Issac se sentía de buen humor luego de la terapia. Lo de conseguir el departamento fue sólo la cereza sobre el pastel. Sentía que todo en su vida comenzaba a encontrar una solución y no podía evitar sentirse muy alegre por eso. Llegó la hora de irse, se despidió de algunas personas en la oficina (que no podían creer que Issac les habló porque generalmente los ignoraba) y fue a buscar su auto. Sebastian lo esperaba y lo llevó hasta su edificio. Antes de salir, Issac le agradeció por su ayuda. Eso le pareció raro a Sebastian pero él ya sabía que su jefe se había estado comportando diferente desde que fue a su pueblo. De algún modo no le sorprendió tanto.
— Es un placer ayudarlo, señor Cassell— dijo Sebastian.
Issac sólo le sonrió y salió del lugar. Sebastian no pudo dejar de pensar si ese cambio de actitud tenía algo que ver con el esposo de su jefe. Parecía lo más obvio de no ser porque él sabía que Issac no tenía un buen matrimonio. De hecho días antes le pareció que se veía muy triste y no entendía por qué repentinamente se veía contento.
Issac entró al edificio, fue al ascensor y esperó hasta llegar a su piso. Cuando las puertas se abrieron, salió y fue por el pasillo. Entró a su departamento. Se encontró a Marie en el salón principal, acomodando unas cosas. Ella lo vio y se apresuró a acercarse.
— Señor Cassell, bienvenido— le dijo ella.
— ¿Dónde está Dylan?— preguntó él.
— En la habitación. Duerme.
— Bien— le dijo él—. Ven conmigo.Él salió de ahí y ella lo siguió con cierta curiosidad. No sabía qué pasaba pero tampoco tenía ganas de cuestionar nada. Issac fue por las escaleras. El nuevo departamento estaba sólo un piso arriba así que sintió innecesario el usar el ascensor. Llegaron, fueron por el pasillo y se detuvieron en una puerta. Estaba abierta porque los de limpieza aún seguían ahí. Entró y los hombres se acercaron para decirle que su trabajo ya estaba hecho. Él les agradeció y se fueron. Marie miró alrededor y le pareció un lugar muy bonito. Estaba amueblado pero aún así un poco vacío.
— Ven por aquí— le dijo Issac.
Él se fue por un pasillo. Ella lo siguió. Llegaron a una habitación grande que tenía una cama, enormes ventanas y un gran clóset en la pared.
— Ya es tarde pero para mañana traerás todas las pertenencias de Dylan aquí— le dijo Issac.
— ¿Aquí?— dijo ella confundida.
— Ésta será su habitación.
— No entiendo, ¿Se van a cambiar de departamento?
— No, sólo él— le dijo Issac—. El otro es muy pequeño para los dos. Pero en este hay más espacio, sobre todo para ti.
— ¿Yo?— dijo ella confundida.
— Ven— le dijo él mientras salía de ese lugar.Fue a la habitación cercana. Entró y ella también.
— Ésta será tu habitación. Es más pequeña pero espero que estés cómoda— le dijo.
— ¿Hay otra habitación?— dijo ella muy confundida.
— En realidad hay una tercera que también tiene una cama— dijo Issac—. No le di órdenes muy específicas a mi asistente pero aún así ella lo hizo muy bien. Dylan decidirá para qué quiere usar esa habitación extra. Ven, te enseñaré la cocina.Le mostró las partes faltantes del departamento. Le indicó que al día siguiente debía equipar la cocina para que Dylan tuviera todo lo que necesitara. Le dio también algunas instrucciones sobre el resto del lugar. Luego salieron de ahí hasta el pasillo. Iban a bajar las escaleras cuando ella habló.
— Disculpe— le dijo—, ¿Entonces ya no trabajaré para usted?
Issac la observó. Ella parecía angustiada.
— No pero sí para Dylan— le dijo él—. Por un tiempo. Sólo hasta que él se acostumbre a la ciudad. Después podrás volver a la mansión con mi mamá si así lo deseas.
— Comprendo— dijo ella un poco decepcionada. Le dolió saber que ya no lo vería tanto como antes. Pero sabía que había ido a la ciudad para cuidar de Dylan así que aceptó su destino.
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El libro de los amores imposibles
Roman pour AdolescentsSi tu nombre aparecía en el libro dorado junto al de otra persona, debían casarse o de lo contrario cosas terribles le pasarían a todo el pueblo. Dylan lo sabía, creció toda su vida sabiendo que un día debía casarse con Issac Cassell para salvar a s...