80. Volver

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Dylan se sintió bastante triste al ver la cama vacía a su lado. Sin embargo decidió no pensar lo peor. Imaginó que lo que Issac hizo seguramente fue tan importante que no pudo llegar a dormir. Pensar en eso le hizo imaginar que tal vez él estaba cansado y hambriento por tanto trabajo. Creyó que cocinar sería una buena idea. Se cambió de ropa y se apresuró a salir de la habitación. Bajó las escaleras y fue a la cocina. Las personas que trabajaban ahí ya se encontraban limpiando algunas cosas. Lo miraron llegar.

— Buenos días— dijo él con timidez.
— Buenos días... señor Cassell— dijo una de las mujeres.
— ¿Eh?— dijo Dylan confundido.
— Es que ahora que se casó con el señor Issac... ¿Cómo deberíamos llamarle?— dijo otra mujer.
— Sólo... Dylan— dijo él—. Como siempre.

Ellas no parecían convencidas.

— ¿Se le ofrece algo?— preguntó una.
— Yo... quiero hacer el desayuno— dijo Dylan—. Pero si ya lo tienen hecho, entonces está bien, esperaré a mañana...
— Aún no hacemos nada— dijo la misma mujer—, y aún de hacerlo si usted quiere algo sólo ordénelo. Esta es su casa ahora, ¿No?

Dylan no pudo decir nada porque no estaba seguro. Sin embargo quiso cocinar y las mujeres se ofrecieron a asistirlo.
Cuando Katrina entró a la cocina, vestida tan elegante como siempre, descubrió que olía muy bien y vio a Dylan muy atareado.

— ¿Qué es todo esto?— preguntó sorprendida.
— Buenos días— le dijo Dylan.
— ¿Para qué cocinas tanto?— dijo ella mientras miraba unos panecillos.
— Hago el desayuno— dijo Dylan—, espero que no les moleste.
— No, para nada— le dijo ella—. Pero no debías molestarte.
— Me... agrada cocinar— dijo Dylan.
— Entonces... iré por el resto de la familia— dijo Katrina.

Salió de ahí y fue a buscar a sus hijos. La habitación de Matty era la más cercana así que decidió ir a buscarlo primero. Sin embargo no lo vio. Le pareció extraño. Caminó un poco más por la habitación y entonces vio que él estaba acostado en el suelo. Se acercó rápidamente alterada. Lo movió para hacerlo despertar. Matty abrió los ojos.

— ¿Mamá?— le dijo sorprendido.
— ¿Qué haces aquí?— le dijo ella.

Matty se levantó un poco y vio que dormía en el suelo.

— Creo que me caí de la cama— dijo adormilado.
— Me asusté mucho al verte ahí— le dijo ella aliviada, le ofreció su mano para ayudarlo a levantarse.

Matty le extendió el brazo. Ella lo tomó. Entonces vio que él tenía unas marcas en el antebrazo.

— ¿Qué te pasó ahí?— le preguntó.

Matty notó lo que su madre le señaló.

— Eh... no sé— dijo Matty—, me lastimé por ahí... iré a bañarme.

Se fue directamente al baño. Katrina no pudo preguntarle nada más pero le pareció muy raro. Salió de ahí y fue a la habitación de Bryce. Se encontró con Issac todavía dormido pero su otro hijo ya estaba despierto. Pintaba junto a la luz de la ventana. Se internó más en la habitación.

— ¿Aún no despierta?— preguntó ella.
— Creo que está muy cansado— dijo Bryce—. O muy triste. Puede que ambas cosas.

Katrina se acercó y se sentó en la cama. Movió a su hijo para ayudarlo a despertar. Issac abrió los ojos.

— Ya debes levantarte— le dijo ella.
— Tengo sueño— le dijo Issac y se cubrió la cabeza con el edredón.
— Debes bajar a desayunar— le dijo ella.
— No tengo hambre— le dijo Issac.

Ella suspiró. Sabía que no podía obligarlo a nada y creyó que quizá él bajaría en algún momento. Le dijo a Bryce que bajara a comer algo. Sin embargo Bryce no quería tener que encontrarse con Matty así que le dijo que lo haría luego. Katrina regresó a la cocina ella sola.
Quería poder ayudarle a Dylan pero él parecía tener todo cubierto. Se fue al comedor principal. Su esposo se encontraba ahí.

El libro de los amores imposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora