El libro de los amores imposibles

140. Pueblo

Issac se subió al auto y sostuvo el volante con firmeza. Dylan subió al asiento del copiloto y se puso el cinturón. Lo hizo con tanta naturalidad que Issac no pudo quitarle la vista por unos segundos mientras se preguntaba si algo había pasado con Dylan. Se veía tranquilo y más cómodo... nada qué ver con la forma en la que se había portado desde que se conocieron. Cuando iba a preguntarle, Matty le indicó que ya podían irse. Se giró para ver los asientos traseros. Tanto Matty como Angela ya tenían puestos sus cinturones. Issac volvió su vista al frente. Empezó a conducir lentamente por la calle. No había nieve pero sabía que debía ser cauteloso. La calle podría estar resbalosa.

— ¿Hay algún otro pueblo cercano?— preguntó Angela.
— No, estamos muy lejos del más próximo— dijo Matty.
— ¿Todas las personas del pueblo están ahí o algunas viven por los bosques?— dijo ella.
— Hay gente en los bosques— dijo Matty—. Pero no muy lejos de aquí. Hay animales salvajes en lo profundo del bosque así que no es seguro vivir ahí.
— Hay una tribu— dijo Issac—. En algún lugar del bosque.
— ¿En serio?— dijo Matty—, me contaron que había una pero no lo creí.
— Hay una, no es muy grande y son nómadas aunque nunca abandonan este bosque— dijo Issac.
— ¿Los has visto?— le preguntó Matty con curiosidad.
— No, sólo sé que están en alguna parte— dijo Issac—. No tendrían por qué irse, ellos estaban aquí desde antes de que nuestros ancestros vinieran a estas tierras.
— ¿Entonces no tienen contacto con la población?— dijo Angela.
— Sí pero sólo si es necesario— dijo Issac—. Eso me contó mamá cuando le pregunté sobre ellos.
— ¿Por qué le preguntaste?— dijo Matty.
— Me interesaba saber de ellos— dijo Issac—. Habían rumores en el pueblo sobre que ellos tenían poderes.
— ¿Qué tipo de poderes?— dijo Angela con curiosidad.
— Eran como adivinos o algo así— dijo Issac—. Realmente no lo sé. Nadie me pudo decir con seguridad en dónde podría encontrarlos.
— Litzy dijo que decían que ellos veían el futuro y el pasado— dijo Matty—. Creí que exageraba.
— ¿No es lo que hacen los adivinos en las ferias?— dijo ella.
— También pensé en eso— dijo Matty.
— Quizá sólo es una forma de estafar a la gente— dijo Issac.
— Sí, ver el futuro es imposible— dijo Angela.

Dylan sólo se quedó en silencio escuchando cómo hablaban. No estaba seguro si lo que le pasó a él contaba como ver el futuro porque no lo vio, lo vivió. No sabía cómo podría explicar todo lo que pasó. Era aún muy confuso para él.
Llegaron al pueblo. Dejaron el auto en la calle y salieron. Llevaron a Angela por el palacio de gobierno, luego por la iglesia, por el parque y otros sitios que Matty quiso que conociera.

— Es muy bonito todo esto— dijo ella—. Lo sería más si las personas no nos miraran tanto.
— Eres una desconocida, llamas la atención— le dijo Matty.
— No, ellos de por sí hacen eso— dijo Dylan.
— Quizá debimos vestirnos diferente— dijo Angela—, sobre todo él.

Señaló a Issac.

— ¿Qué tiene mi ropa?— dijo Issac mientras se miraba.
— Estás muy elegante considerando que estamos en un pueblo— le dijo ella.
— Me visto así siempre y no voy a cambiar sólo porque estoy en otro lugar— dijo él.
— ¿Siquiera es cómodo estar así?— le preguntó Matty.
— No te ves cómodo— le dijo Angela—. Te ves bien, pero no cómodo.
— Estoy cómodo, ya me acostumbré— le dijo Issac.
— A mí me gusta— le dijo Dylan—. Te ves bien.

Issac lo observó sorprendido mientras terminaba de procesar lo que escuchó. Era un cumplido y cuando se dio cuenta, su cara se puso un poco roja. Así que evitó mirar a Dylan y desvió la mirada al suelo.

— Gracias— le dijo con pena.

Angela y Matty se empezaron a reír en cuanto lo vieron así de avergonzado.

— No se rían— dijo Issac molesto.
— ¿Acaso tienes cinco años?— le dijo Angela entre risas.
— No sabía que hasta tú podrías ponerte así— le dijo Matty.