El libro de los amores imposibles

28. Golpe

Issac había tenido una mala noche. No la peor de su vida pero esa fácilmente entraba dentro de su top 10. Aún no lograba librarse de la frustración que le causó lo que Dylan hizo cuando su madre le dijo que Matty no estaba en su habitación. Lo buscaron y descubrieron en el proceso que tampoco estaba Bryce. El auto de Matty desapareció. No podían llamar a la policía tan inmediatamente así que decidieron esperar un poco. Matty volvió minutos después junto a Bryce que se lastimó un brazo. Matty lo llevó al hospital para que le pusieran puntos. Katrina parecía muy preocupada pero Issac no podía dejar de ver a Bryce cuya vista miraba algún punto de la habitación mientras ignoraba a todos. Sintió cómo el odio que ya de por sí sentía por lo de Dylan sólo se acumulaba al que sentía por Bryce. Simplemente no podía creer cómo es que ese tipo no podía dejar de causar problemas y no comprendía cómo era que todavía sus padres lo defendían. Se esperaba eso de su madre. Sin embargo el que habló para defenderlo fue Matty. Su hermanito menor que era su adoración le dijo que él no tenía ningún derecho de echar a nadie de la mansión porque no era su casa. Issac sintió cómo la ira se le iba hasta la cabeza. No podía creer lo que pasaba. Matty no era así. Él era alegre y acataba sus órdenes como ninguna otra persona.
Trató de controlarse. Matty era menor y no sabía de qué hablaba. No quería enojarse con él.

— Manejo los negocios de la familia y soy la razón por la que ustedes tienen tantas comodidades— dijo Issac tratando de no parecer enojado aunque no lo lograba, evidentemente estaba enfadado—. Soy yo quién ha pagado tu educación e incluso ese auto que usaste para llevarte a ese inútil.

Matty no podía creer lo que escuchaba. No quería pelear. Pero tampoco se quedaría así.

— Nunca te pedí que hicieras ninguna de esas cosas— le dijo a Issac—. Si me las ibas a cobrar entonces debiste avisarme que a cambio de todo eso yo debía aceptar todas las cosas estúpidas que dices y debía soportarte aún cuando hay días donde eres totalmente intolerable y nadie te habla no porque te respeten, sino porque te tienen miedo.

Issac sólo pudo mirarlo tratando de regular su respiración agitada por la ira. Katrina y su esposo sólo observaron todo aquello totalmente incrédulos. Bryce no podía creer que eso estaba pasando, le costaba concentrarse por la presencia de Matty pero por lo poco que lograba escuchar, sabía que las cosas no podían ser más caóticas: él jamás antes supo que Matty contradijera a Issac y le resultaba impensable estarlo presenciando.

— ¿Eso es lo que piensas de mí?— le preguntó Issac muy molesto.
— No— dijo Matty muy serio aunque realmente sentía una gran presión en el pecho que quería hacerlo llorar pero se estaba aguantando como podía—. Desde hace mucho pienso que eres alguien cruel y arrogante. Pero estás demasiado ocupado admirando tu grandeza que no puedes verlo...

Y hasta ahí pudo hablar porque Issac no lo dejó continuar. Le soltó una bofetada en la cara. Matty casi pierde el equilibrio y cae. Katrina se acercó inmediatamente a él para sostenerlo del brazo y evitar la caída.

— ¿Qué crees que haces?— le dijo ella a Issac totalmente exaltada.
— Estaba diciendo estupideces, se merecía ese golpe— dijo Issac aún muy enojado pero en parte sorprendido por haber reaccionado así.

Matty sentía aquel golpe en la cara como si lo quemara. Pero más que querer ponerse a llorar se sentía enojado. Se llevó la mano a la cara y miró a Issac con tristeza.

— Lo único que hice fue llevar a mi hermano al hospital porque lo necesitaba— le dijo Matty a Issac tratando de no llorar—. Porque cuando alguien está herido, lo ayudas. Eso es lo correcto. Es lo que él hizo hace 20 años por mí y gracias a eso no puede tener una vida normal porque apenas puede caminar. Y aún si algo en su cabeza hace que me odie, yo no lo odio. Lo quiero. Es mi hermano. Es mi familia. Pero no tiene caso que te explique eso a ti porque no sabes lo que es... y tienes suerte de que ese estúpido libro te consiguió un esposo porque de otro modo tu futuro sería quedarte en esta enorme casa vacía tú sólo porque no sabes lo que es querer a alguien y por lo mismo nadie podría quererte nunca...

