Capitulo 9: Primera Misión

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Dos horas... Llevo dos horas cabalgando bajo el sol ardiente, hace mucho calor para mi gusto, era soportable para mi hace una hora, ahora estoy qué me derrito, lo bueno es qué he conseguido cambiarme de ropa en el castillo, tengo una habilidad para crear vestimenta ha mi gusto, solo me imagino y ropa mientras cierro los ojos, cuando los abro tengo puesta la nueva ropa, eso es algo qué viene acompañado de mi don, cómo no soy un personaje oficial puedo reescribir mi vestimenta, también he dejado mi cabello suelto con chinos, para hacer notar mis tres colores de fantasía, rosa, morado y hasta abajo rojo, buena combinación con el pelo castaño oscuro.
El vestido es color carmesí, falda por encima de las rodillas, de manga farol, bajo con fruncido, con un nudo trasero, es algo parecido ha lo de mi mundo, un pantalón negro y unas botas cortas negras.
El caballo qué vengo montando parece un andaluz, tiene colores grises y oscuros, se parece mucho ha una galleta oreo, su cabellero es gris oscuro, el de su cola es blanco, me enamore de el, en el momento en qué lo vi, ha eso se le llama amor ha primera vista y creo qué tenemos una buena conexión.
Delante de mi está Alonso, su caballo parece un pura sangre de color marrón rojizo, pero no estoy segura, no soy una experta en caballos.

Alonso: Oye...

Brisia: ¿Si?.

Alonso: Eres rara.

Brisia: ¿Disculpa?

Alonso: Digamos qué resaltas entre tantas mujeres, ese tipo de ropa jamas lo había visto en una mujer y ese cabello... ¿Eres una bruja?.

Brisia: Nop, uso hechizos para modificar mi apariencia.

Alonso: Cómo sea, vas ha llamar mucho la atención en el momento en qué pisemos el pueblo, no te voy ha rescatar de los mirones, es tú problema no mio, y dejame hablar ha mi con las personas, tienen confianza en mi.

Otra vez está sensación,  desde qué nos alejamos del bosque magico no he podido estar evitando la sensación de ser vigilada y seguida por algo o alguien desde las sombras de los árboles cercanos al camino, giro mi cabeza hacía la dirección en donde tengo me da un gran escalofrio qué recorre mi columna, veo una pequeña silueta esconderse entre los arbustos, se me hace muy familiar.
Tiro de la rienda del caballo para detenerlo, ha los pocos metros Alonso se da cuenta de qué me he detenido, hace detenerse al caballo y camina de regreso ha mi, por su expresión seria y el ceño fruñido está molesto, no me importa, quiero averiguar lo qué me vigila desde las sombras.
Estaba apunto de bajar del caballo para echar un vistazo, hasta qué de los arbustos sale una pequeña figura naranja, de un solo salto termina aterrizando enfrente de mi, en el cuello del caballo, sonrió al ver unos lindos ojos con una grande y brillante pupila negra, se me calienta el corazón al verlo.

Brisia: Me haz estado siguiendo, eres un zorro de fuego muy travieso.

Es el pequeño amigo de mi última visita, luego de mi reunion con Tadeo, decidi estudiar más sobre las posiciones, este pequeño amigo al parecer le ha gustado la sandia porque me termino siguiendo hasta mi escondite, me costo un par de intentos poder acariciarlo, lo manipule con el estómago, le gustan las galletas de vainilla, ya qué me gane su confianza su cola dejo de mostrar su llama intensa, me sentí agradecida porque cuando entro quemo la cortina, también ahora tiene la flama apagada, supongo qué para no herir al caballo.

Alonso: Está cosa era lo qué nos estaba siguiendo.

Brisia: Tú también te habías dado cuenta.

Alonso: Por supuesto, me entrenaron para estár atento ante cualquier amenaza, cómo sea, volvamos ha nuestro camino, haz qué tú mascota se vaya.

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