El libro de los amores imposibles

115. Compromiso

La primera en la lista de Katrina como candidata a esposa de Matty, era Mireya Hart. Su familia no tenía dinero pero sí una reputación muy buena, tanto que los Hart eran considerados a veces para algunas reuniones informales de los Cassell. La familia no era muy grande pero tenían tres hijos, dos varones y la menor era mujer. Tenía un par de años más que Matty pero a Katrina eso le parecía irrelevante. Así que le mandó una invitación para tomar el té en la tarde. Mireya la recibió y se la mostró a su madre. Ella supo que una invitación de ese tipo sólo significaba una cosa: Katrina deseaba casar a uno de sus hijos y esa era la oportunidad de saber si la chica era apropiada o no. Sabiendo esto, hizo que su hija se esforzara en peinarse, en usar sus mejores ropas y le recordó algunas cosas que podía decir en caso de que Katrina preguntara. Después cuando Ken fue por ella, la dejó en sus manos mientras le rezaba a dios que su hija fuera suficiente para algún Cassell.

Matty accedió a la reunión porque no tenía más alternativa. Su rostro aún tenía moretones pero su madre los ocultó con un poco más de maquillaje. Esperó en el salón principal a que Mireya llegara. Ella apareció por la puerta a la hora acordada. Katrina la hizo pasar. La invitó a sentarse en un sofá cercano a donde Matty se encontraba. Les llevaron té. Ken iba a retirarse pero Katrina le pidió que se quedara. Él lo hizo sin saber bien por qué.

Bebieron té mientras Katrina sostenía una charla casual muy animada. Matty interactuó pero muy poco. Mireya se veía evidentemente nerviosa pero aún así logró mantenerse activa en la conversación. Después de beber té, Katrina la invitó al jardín. En ese momento Matty aprovechó para irse a la biblioteca. Ken decidió entonces llevarle un poco de té a Bryce, sobre todo porque quería mantenerse ocupado. Le agradaba Matty y sabía que el muchacho no quería casarse pero su padre lo estaba obligando.

Llevó todo a la habitación de Bryce, que tenía las puertas abiertas. Lo encontró pintando cerca de la ventana.

— Perdón por pasar sin permiso— le dijo mientras se reincorporaba en la habitación.
— Está bien— dijo Bryce mientras miraba desde su ventana a su madre y a otra persona—, ¿Quién es ella?

Ken se acercó. Notó lo que miraba.

— Mireya Hart, está de visita hoy aquí— dijo Ken.
— ¿Es del pueblo?— dijo Bryce—, creo que la he visto en alguna parte...
— Sí, su familia tiene una tienda de ropa— dijo Ken.
— ¿Desde cuándo mi mamá usa algo que no sea de diseñador?
— Hoy está como invitada— dijo Ken mientras se acercaba a donde dejó la charola con la comida—. Es pretendiente de Matty.

Bryce dejó caer su pincel al suelo. Después miró a Ken, que estaba sirviendo té de una tetera.

— ¿Matty tiene una pretendiente?— preguntó Bryce con la cara bien pálida.
— Debe tener varias pero no todas están aprobadas por su madre— le dijo Ken—. Sólo cinco pasaron la prueba. Mireya es la favorita de su madre... ¿Quiere azúcar?

Bryce se quitó el delantal que usaba para no ensuciarse y lo dejó a un lado mientras se acercaba a Ken.

— ¿Por qué le están buscando una esposa a Matty?— preguntó Bryce alterado—, él es pequeño y... joven para eso...
— Su padre así lo ordenó— dijo Ken—. No sé por qué, le pregunté a su madre y no me quiso decir...
— Matty no puede casarse— dijo Bryce y se dio media vuelta hacia la puerta.

Salió de la habitación. Ken lo vio irse pero no pudo decir nada. No sabía bien qué pasaba.
Bryce caminó lentamente pero con seguridad hasta el despacho de su padre. No preguntó si podía pasar, sólo abrió y entró. Su padre estaba detrás de un escritorio de madera lustrosa, leyendo un libro. Al ver a Bryce ahí, lo observó pero no se movió.

— Te equivocaste de salón— le dijo—. El licor está en el salón de al lado.
— Matty no puede casarse, es muy joven— le dijo Bryce con determinación.
— No va a casarse, va a comprometerse— le dijo su padre con tranquilidad—. No es lo mismo. Hasta yo sé que sería estúpido que se casara ahora. Podría encontrar un mejor postor en el futuro...
— Matty no es una cosa que puede tener un dueño— le dijo Bryce con enojo mientras se acercaba.