Issac iba a acercarse totalmente encolerizado cuando su padre intervino y lo sostuvo de brazo para impedir que avance. Katrina vio su oportunidad en ese momento y tomó a Bryce del brazo, luego a Matty de la mano y los llevó escaleras arriba. Subieron lentamente porque Bryce no era rápido pero se alejaron. Ella se sentía muy asustada, jamás había visto a Issac así de molesto. Usualmente lo estaba pero se contenía. En ese momento el que lo contenía era su padre mientras le decía que los dejara porque eran sus hermanos. Llegaron al pasillo y fueron hasta la habitación de Bryce. Entraron. Estaba oscuro. Katrina encendió las luces. La habitación era un caos, había basura y desorden por todas partes. A Bryce no le gustaba que entraran a limpiar así que nadie lo hacía. Se acercó a la cama y ayudó a su hijo a sentarse. Después miró a Matty. Sus lágrimas bajaban por sus mejillas porque se cansó de contenerlas. Ella fue para abrazarlo.

— Descuida, todo estará bien— le dijo Katrina tratando de no verse nerviosa—. Se le pasará el enojo. Ya sabes cómo es él...
— ¿Cómo es que dejaron que se volviera así?— le dijo Matty mientras se separaba brevemente de ella y la miraba—, ¿Cómo es que le dieron tanto poder?

Katrina sólo pudo mirarlo con dolor. Ni siquiera ella misma lo sabía. Lo único que entendía en ese momento era que dependía de Issac para todo. Su vida estaba en sus manos.

— No lo sé— admitió ella—, pero hay que cerrar la puerta. Por si acaso.

Fue hasta la puerta, la cerró y le puso seguro. Después se acercó a sus hijos. Bryce seguía sentado en la cama con el brazo izquierdo vendado sobre su regazo. Matty estaba a un lado de la cama, lo suficientemente lejos como para que Bryce no estuviera temblando de miedo. Su mano aún estaba en su cara.

— Déjame ver tu cara— le dijo ella.

Matty descubrió su mejilla. Estaba inflamada. Katrina se acercó a un pequeño mini bar que Bryce tenía ahí donde guardaba refrescos y bebidas alcohólicas para no tener que salir de la habitación. Abrió y tomó una lata. Estaba fría. Le indicó a Matty que debía ponérsela en la cara. El joven lo hizo. Después Matty le entregó la bolsa de papel. Ella la abrió. Tomó la receta y la miró.

— Parece que debes tomar una cápsula ahora— le dijo a Bryce—.  Y aquí sólo hay refrescos. Hijo, debes beber más agua... haré que te traigan más agua mañana.

Se acercó y tomó otra lata. Después abrió un frasco de medicinas y tomó una cápsula color blanco. Se la dio a Bryce. Él la tomó. Ella le abrió la lata. Él bebió como pudo. Katrina miró a Matty, que miraba la puerta con temor.

— No vendrá— le dijo ella—. No te preocupes.
— No, eso no me preocupa— dijo Matty—. Lo que me preocupa es que dejé afuera la bandeja con comida. A eso venía yo desde el principio. Iré por ella.

Katrina no quería dejarlo pero no lo detuvo. Matty abrió la puerta y vio la bandeja en el suelo junto a la pared. Aprovechó para dar un vistazo rápido en caso de que Issac estuviera por ahí pero no, al parecer su padre logró contenerlo.
Tomó todo y entró. Después cerró. Se lo ofreció a su madre.

— Dylan se esforzó tanto por hacer estas tartas— dijo Matty—. Pero no por impresionar a Issac. Lo hizo porque la tarta de manzana es la favorita de Bryce. Sólo por eso. Así que no debería desperdiciarla.

Después Matty simplemente se acercó a la puerta. Abrió.

— Me iré a dormir— dijo—. Buenas noches.

Katrina no pudo decirle nada. Sólo lo observó irse.
Matty salió al pasillo y fue a su habitación. Abrió, entró y fue directamente a su cama. Se arrojó a ella y lloró un poco.

Katrina no sabía qué decir o pensar. Sólo sabía que todo eso era doloroso. No entendía cómo su familia se volvió algo así.

— No hice nada— dijo Bryce de repente.

Ella lo observó confundida.

— ¿A qué te refieres?— le preguntó.
— No ayudé a Matty— dijo Bryce—. Dejé que lo lastimaran.

Ella sintió ganas de llorar. Se sentó a su lado y lo abrazó.

— Cariño, nunca ha sido tu responsabilidad cuidar de Matty— le dijo—. Eso es algo que yo debería hacer. Pero soy tan mala madre que no pude salvarlo cuando era bebé y tampoco pude hacerlo ahora... todo esto es mi culpa.

Bryce no entendía qué pasaba. Sólo sabía que el corazón le dolía y sentía unas ganas casi incontrolables de ir a buscar a Matty. Porque sentía que no estaba a salvo. Conocía a Issac y sabía que lo sucedido esa noche no se quedaría así.