Dylan se acercó a Issac y lo abrazó. Issac no entendió lo que pasó pero también lo rodeó con sus brazos. Nuevamente Dylan notó lo cálido y reconfortante que se sentía que lo abrazaran así. Estuvieron de esa manera unos segundos, mientras Dylan dejaba caer sus lágrimas tratando de no hacer ruido. Issac estaba muy preocupado por todo eso pero tampoco sabía cómo abordar el tema. Sentía que podría decir algo mal y hacer que Dylan se fuera. Sin embargo no podía quedarse así, la incertidumbre lo inquietaba demasiado.
— Dylan, amor— le dijo—, ¿Podemos ir adentro y hablar?
Dylan se separó un poco de él para mirarlo. Limpió sus lágrimas con las mangas de su pijama y después asintió. Issac lo tomó de la mano y lo llevó lentamente a su habitación. Una vez que ambos estuvieron dentro, cerró la puerta bien. Dylan se sentía un poco más relajado ahora que ya sabía un poco mejor lo que pasaba. Issac fue hasta él. Se sentó a su lado.
— ¿Está todo bien?— le preguntó Issac—, me preocupas.
— Ya estoy bien— dijo Dylan más recuperado.
— ¿Qué fue lo que pasó?
— Sólo... olvidé unas cosas. Pero todo está bien.
— Olvidar cosas no está bien para nada— le dijo Issac—. Mañana iremos al centro del bosque con la tribu y...
— De verdad estoy bien— le dijo Dylan—. Vamos a dormir.El muchacho se subió a la cama y se metió entre las sábanas. Issac no estaba convencido de nada pero aún así se acostó a su lado. La lámpara cerca de la cama estaba encendida. Se acercó para apagarla pero Dylan le preguntó si podía dejarla así un rato.
— ¿Por qué?— le dijo Issac—, ¿Ethan te contagió el miedo a la oscuridad?
— ¿Le teme a la oscuridad?— dijo Dylan.
— No siempre— dijo Issac con rareza, no podía creer que Dylan no recordara algo así—. Puede dormir bien si tiene a su leoncito.
— Un leoncito— dijo Dylan pensativo.
— Tú se lo regalaste cuando lo conociste— le dijo Issac—. Es un muñeco de felpa con forma de león.Eso hizo reír a Dylan.
— A mí de verdad me gustan los animalitos de felpa— admitió Dylan.
Eso también puso de mejor humor a Issac.
— Ahora todos los que eran tuyos están en la habitación de Ethan— le dijo Issac—. Cosa buena para él, mala para Bryce porque siempre se los arroja.
Dylan soltó una pequeña risita.
— Quiero poder jugar con él mañana— dijo Dylan.
— Espero que lo hagas— le dijo Issac—. Ethan te ama. No es un secreto que eres su padre favorito.
— No es cierto, él habló mucho de ti hoy— le dijo Dylan.
— Aún así eres el favorito. No es competencia y sinceramente estoy bien con eso. No tengo idea de cómo leerle cuentos. No del modo en el que tú lo haces.
— ¿Cómo se quedó dormido hoy?
— Le canté una canción— dijo Issac—. Y no te burles, ya sé que canto horrible pero a él le gusta.Eso hizo reír aún más a Dylan. Jamás se imaginó hablando así con Issac. No podía creer que no sólo podía hablar de ese modo, si no que tenían un buen matrimonio. No se habían divorciado. Aún así sentía que debía corroborarlo.
— En algún momento tú querías divorciarte de mí— le dijo Dylan—, ¿Aún piensas en eso?
Issac se acercó más a él. A Dylan le dio un poco de inquietud pero no se movió.
— Te amo— le dijo a Dylan con seriedad—. Jamás pensaría en dejarte. De hecho tener que hacerlo para volver al trabajo es muy difícil. Me gustaría estar contigo todo el tiempo. Sé que sólo nos separamos unos días porque vuelvo los fines de semanas pero... te extraño en cada uno de ellos.
— ¿Me lo juras?— le dijo Dylan.
— Te lo juro por todo lo que tengo y todo lo que soy— le dijo Issac, tomó su mano.
— Yo... también te amo— le dijo Dylan mientras su corazón latía con fuerza—. Es cierto.
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El libro de los amores imposibles
Novela JuvenilSi tu nombre aparecía en el libro dorado junto al de otra persona, debían casarse o de lo contrario cosas terribles le pasarían a todo el pueblo. Dylan lo sabía, creció toda su vida sabiendo que un día debía casarse con Issac Cassell para salvar a s...