7. Jefe

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Issac era el segundo hijo del matrimonio Cassell. Tenía el cabello castaño y los ojos azules de su madre. Decían que se parecía más a su padre y él siempre adoró en secreto cuando le decían eso. Era un cumplido porque admiraba a su padre más que a cualquier otra persona. Quería ser como él. De niño siempre fue una persona llena de vida y alegría. Cumplía con sus tareas y disfrutaba de jugar con otros niños. Sabía que simplemente por tener ese apellido ya tenía responsabilidades pero nunca se lo tomó muy en serio hasta que una vez presenció cómo su padre golpeaba a su hermano Bryce.

Su padre siempre fue cariñoso con todos ellos, les sonreía amablemente y no los reprendía. Issac tenía trece años cuando jugaba en el jardín con Matty que tenía apenas siete años. Bryce apareció de la nada y corrió hasta ahí como si huyera de algo. Tropezó y cayó. Isacc pensó en ir a ayudarlo pero en ese momento su padre llegó hasta él y le habló.

— No lo toques— le dijo muy serio.

Issac se quedó ahí. Su padre se acercó a Bryce y le dijo que se levantara. Él lo hizo como pudo.

— Eres una vergüenza para tus antepasados y no mereces el apellido “Cassell”— le dijo y después le dio una bofetada en la cara.

Bryce de quince años en ese entonces, no pudo mantener el equilibro y cayó al suelo nuevamente. Isacc no podía creer lo que veía. Quería ayudarlo pero la voz de su padre lo hizo detenerse.

— Aléjate de él— le dijo su padre y después se fue.

Issac lo observó irse. Matty se acercó a Bryce mientras se veía asustado.

— ¿Bryce?— le dijo Matty con la carita mojada en lágrimas.

Bryce se levantó y se fue lentamente. Issac se quedó ahí preguntándose qué pasó. Trató de que le dijeran pero nadie lo hizo. Su mamá no sabía y su padre evitó el tema. Así que en la tarde decidió buscar a su hermano en su habitación. Bryce no le dijo nada. Lo ignoró totalmente.

Al día siguiente su padre pidió hablar con él. Fue al salón principal cerca de la chimenea. Su padre estaba ahí como usualmente se veía: usando un elegante traje gris, con el cabello oscuro perfectamente peinado y fumando un habano.

— Acércate— le dijo.

Issac lo hizo con un poco de temor, era imposible no sentirse asustado después de ver cómo golpeó a su hermano el día anterior. Había un sofá por ahí. El padre se sentó y exhaló un poco de humo antes de hablar.

— Bryce ha fracasado como representante de esta familia— dijo muy serio con su voz grave—. Felicidades, ahora el futuro jefe serás tú. No te vuelvas una decepción como él. Puedes irte.

Issac salió sintiéndose muy confundido. Lo primero que hizo fue buscar a Bryce. Golpeó la puerta de su habitación muchas veces pero como no le abría decidió pasar. La puerta estaba abierta. No lo encontró. Decidió esperarlo. Tuvo que quedarse ahí un tiempo porque él volvió hasta muy noche. Cuando entró lo miró sorprendido.

De todos los hermanos, Bryce era el que más se parecía a su padre. Tenía el mismo color de cabello, los mismos ojos e incluso la misma voz grave y profunda. Sin embargo su cabello era ligeramente ondulado como el de su madre. No le gustaba cortárselo así que se lo dejaba crecer. En ese momento lo tenía hasta los hombros.

— Bryce, papá dijo que ya no serás el jefe de esta familia— le dijo Issac angustiado.
— Ah— dijo Bryce con indiferencia mientras entraba y dejaba un par de cosas que sacó de su bolsillo sobre una mesa.
— ¡Eso no está bien para nada!
— Me da igual— dijo Bryce muy tranquilo.
— ¡No puede no importarte, se trata de esta familia!
— ¿Qué quieres que te diga?— le dijo Bryce molesto—, ¿Esperas que te felicite por ser el nuevo futuro jefe? Eso no va a pasar. Así que vete.
— No quiero que me... felicites...
— Pero si estás muy feliz por eso— le dijo Bryce—. Es lo que siempre has querido, ¿No? Ser como papá. Bien, ahora puedes. Lárgate.

Después se dejó caer en su cama. Issac salió de ahí. No sabía si quería serlo. Una parte de él se sentía orgulloso pero otra sentía que le estaba quitando algo muy importante a su hermano.
Trató de hablarle los siguientes días pero Bryce lo evadió. Y su padre comenzó a ignorar a Bryce. No lo miraba siquiera. Issac no sabía qué pasó entre ellos pero sentía que su hermano no se merecía tanto desprecio. Aunque Bryce parecía estar bien con eso. Hasta que tuvo un problema en su escuela.

Entonces su padre volvió a golpearlo y esta vez no en el jardín. Lo hizo en el salón principal de la casa, enfrente de todos. Los sirvientes hasta se acercaron para ver. Lo golpeó un par de veces. Su nariz comenzó a sangrar. Issac iba a interferir cuando Bryce habló.

— ¡Tu estúpido apellido y tu estúpida familia pueden irse al infierno!— gritó totalmente exaltado—, ¡Los odio a todos, ojalá sufran mucho!

Entonces el padre le soltó otro golpe. Bryce cayó al suelo.

— ¡Un día les pasará algo tan horrible que hará que este estúpido apellido no importe!— gritó desde el suelo.

Su padre se acercó y lo pateó en el estómago. Bryce se quedó sin aire y dejó de hablar. Katrina quería acercarse pero su esposo la miró muy seriamente y negó con la cabeza. Entonces ella tomó la mano de Matty que lloraba mucho por ver todo eso y se lo llevó. El padre también se fue. Los sirvientes se alejaron. Bryce se quedó ahí en el suelo con una expresión de dolor en su cara.
Nadie lo ayudó. Los demás posiblemente sí querían. Pero no Issac. Él no quería ayudarlo para nada. Él quería golpearlo más. Quería hacerlo retractarse de sus palabras. No comprendía cómo fue capaz de desearle cosas tan terribles a su propia familia. A ellos que le habían dado todo.
Entendió por fin a su padre: Bryce no podría ser el jefe de esa familia. Tenía que serlo él. Entonces se giró y se fue.

Desde ese día estudió más que cualquier otro niño. Incluso lo prefería antes que salir a jugar. Se esforzó en ser lo que su padre quería y tanto trabajo daba resultado: su padre lo felicitaba. Incluso en las fiestas que organizaba presumía de él. Sin embargo no era fácil. Muchas veces sentía que no podría ser lo que esperaban de él. O se cansaba tanto que ya no podía esforzarse más. No era alguien particularmente inteligente así que tenía que estudiar mucho o sus calificaciones no salían bien. Lloraba algunas veces por la frustración cuando algo no salía como quería. Después se odiaba por llorar. Su padre no lloraba. Su padre no era débil. Bryce era débil, él no tenía que ser así. Como odiaba sentirse así, decidió tratar de sentir menos. Aprendió a reprimir sus sentimientos. No se permitía sentir nada genuinamente. Sonreía y decía cosas amables si la situación lo ameritaba pero no significaba que así se sentía. Para él manejarse así era más fácil. Daba resultado: a sus 16 años ya todos los que lo conocían decían que sería un excelente suplente de su padre.

Lo admiraban y sus padres presumían sus logros. Él sabía que tenía una gran responsabilidad encima pero no le asustaba. Hasta fantaseaba con cómo sería cuando lo fuera. Observaba a su padre y aprendía. Sabía que preservar a la familia lo era todo. El apellido Cassell era antiguo y respetado por todos. Él se encargaría de hacer que siguiera siendo así... y entonces su nombre apareció en el libro dorado.

Lo que más recordaba de ese día era la cara de Bryce que también estaba ahí. Mientras todos se lamentaban y parecían no creerlo, Bryce tenía una sonrisa en la cara. Quizá porque lo que dijo aquel día sí se cumplió. Eso era tan horrible que a nadie le importaba si se trataba de un Cassell.

Sin embargo Isacc no entendió eso como una maldición. Era sólo otra responsabilidad, una más a la lista de cosas que debía hacer porque así se lo exigían. Y su padre lo vio de ese modo también. Eran los Cassell, ninguna maldición les quitaría honorabilidad. Así que le dijo que desde ese día tendría un prometido con el que en el futuro crearía un hogar. Issac lo aceptó sin cuestionarlo. Por dentro estaba muy asustado pero no se permitió sufrir. Decidió ser fuerte y cambiar la perspectiva: él no estaba siendo obligado a casarse, estaba eligiendo salvar al pueblo. Y no había nada más honorable que salvar la vida de las personas.

Así que esa situación que debía darle vergüenza le comenzó a dar orgullo.

El libro de los amores imposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora