Capitulo 17: Pesadilla Borrosa

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Sobre la cama ahí dos platos enormes repletos de comida, no ahí ni un solo espacio vacio, el joven mago de nombre Leo esta muy hambriento, está comiendo cómo si nunca antes hubiera comido en su vida, hemos sido pacientes con el, no ha sido capaz de hablar, sigue temeroso, quizás hable después de haber ingerido alimentos, una parte de el debe de seguir sintiendo miedo, espero qué lo qué nos de información sea útil.

Alonso: ¿Te sientes listo para hablar?.

Leo: Tengo qué hacerlo, tengo miedo de recordarlo, no quiero hacerlo, todo lo qué paso fue tan horrible.

Brisia: Leo ahí más personas desaparecidas, mago al igual qué tú, no quieres impedir qué esos magos inocentes sufrán lo mismo qué tú.

El da un suspiro mientras pasa un brazo para acariciar su hombro, su cuerpo está temblando de nuevo, puedo ver el temor qué va creciendo en sus ojos, esta apunto de tomarlo de la mano para hacerlo calmar, pero el me dedica una leve sonrisa, creo qué ya se siente listo, aun así termino entrelazando mis dedos con los suyos, el necesita apoyo para poder contar su historia, no puede hacerlo solo, los chicos miran al joven y se concentran en el para escuchar atentamente cada palabra.

Leo está en su cocina preparando su desayuno unos huevos y pan, en estos últimos días no le ha ido bien pero intenta no desanimarse, no ha tenido muchos clientes, solo intenta ser positivo no quiere entrar en desesperación ni preocuparse, pone los dos platos sobre la mesa, le agradece ha Dios por la comida, no son grandes porciones de comida termina de inmediato de comer, estaba por lavar los platos hasta qué escucha unos golpes en la puerta, se sorprendio mucho, no esperaba visitas, además de qué es muy temprano, apenas acaba de salir el sol, se acerco para abrir la puerta.

Oscuro, oscuridad, solamente existe la oscuridad, ¿cómo es qué he terminado en esté lugar?, no tengo recuerdos, solo recuerdo haber abierto la puerta, no se ni siquiera la identidad de la persona qué estaba tocando la puerta, mi vista es borrosa... No puedo ver nada, pero si puedo oler, flores con un fuerte olor, al principio es dulce hasta qué en cuestión de segundos huele ha muerte, un olor putrefacto, cómo un cuerpo en descompocisión, juraria qué vi el destello de una radiante luz, desaparece rápidamente, puedo oler ha sangre fresca.

Me duele la cabeza luego de haber escuchado todo el relato de Leo, sin duda debió de haber estado pasando por mucho tiempo, de tan solo imaginar ese lugar, se me eriza la piel y un escalofrío me recorre cada rincón de mi columna, estoy afuera de la habitación en el pasillo, estoy apoyada en la pared mirando el techo, levanto la manga de mi vestido dejando ver mi muñeca, 8:24 pm del día miercoles, debo volver el jueves por la noche, apenas llevo un día en esté mundo, en el mio han sido dos, me molesta el diferente paso del tiempo.

Tadeo: Es un reloj muy extraño, es la primera vez qué veo uno así.

Brisia: Es un regalo de mi padre, me lo dio cuando cumpli 15 años, está casi nuevo yo... No se lo quise decir pero lo había perdido, no se cómo estuvo lo guarde en un lugar y lo olvide, hasta hace unos meses lo encontre en un viejo bolso qué usaba, lo deje de usar porque mamá me dio uno nuevo ese cumpleaños.

Tadeo: Les paso algo ha tus padres, puedo ver algo de tristeza en tus ojos, apesar de tú sonrisa se qué no te sientes bien.

Brisia: (Suspiro) Ellos... Fallecieron... Hace casi 3 años.

Tadeo: ¿Qué les paso?.

Brisia: (No se cómo explicarlo) Viajaban en una carreta en un día lluvioso, no tuvieron mucha suerte.

Tadeo: Lamento mucho tú perdida, debió de ser algo difícil para ti.

Brisia: Aun lo sigue siendo, la verdad es qué yo... Caí en depresión, aun sigo luchando con eso en ocasiones especiales, sus cumpleaños, el mio, el día en qué se fueron, muchas cosas, en especial porque yo tú la culpa.

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