85. Invitado

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Issac llegó a casa. Se sentía mentalmente muy cansado. Katrina y Matty se acercaron a él rápidamente.

— ¿Y?— dijo ella preocupada.
— Todo está bien— mintió Issac—. Ellos entienden que Dylan es mi esposo y esta es su casa.
— Qué bien— dijo Matty.
— ¿Sigue dormido?— preguntó Issac.
— Debe estar muy cansado— dijo Katrina.
— Bien, que descanse— dijo Issac—. Yo haré lo mismo.

Después se dirigió al pasillo que daba a las escaleras. Subió con lentitud y sin ganas. Se sentía de verdad cansado. Fue a la habitación que acondicionaron para él. Se acostó en la cama. Cerró los ojos y deseó no despertar nunca.
Casi al mismo tiempo en que Issac se quedó dormido, Dylan despertó. Se levantó mientras se sentía muy desorientado. Vio a Matty y pensó que estaba soñando. No tuvo tiempo para pensar más en eso porque Katrina apareció y le preguntó si se sentía bien mientras parecía muy angustiada.

— Mamá, lo vas a asustar— le dijo Matty.
— Sólo quiero saber si está bien— dijo ella.
— Se ve bien— dijo Ken.

Dylan no había visto que Ken también se encontraba ahí. Como se sentía culpable, decidió no mirarlo. Desvió su mirada al suelo. Matty notó eso y pensó que debía estar triste.

— Todo está bien— le dijo Matty—, si quieres ir a casa, te llevaremos.
— Pero Issac ya fue a ver a sus padres para que él pueda quedarse— dijo Katrina—, sería un desperdicio que se fuera.
— ¿Fue a mi casa?— dijo Dylan angustiado.
— Así es— dijo Katrina—. Te quedaste dormido en el auto y... decidí traerte aquí. Pero todo está bien porque Issac fue para hablar con tus padres y ellos están de acuerdo en que te quedes aquí.

Dylan se sintió mejor cuando supo eso pero después pensó que quizá estaba siendo egoísta al querer estar lejos de sus padres. Pero no se sentía querido por ellos. Sinceramente no deseaba tener que volver. Internamente le alegraba estar ahí y aunque no sabía por qué Issac fue para hablar con ellos, le puso feliz que lo hiciera.

— Pero si no quieres puedes decirnos— le dijo Matty—. No te obligaremos a quedarte.
— Estoy... bien— dijo Dylan aún con timidez.
— Perfecto— dijo Katrina de mejor humor—, con todos de acuerdo, tomemos algo de té. Parece que va a nevar pronto.

Ella ordenó que le llevaran café. Efectivamente comenzó a nevar, Dylan vio caer la nieve desde la ventana. Preguntó por Issac pero Katrina le dijo que seguramente se fue a dormir.
Pensó que quizá no se sentía bien y eso le preocupó pero no dijo nada. Ya no quería causar más molestias. Sin embargo se la pasó esperando el resto del día que Issac apareciera pero eso nunca pasó. Incluso no fue a cenar. Katrina le envió comida a Bryce pero no a él. Le pareció raro pero no dijo nada, sobre todo porque el señor Cassell lo miró con mucho desdén durante la cena y eso lo puso muy nervioso. Ya en la noche, Katrina le dijo que dormiría en la habitación de siempre y eso entusiasmó mucho a Dylan porque creyó que Issac estaría ahí. Podría verlo y quizá hablar con él. No obstante al entrar a esa habitación, notó que estaba vacía. No preguntó por qué, no se sentía con el derecho. Se alistó para dormir y se metió entre las sábanas de esa enorme y vacía cama.

Issac se despertó al día siguiente sintiendo que le dolía la cabeza. Así que se giró al otro lado, cubrió su cabeza y volvió a dormir. No se despertó hasta que Matty fue para decirle que debía comer algo.

— No tengo hambre— le dijo con sueño.
— Pero no has comido nada desde ayer— le dijo Matty—. Mamá está preocupada.
— No moriré si no como durante un día. Ojalá eso pasara— dijo con amargura.
— No digas eso, es muy triste... ¿Te sientes triste?
— No, sólo... muy desanimado.

Matty lo pensó un poco.

— Quizá estás deprimido— le dijo—. De ser así necesitas atención médica.
— Estoy bien, sólo quiero dormir— dijo Issac.
— Come algo al menos— le dijo Matty—, Dylan hizo panqueques, están muy ricos.
— ¿Por qué hizo eso?— preguntó Issac—, él está aquí como invitado, no para servirles.
— No es un invitado, es tu esposo— le dijo Matty.
— Es un invitado.
— Durmió en tu habitación y tú eres el que está en la habitación de invitados.
— Genial, soy el invitado en mi propia casa— dijo Issac.
— Jamás pensé que eso pasaría— dijo Matty—. Tú no eras así.
— Ya no importa— dijo Issac—. Ya nada es importante.

El libro de los amores imposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora