acercarte a tu novia?

Él se gira rápidamente y una sonrisa maliciosa asoma en su rostro. Tarda menos de un segundo en acercarse a mí, hace ademán de besarme pero, obviamente, me aparto, molesta. Me dirijo hacia el ordenador y compruebo que en su pantalla hay una foto mía y un texto bastante largo al lado.

Víctor: Novia... - me susurra por detrás - Eres mi novia... - asimila mis palabras - Una novia que no sabes cuánto me inspira. - dice, refiriéndose a la foto que estamos mirando - Pero prefiero a la de carne y hueso. - me gira y ahora sí que acepto sus labios, consiguiendo que una ola de calor se expanda por todo mi ser. Disfrutamos de un agradable rato de nuestros cuerpos en contacto, hasta que decido revelarle el motivo de mi visita.

Marta: Aina ha acudido a mí y voy a empezar a divertirme a su costa. - vuelve a aparecer en su rostro esa sonrisa maléfica que tanto me gusta, está conmigo en esto, sin necesidad de conocer los motivos. Víctor es mi Chuck Bass.

Víctor: Después de lo de Martina, queen Marta tiene que volver con algo potente.

Marta: Obvio. - le sonrío, agradeciéndole sin palabras que no cuestione mis actos. - Y tú entras en el juego.

Víctor: ¿Y qué tengo que hacer? - se friega las manos, disfrutando tanto como yo.

Marta: Le he dicho que se insinúe ante ti, tú solo síguele el rollo, cuando vaya a besarte, deja que se acerque mucho a ti y finalmente te separas. Parece una tontería, pero servirá de mucho. Y lo mejor, servirá para que se sienta realmente humillada cuando te separes y le digas que no puede competir contra mí.

Víctor: Me gusta. Suena divertido.

Seguimos riéndonos sobre el tema y explicándole mi plan, pero de repente su mirada se desvía, se pone serio y aprieta los labios antes de decirme:

Víctor: ¿Esto no tendrá nada que ver con Mendicuti?

Marta: ¿Eh?

Víctor: ¿Te crees que no me he dado cuenta de que te molestó que en la prueba se mostrasen cercanos? ¿Estás haciendo todo esto solo por venganza?

Marta: ¿Cómo se te ha podido ocurrir eso? - me cruzo de brazos. - A ver, sí, me molestó, pero solo por lo mal que Aina me cae.

Víctor: Solo tengo miedo de que mis mariposas vuelvan a jugar en mi contra y prefieras aniquilarlas porque aprecias más las mariposas de otros...

Marta: Víctor, - es hora de demostrarle que lo quiero de verdad - contigo no tengo miedo a ser yo misma en todo mi esplendor, sé que nunca vas a juzgarme... Tardé en darme cuenta, pero hace tiempo que no estaba tan contenta y en gran parte es gracias a ti. - se le iluminan los ojos. - Yo también movería montañas por ti... - susurro, abriéndome sin remedio ante él, cediéndole algo tan valioso con lo que podría destruirme, como ya me pasó anteriormente. Pero siento que se lo debo y que él siempre cuidará a sus mariposas.

Me regala un mágico beso que provoca el despertar de toda la variedad de insectos que reside en mi interior cuando estoy con él.

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