117. Brazalete

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Ese domingo, Dylan no había planeado salir a ninguna parte, sus actividades se limitaban a estar dentro del departamento y terminar sus deberes. No obstante los terminó rápidamente y se quedó sin nada por hacer. Pensó en ponerse a leer cuando notó que desde su habitación podía ver directamente hacia una pequeña panadería que estaba frente a su edificio. A veces el olor del pan recién horneado llegaba hasta ahí, filtrándose por su ventana. Ese día aquel delicioso olor nuevamente llegó hasta su nariz y le hizo sentir mucha nostalgia. Le recordaba a la cafetería de su familia. Pero estaba solo y le daba un poco de pavor salir sin Marie. Desde que llegó a la ciudad no iba a ninguna parte sin ella, sin embargo sabía que no podía depender de ella por siempre y debía aprender a hacer las cosas por sí mismo, aún si le daban miedo. Pensó que sólo debía salir del edificio, atravesar la calle, comprar pan y luego volver.

Le tomó varios minutos llenarse de valor para hacerlo. Pero una vez que se decidió, buscó su abrigo, las llaves del departamento y salió de ahí. Fue por el pasillo hasta el ascensor. Aplastó unos botones y lo esperó. El ascensor se detuvo, las puertas se abrieron y entró. Se movió un poco pero luego se detuvo. Las puertas se abrieron y entró una mujer. Dylan trató de no mirarla fijamente porque era muy tímido y ella era una desconocida, pero pudo verla gracias al reflejo de las puertas metálicas. Era una mujer alta de cabello castaño y ojos verdes brillantes. Usaba un abrigo azul y una boina blanca. Era mucho más alta que él y eso le llamó la atención en primer lugar a Dylan porque jamás antes había visto a una mujer tan alta. La observó de reojo y fue ahí cuando sus ojos se encontraron. Ella también estaba mirándolo pero desvió la mirada rápidamente. Dylan no entendió qué podría resultarle interesante de él a alguien como ella. El ascensor se detuvo en la recepción y ella salió rápidamente. Dylan también pero con más calma. Una vez afuera, sintió el aire frío tocar su cara. Había muy poco tránsito así que cruzar la calle fue fácil. Luego entró a la panadería y le gustó todo lo que vio. No pudo elegir así que compró varias cosas. Pagó y cuando le dieron su pan en una bolsa de papel enorme, regresó al departamento. Se sintió a salvo una vez que estuvo ahí. Imaginó que Marie iba a sorprenderse tanto al saber que hizo algo así por sí mismo. La esperó con impaciencia mientras hacía chocolate caliente.

Marie y Sebastian vieron una película, fueron a comprar un par de cosas y al final regresaron a casa. En el camino ella le preguntó si no llegaría tarde para atender a Issac.

— En realidad te llevaré a tu edificio pero me quedaré ahí de una vez— dijo—. Se me hace un desperdicio regresar a casa siendo que debo volver ahí de todas formas.
— ¿Y vas a esperar en el auto a que sea la hora de llevar al señor Cassell a su reunión?
— No esperaré por mucho. Además estoy acostumbrado a esperar.
— Puedes esperar con nosotros— le dijo ella—. En el departamento de Dylan.

Llegaron y fueron directamente hasta ahí. Fue una idea buena porque Dylan ya los esperaba con chocolate caliente y pan. Tanto a Marie como a Sebastian les sorprendió que Dylan cruzara la calle para ir por pan.

— Es peligroso— le dijo ella—. Esta ciudad no es tan segura como parece.
— Coincido— dijo Sebastian—. Hay gente muy rara en los callejones de esta ciudad.
— Si saben que vives en este edificio, podrían secuestrarte— le dijo Marie.
— ¿Por qué harían eso?— dijo Dylan.
— Porque vivir aquí no es algo que cualquiera pueda— dijo Sebastian—. Por eso el señor Cassell vive aquí. De hecho deberías pensar en por qué él me contrató. No soy sólo su chófer, soy su guardaespaldas.
— Para la próxima que quieras salir, dime para que vayamos juntos— le dijo ella.
— Está bien— dijo Dylan.
— Ahora bebamos esto— dijo Sebastian feliz—, huele muy bien.
— Dylan tomó clases de cocina así que considérate afortunado por poder beber algo que hizo— le dijo Marie.
— Sabe bien, me siento con suerte— dijo Sebastian.
— ¿La cita salió bien?— preguntó Dylan.

El libro de los amores imposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora