53. Olor

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Cuando Bryce corrió totalmente aterrado por los pasillos, no se detuvo a pensar siquiera a dónde se dirigía. Sólo quería huir lo más rápido posible, como si eso pudiera desaparecer el pasado.
Se detuvo cuando casi resbala con la alfombra. Se sentía cansado y adolorido porque su cuerpo no estaba en condiciones para moverse tanto. Se detuvo y vio una puerta. La abrió y se metió adentro. La cerró con fuerza y respiró profundamente.

Matty se había ido a llorar a la biblioteca. Lo hizo un buen rato hasta que escuchó el sonido de una puerta al azotarse. Eso lo hizo salir. Se limpió la cara y miró alrededor. Pensó que no era nada y estaba por volver cuando escuchó un ruido en la habitación de al lado. Como si se cayeran muchas cosas. Se acercó y con lentitud abrió la puerta.

— ¿Hola?— dijo.

El lugar estaba un poco oscuro pero por la ventana se filtraba la luz. Vio a su hermano Bryce recargado en una mesa. Había un florero en el suelo, Matty pensó que quizá se cayó cuando Bryce se acercó. Parecía roto y eso lo alertó. Imaginó que su hermano podría estar herido. Entró al lugar y cerró la puerta.

— ¿Te encuentras bien?— le dijo angustiado—, ¿Te lastimaste?

Bryce sólo se quedó mirando aquella silueta que se acercaba. Se quitó las gafas. Reconoció a Matty. Pero se sentía tan mareado que no sintió miedo.
Matty se inclinó a recoger el florero. Luego miró a su hermano. Le quería decir que le mostrara su brazo cuando recordó que se suponía que Bryce le temía. Retrocedió un poco. Miró a su hermano mayor a los ojos con angustia.

— Perdón, me iré ahora— le dijo Matty sintiendo mucha inquietud.
— No llores— le dijo Bryce mientras lo miraba—. Odio verte triste.

Matty no entendió eso. Recordaba su expresión de temor cuando chocaron en el salón principal. Se acercó un poco para verlo más de cerca.

— ¿Estás bien?— le preguntó.
— ¿Tú estás bien?— le dijo Bryce y Matty pudo reconocer el olor del alcohol en su aliento—, no quiero que llores...
— Ah, estás ebrio— le dijo Matty más relajado—. Tiene sentido. Creo que yo también. Aunque no tanto como tú según parece...

Entonces Bryce levantó su brazo y pasó su mano suavemente por el contorno de la cara de Matty. Él sólo se quedó quieto sintiendo aquella caricia. Sintió más ganas de llorar pero las soportó.

— No hagas eso— le dijo tratando de no llorar—. Me duele...
— ¿Te estoy lastimando?— le dijo Bryce.
— Bryce, todo lo que tú haces me ha dolido desde siempre. Si eres malo conmigo, duele. Pero no tanto como cuando eres bueno. Porque sé que no quieres serlo. Tú me odias. No quieres que yo esté cerca...
— Matty, yo no te odio— le dijo Bryce con seriedad—. Yo te amo.

Luego ser acercó más y torpemente rodeó el cuerpo de Matty con sus brazos. Matty sintió cómo su corazón se aceleró de golpe. Su cara se puso muy caliente y sus ojos se llenaron de lágrimas. Abrazó tenuemente a Bryce mientras las dejaba rodar por sus mejillas.

— Te amo— le dijo Matty entre sollozos—, siempre te he amado... ¿Por qué no puedes darte cuenta? Si tan sólo lo supieras...
— Qué bien hueles— le dijo Bryce, que tenía los ojos cerrados mientras lo abrazaba—, es muy dulce... como tú.

Matty no podía controlar su llanto. Le dolía demasiado el corazón. Iba a decirle a Bryce que también le gustaba su olor cuando sintió cómo él acercó más su cara hacia él. Eso lo hizo separarse un poco y girarse. Sus caras quedaron muy cerca.

— Me gustan tus ojos— le dijo Bryce—. Es un azul muy diferente...
— Son iguales que los de mamá— le dijo Matty sintiendo cómo su corazón latía muy rápidamente.

El libro de los amores imposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora